Tarde o temprano lo esperaba.
Ha vuelto a pasar.
Ansiaba equivocarme.
Son las 11:11,
la hora que marca tu indiferencia.
La cafetera abierta,
el último polvo de lo que dicen café.
No hay azúcar,
ni edulcorante,
ni raspadura.
Amargo el trago,
amargo es el verdadero sabor del café.
Ese, es el verdadero sabor de la vida en un país que no existe.
He vuelto a mandar fuego en mis palabras.
Nunca me las quedo,
mejor afuera,
dentro me consumen.
He vuelto a sentir la ira,
el alivio,
la culpa.
Culpa de haber dicho lo que necesitaba decir.
Culpa por el miedo de haber perdido el futuro que sueño.
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