No cometerás adulterio / Thou shalt not commit adultery
Saludos, hermanos de @mcgicares. En esta oportunidad voy a compartir con ustedes un mensaje que compartí el sábado en la congregación y que es la continuación de la serie acerca de los diez mandamientos. En esta ocasión se trata del séptimo mandamiento, en el que se nos prohíbe cometer adulterio, pero ampliaremos el estudio al concepto adulterar para entender mejor la manera en que se pervierten las cosas, tal como se pervierte una relación.
Éxodo 20: 14 No cometerás adulterio.
Veamos los siguientes conceptos:
Adulterar:
- Alterar o eliminar la calidad y pureza de una cosa añadiéndole algo que le es ajeno o impropio.
- Alterar o falsear el sentido auténtico de una cosa o la verdad de un asunto.
Adulterio: Relación sexual de persona casada con otra que no sea su cónyuge. Constituye grave infracción al deber de fidelidad que impone el matrimonio.
Adulterar es pervertir o modificar, y adulterio tiene que ver específicamente con una relación de dos personas que se han jurado lealtad y fidelidad, pero al no respetarse el juramento y se le da entrada a una tercera persona, ya la relación matrimonial ha sido adulterada, pervertida o modificada del diseño original que le dio el Señor cuando dio una mujer para un hombre en Edén.
En pocas palabras, el adulterio se produce cuando una persona casada, o dada en casamiento, es decir, comprometida para casarse con una persona específica, tiene relaciones sexuales con una persona diferente de aquella con quien se ha comprometido delante del Señor. Algunos dirán: Solo le di un beso, pero el beso es el inicio del acto sexual porque ya hay intercambio de espíritus, unión física e incluso se pueden crear lazos que serán difíciles o imposibles de romper.
El adulterio, así como la fornicación, es un pecado contra el cuerpo de la misma persona que lo comete y hay intercambio de espíritus, por lo que las personas que lo cometen quedan enlazadas hasta que exista el arrepentimiento y el Espíritu Santo haga la obra liberadora. Veamos el siguiente pasaje:
1 CORINTIOS 6: 15 ¿No se dan cuenta de que sus cuerpos en realidad son miembros de Cristo? ¿Acaso un hombre debería tomar su cuerpo, que es parte de Cristo, y unirlo a una prostituta? ¡Jamás! 16 ¿Y no se dan cuenta de que, si un hombre se une a una prostituta, se hace un solo cuerpo con ella? Pues las Escrituras dicen: «Los dos se convierten en uno solo». 17 Pero la persona que se une al Señor es un solo espíritu con él.
18 ¡Huyan del pecado sexual! Ningún otro pecado afecta tanto el cuerpo como este, porque la inmoralidad sexual es un pecado contra el propio cuerpo. 19 ¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos, 20 porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo.
Debemos recordar también que el cuerpo de la persona casada ya no le pertenece sino que es de su cónyuge, tal como lo expresa el Espíritu Santo en el siguiente pasaje:
1 CORINTIOS 7: 3 El esposo debe satisfacer las necesidades sexuales de su esposa, y la esposa debe satisfacer las necesidades sexuales de su marido. 4 La esposa le da la autoridad sobre su cuerpo a su marido, y el esposo le da la autoridad sobre su cuerpo a su esposa.
Vemos que una persona casada ya no debe estar pensando en tener relaciones sexuales con otra persona diferente a su cónyuge, y si está soltera, no debe pensar en tener relaciones sexuales con nadie.
Las personas que practican el adulterio son de las que menos se pueden confiar porque si son capaces de traicionar a una persona con la que comparten lecho, son capaces de traicionar a quien sea por el solo placer de satisfacer sus deseos carnales.
Toda persona es tentada a cometer adulterio en algún momento de su vida, incluso llegamos a adulterar en nuestros pensamientos, pero así como en los demás pecados, podemos dominar a los deseos pecaminosos, incluso aun más, porque el adulterio no es pecado circunstancial como lo puede ser el asesinato, mentira, codicia, robo e incluso la idolatría, sino que el pecado tiene dos etapas:
LA PRIMERA etapa nace en el corazón de las personas, es decir, se produce el deseo y la persona decide si alimentarlo o rechazarlo, pero aun alimentándolo es posible que no llegue a consumarlo sino que lo rechace más adelante, es decir, recobre la cordura y se aparte de la maldad que ha entrado a su corazón;
LA SEGUNDA etapa es la ejecución, cuando ya la persona está decidida a consumar lo que ha visto en su mente y le ha gustado, al punto que no le importan las consecuencias, entre las que se pueden mencionar las siguientes:
Destrucción de la relación matrimonial, ya que es sabido, aunque se quiera ignorar o negar, que todo lo que sucede debajo del sol se va a saber algún día;
Rechazo por parte del círculo en común, ya que como se dijo, un adúltero es la persona en la que menos se puede confiar;
Aflicción y resentimiento en los hijos, ya que esa será una espina muy difícil de sacar del corazón, al punto que puede producir un legado de relaciones inestables, así como de promiscuidad en los hijos;
Consecuencias espirituales, que aunque no son las menos importantes son las que menos se observan, ya que estas van dentro de la persona que ha cometido tal pecado, al punto que la persona se siente despreciable (estando en lo correcto), costándole perdonarse a sí mismo aun cuando conozca al Señor. Este peso espiritual hace mucho más lento el crecimiento espiritual de la persona.
Es fácil determinar cuando hemos cometido adulterio con nuestro cónyuge, incluso hay casos en que es fácil ver cuando otra persona ha cometido adulterio con su cónyuge, pero no es fácil reconocerlo cuando el adulterio es contra el Señor, porque no es visible a menos que la persona sea una pecadora sin restricciones.
Hay muchas personas que mantienen una apariencia de piedad delante de las demás personas, llegando a engañarse a sí mismas, pero la apariencia no salva de la infracción porque el Señor conoce hasta las intenciones del corazón.
El Maestro nos dice que cuando deseamos a una mujer ajena ya estamos adulterando en nuestro corazón, aun cuando seamos solteros porque quien se mete con alguien casado también adultera, ya que el adulterio propiamente dicho es un pecado que se comete con otra persona, y esa mujer casada no adulteraría si no hubiera alguien más que participara con ella del acto carnal.
Quien lleva una doble vida, es decir, mantiene apariencia de piedad, pero peca libremente cuando está en otro grupo o solo, es un adultero delante del Señor y recibirá la recompensa que le corresponde al que comete adulterio abiertamente.
Es triste ver como hay personas que se conforman con ser amantes cuando el diseño del Señor para ellas es que tengan su matrimonio conforme al plan original, es decir, un hombre con una mujer, sin más nadie y de ningún otro modo.
Ahora bien, hay personas que no tienen relaciones sexuales con una persona diferente a su cónyuge, pero adulteran la verdad, por lo que son llamados mentirosos, y de estos se hablará cuando corresponda, pero hay que saber que en ellos tampoco hay que confiar porque para adulterar algo primero hay que conocerlo, es decir, tener intimidad y estas personas han tenido intimidad con el Señor y su palabra, pero les parece que no es suficiente lo que tienen y van a recibir por parte del Señor, desviándose hacia las riquezas, por lo que son llamados las “semillas caídas entre espinos”, ya que los afanes del mundo y los deseos de tener riquezas matan la verdad que el Señor puso en ellos.
Para cerrar, es necesario recordar estos puntos:
El adulterio del diablo es tan grande que ha llegado a hacer creer a las personas SIN CRISTO que son lo que no son, como sucede con los hombres que dicen ser mujeres y viceversa. Si es capaz de confundir a las personas de esa manera, cuando se ha conocido como es desde que nació, seguro puede confundirnos con respecto a lo que es bueno o malo si no nos mantenemos en la disciplina de Cristo, es decir, fieles a sus enseñanzas, pero si nos mantenemos fieles, el Espíritu Santo nos guiará de tal manera que podremos saber cuál pez tiene en su boca los recursos necesarios para cubrir nuestras necesidades, así como el Señor le dijo a Pedro sobre el pez con la moneda para pagar los impuestos.
Greetings, brothers and sisters of @mcgicares. In this opportunity I am going to share with you a message that I shared on Saturday in the congregation and that is the continuation of the series about the Ten Commandments. This time it is about the seventh commandment, in which we are forbidden to commit adultery, but we will expand the study to the concept of adultery to better understand the way in which things are perverted, just as a relationship is perverted.
Exodus 20:14 "You shall not commit adultery.
Let's look at the following concepts:
Adulterate:
- to alter or remove the quality and purity of a thing by adding to it something foreign or improper.
- To alter or falsify the authentic sense of a thing or the truth of a matter.
Adultery: Sexual intercourse of a married person with someone other than his or her spouse. It constitutes a grave infraction of the duty of fidelity imposed by marriage.
To adulterate is to pervert or modify, and adultery has to do specifically with a relationship of two people who have sworn an oath of loyalty and fidelity to each other, but when the oath is not respected and a third person enters into it, the marriage relationship has already been adulterated, perverted or modified from the original design given by the Lord when He gave a woman for a man in Eden.
Simply put, adultery occurs when a person married, or given in marriage, that is, engaged to be married to a specific person, has sexual relations with a person other than the one to whom he or she is betrothed before the Lord. Some will say: I only gave him a kiss, but the kiss is the beginning of the sexual act because there is already an exchange of spirits, physical union and even bonds can be created that will be difficult or impossible to break.
Adultery, as well as fornication, is a sin against the body of the same person who commits it and there is an exchange of spirits, so the people who commit it are bound together until there is repentance and the Holy Spirit does the liberating work. Let us look at the following passage:
1 CORINTHIANS 6: 15 Do you not realize that your bodies are actually members of Christ? Should a man take his body, which is part of Christ, and join it to a prostitute? Never! 16 And do you not realize that, if a man joins himself to a prostitute, he becomes one body with her? For the Scriptures say, "The two become one." 17 But the person who is joined to the Lord is one spirit with him.
18 Flee from sexual sin! No other sin affects the body as much as this one, for sexual immorality is a sin against the body itself. 19 Do you not realize that your body is the temple of the Holy Spirit, who lives in you and was given to you by God? You do not belong to yourselves, 20 because God bought you at a high price. Therefore, honor God with your body.
We must also remember that the married person's body no longer belongs to him but to his spouse, as the Holy Spirit expresses it in the following passage:
1 CORINTHIANS 7: 3 The husband is to satisfy the sexual needs of his wife, and the wife is to satisfy the sexual needs of her husband. 4 The wife gives authority over her body to her husband, and the husband gives authority over his body to his wife.
We see that a married person should no longer be thinking about having sexual relations with someone other than his or her spouse, and if he or she is single, he or she should not be thinking about having sexual relations with anyone.
People who practice adultery are the least trustworthy because if they are capable of betraying a person with whom they share a bed, they are capable of betraying anyone for the sole pleasure of satisfying their carnal desires.
Every person is tempted to commit adultery at some point in his life, we even commit adultery in our thoughts, but just as in other sins, we can dominate sinful desires, even more, because adultery is not a circumstantial sin as can be murder, lying, greed, theft and even idolatry, but sin has two stages:
THE FIRST stage is born in the heart of people, that is, the desire is produced and the person decides whether to feed it or reject it, but even feeding it is possible that he does not get to consume it but reject it later, that is, regain sanity and turn away from the evil that has entered his heart;
THE SECOND stage is the execution, when the person is already determined to consummate what he has seen in his mind and has liked, to the point that he does not care about the consequences, among which we can mention the following:
Destruction of the marital relationship, since it is known, even if one wants to ignore or deny it, that everything that happens under the sun is going to be known someday;
Rejection by the common circle, since, as it was said, an adulterer is the person who can be trusted the least;
Affliction and resentment in the children, since this will be a very difficult thorn to remove from the heart, to the point that it can produce a legacy of unstable relationships, as well as promiscuity in the children;
Spiritual consequences, which although they are not the least important are the least observed, since these go inside the person who has committed such a sin, to the point that the person feels despicable (being right), finding it difficult to forgive himself even when he knows the Lord. This spiritual burden slows down the person's spiritual growth.
It is easy to determine when we have committed adultery with our spouse, there are even cases where it is easy to see when another person has committed adultery with their spouse, but it is not easy to recognize it when the adultery is against the Lord, because it is not visible unless the person is an unrestrained sinner.
There are many people who maintain an appearance of piety before other people, even deceiving themselves, but appearance does not save from trespass because the Lord knows even the intentions of the heart.
The Master tells us that when we lust after another woman we are already committing adultery in our heart, even if we are single, because whoever messes with someone married also commits adultery, since adultery itself is a sin committed with another person, and that married woman would not commit adultery if there were not someone else participating with her in the carnal act.
Whoever leads a double life, that is, maintains the appearance of piety, but sins freely when he is in another group or alone, is an adulterer before the Lord and will receive the reward that corresponds to the one who commits adultery openly.
It is sad to see how there are people who are content to be lovers when the Lord's design for them is to have their marriage according to the original plan, that is, one man with one woman, with no one else and in no other way.
Now, there are people who do not have sexual relations with a person other than their spouse, but they adulterate the truth, so they are called liars, and of these we will speak when appropriate, but we must know that they are not to be trusted either because to adulterate something you must first know it, ie, and these people have had intimacy with the Lord and his word, but it seems to them that what they have and are going to receive from the Lord is not enough, and they are diverted towards riches, which is why they are called "seeds fallen among thorns", since the cares of the world and the desire to have riches kill the truth that the Lord placed in them.
In closing, it is necessary to remember these points:
The devil's adultery is so great that he has come to make people WITHOUT CHRIST believe that they are what they are not, as happens with men who claim to be women and vice versa. If he is able to confuse people in that way, when he has known himself as he is since he was born, he can surely confuse us as to what is good or bad if we do not keep ourselves in the discipline of Christ, that is, faithful to his teachings, but if we keep ourselves faithful, the Holy Spirit will guide us in such a way that we will be able to know which fish has in its mouth the necessary resources to cover our needs, just as the Lord told Peter about the fish with the coin to pay the taxes.