Mercados de Peru!

in #mercados3 months ago

Viajar a Perú fue una experiencia mágica, llena de descubrimientos y sorpresas, especialmente en el ámbito gastronómico. Mi objetivo principal durante este viaje era recorrer el mayor número de mercados posibles, en busca de las diferencias entre la gastronomía peruana y la nuestra. Quería comprar una variedad de productos, cocinarlos, probarlos y deleitarme con tantos sabores únicos. Perú, con su rica tradición culinaria, no me decepcionó en absoluto.

Uno de los primeros lugares que visité fue el Mercado Terminal Pesquero de Villa María del Triunfo, un sitio emblemático en Lima. Este mercado es conocido por su impresionante oferta de pescados y mariscos frescos. Desde el momento en que entré, me envolvió un aroma a mar que me hizo sentir inmediatamente en casa. Los puestos estaban llenos de una variedad increíble de pescados: lenguados, corvinas, pejerreyes, entre otros. Pero lo que más me llamó la atención fue la diversidad de mariscos, como los choros, las conchas negras y las almejas.

Conversando con los pescadores, aprendí sobre la frescura de los productos y la importancia del mar en la dieta peruana. Compré ingredientes para preparar un ceviche clásico, siguiendo las recomendaciones de los vendedores. El pescado fresco, combinado con jugo de limón, cebolla roja, cilantro y ají limo, resultó en un plato que capturó la esencia de la costa peruana. Cada bocado era una explosión de sabor y frescura, y pude entender por qué el ceviche es uno de los platos más emblemáticos del país.

Además del Mercado Terminal Pesquero, visité otros mercados en Lima, como el Mercado de Surquillo. Este mercado es famoso por su amplia oferta de productos frescos y autóctonos. Caminando por sus pasillos, descubrí una variedad de frutas y verduras que nunca había visto antes. Las lúcumas, los aguaymantos y los diferentes tipos de ajíes me dejaron maravillado. Cada puesto era una invitación a explorar y aprender.

Uno de los productos que más me fascinó fue la quinua, un grano ancestral que es fundamental en la dieta peruana. En el mercado, encontré quinua de diferentes colores: blanca, roja y negra. Cada una tiene su propio sabor y textura, y los vendedores me dieron varias recetas para probar. También descubrí otros granos andinos, como la kiwicha y la cañihua, que son ricos en nutrientes y tienen una larga historia en la gastronomía peruana.

Mi viaje continuó hacia Cusco, donde el Mercado de San Pedro me recibió con una explosión de colores y aromas. Este mercado, más tradicional y pintoresco, me permitió conocer más sobre los productos de la región andina. Aquí probé por primera vez el maíz morado y el choclo con queso, una combinación sencilla pero deliciosa. También descubrí una variedad de papas que jamás imaginé que existieran. Perú es el hogar de más de 3,000 variedades de papa, y en el mercado de San Pedro, pude ver algunas de las más exóticas y coloridas.

La influencia de la cocina andina se hizo evidente en la variedad de hierbas y especias que encontré. Una de mis favoritas fue la huacatay, una hierba aromática que añade un sabor único a las sopas y guisos. También descubrí la importancia de la muña, una planta similar a la menta que se utiliza tanto en la cocina como en la medicina tradicional.

Uno de los momentos más especiales de mi viaje fue cuando visité el mercado de Pisac, en el Valle Sagrado de los Incas. Este mercado no solo es un lugar de intercambio comercial, sino también un espacio donde las tradiciones y la cultura se mantienen vivas. Aquí, además de los productos alimenticios, encontré artesanías y textiles elaborados por las comunidades locales. Me llevé algunos recuerdos, como mantas y chullos, pero lo más valioso fue la oportunidad de conversar con los vendedores y aprender sobre sus tradiciones.

Cada mercado que visité me ofreció una nueva perspectiva sobre la diversidad y riqueza de la cocina peruana. Desde los pescados frescos del mercado de Villa María del Triunfo hasta los granos andinos en Cusco, cada producto tenía una historia y un sabor únicos. Al regresar a casa, llevé conmigo no solo los ingredientes, sino también una nueva apreciación por la diversidad y riqueza de la cocina peruana. Cada vez que cocino con los productos que traje de Perú, revivo esos momentos mágicos en los mercados y me siento agradecido por haber tenido la oportunidad de experimentar una de las culturas gastronómicas más fascinantes del mundo.


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