Un poco de contexto: Tengo una cuenta de Twitter que fué la que inicialmente le dió nombre a mi marca personal, marca que intento desarrollar desde 2018. Eso. Sigo.
El año pasado, después de tener un trabajo "estable" pero bastante exigente, donde me tocó aprender varias tecnologías, herramientas y frameworks, y sin oportunidad de comprar un curso o ayuda por parte de esa empresa, le di vueltas a la cabeza para renunciar a esa estabilidad, en principio, por agotamiento.
Con el tiempo, vinieron más razones que me motivaban cada vez más a hacerlo. Podría dirimirlas acá, pero no es la razón de esta publicación. Basta con decir, ahorrando detalles, que la relación laboral con mi jefa nunca fué del todo buena, de mi parte y de su parte: Demasiado ego, la brecha generacional (más de 20 años de diferencia), mi disruptividad con su conservadurismo, conflictos de intereses y continuas faltas de respeto mutuas. Dejémoslo así.
En mi cuenta personal de Twitter, en Diciembre, escribí un hilo y lo fijé como recordatorio de lo que quería que me pasara este año, pensando en renunciar a ese trabajo, contrario a todo lo que mi familia me ha enseñado y quizás, guiado por la emocionalidad que me caracteriza cuando las cosas "no me van bien". Parte de ese hilo, contiene la frase que está resaltada más abajo.
Tweet fijado de mi cuenta personal
Ok, todo bien hasta acá (¿o eso creí? 🤷🏼♂️).
El 6 de Enero de este año, apenas me incorporé al trabajo (un trabajo de oficina, de 8 a 5), lo primero que hizo mi jefa, antes de darme el "Feliz Año Nuevo" (cosa que no hizo) es citarme a su oficina. Todo para darme la noticia de que no me quería más en "su empresa", que había encontrado mi reemplazo y que esperaba que esa semana tuviera mi carta de renuncia en su escritorio porque ya no me necesitaba.
¿Acaso no era eso lo que quería? 🤔
La decisión vino casi que por impulso. ¿Sabes esos arranques de comer hasta el hartazgo de una comida que sabes que te hará daño pero es deliciosa?, bueno, así.
No recuerdo haber estado tan feliz de haber firmado y escrito una carta de renuncia, a sabiendas de que perdería, una vez más, mi estabilidad laboral y ganaría, una vez más, el juicio moral de mi familia de ser el loquito de la familia que no sabe lo que quiere.
Elipsis: Tan pronto como salí del trabajo me puse manos a la obra a buscar una nueva "estabilidad" con la sorpresa de recibir una beca completa en un programa de entrenamiento para buscar empleo, que tres meses después me llevó a la empresa en la que trabajo desde Mayo. Abajo, su CEO, Doménica Obando, hizo el anuncio por Twitter, pero los meses de Enero a Mayo dan para otra historia digna de #catarsis que espero contar pronto.
Tweet de Domenica Obando, CEO y Founder de Talently
¿Dije que trabajo desde Mayo? Pues ya no más.
A la fecha que estoy publicando este escrito, tomaron la decisión de desincorporarme, debido a mi rendimiento en las últimas tareas que venía desarrollando en la empresa, pues las había dejado incompletas o entregado con muy poca calidad, sufriendo muchas correcciones.
Esta vez, hubo una enorme diferencia: tuvimos una conversación previa, y fue una muy humana, en donde tuvieron la inquietud acerca de mi rendimiento. Fue allí donde salió a relucir en la conversación las dos poderosas razones (broma no intencional, lo juro 😅) de esta publicación: La frustración y el miedo.
De cierta manera, se repitió la historia anterior: un entorno competitivo que me impulsó a aprender tecnologías desconocidas y fuera de mi zona de confort, nuevos frameworks, nuevas herramientas con el compromismo de asimilarlas en muy corto tiempo para estar "a la altura" de las expectativas. Aunque, acá si hubo acompañamiento, una relación laboral muy respetuosa y colaborativa. Tuve muchas oportunidades de completar cursos de varias herramientas y a su vez, aprender de los desarrolladores seniors quienes me explicaron las tareas que tenía que hacer en cada proyecto, posibles enfoques de solución y metodologías para una mayor productividad.
Una estabilidad soñada, siendo trabajo 100% remoto (la empresa es de Costa Rica), con una remuneración de 2 veces mi sueldo anterior (😍) y flexibilidad horaria sin discusión alguna. Por supuesto, habían deadlines (fechas de entrega) y había que cumplirlos, lo que no importaba demasiado era el como. Un equipo increíble que me abrió las puertas al aprendizaje, como si de una universidad se tratara. En fin, el sueño de cualquier desarrollador.
Ya estoy divagando otra vez en el quizás. Como dijo el trigo: al grano (necesito hacer comedia de la incertidumbre, disculpen la licencia poética 🙏🏼).
La desincorporación vino por mi rendimiento muy por debajo de lo esperado, debido a la frustración de no poder aprender las tecnologías que se requerían, de no entender las tareas, de no entregar a tiempo, de asistir a cada daily (reunión diaria de seguimiento). Todo lo mencionado anteriormente fue mí responsabilidad, de la cual, en un ejercicio de honestidad y asertividad, decidí aclarar y poner mi cargo a la orden, antes de que ocurriera cualquier otro malentendido que ocasionara molestias mayores en el equipo y en la empresa.
Y ahora, ¿qué haré? 🥺
No lo sé.
Tan parco como pudieran parecer ese par de tres palabras, esta vez no quiero caer en la euforia determinada por una responsabilidad ulterior "que me obligue" a no quedarme estancado y hacer parte del círculo de productividad del Universo, bla bla bla... Nada de eso.
Años de psicoterapia me prepararon para este preciso momento, para aprender a decir esas palabras y para aceptar de forma estoica, las consecuencias de un desempleo temporal, porque confío que será temporal. Confio en la confianza (valga la redundancia) que voy a construir a partir de ahora, una confianza mellada por una emocionalidad desordenada, un trastorno de ansiedad generalizada, una autoestima baja, traumas de la adolescencia, y una introversión que me suele castigar más que premiar.
Creo que, por ahora, me toca hacer #catarsis, y hacerme responsable de ella, cuidar mi salud física, mental y financiera (ya empobrecida por el consumismo propio de Diciembre 😅), y empezar a creer, crear y hacer crecer mi marca personal.
Un coctel de emociones me embarga, que saltan sin cesar de la frustración a la rabia, corriendo a la impotencia, la envidia, el resentimiento, cambiando a la tranquilidad y la nostalgia como un mal DJ que interrumpe las canciones en su mejor momento.
La estabilidad laboral es algo que inconscientemente he buscado por mucho tiempo, pero mi realidad grita exactamente lo contrario: ha estado plagada de caos creativo, de accidentes laborales que se convirtieron en fuentes de ingreso, de encuentros inesperados en cafés desconocidos, con desconocidos que tenían oportunidades inesperadas para mí. No es la excepción en este momento, porque el caos y la incertidumbre es la que me llama a escribir en #Hive, a ver las oportunidades que vendrán por encima de mi coctel de emociones (que ya están llegando y tendré la oportunidad de conversarles pronto), a ver el vaso medio lleno, con una suerte de realismo mágico y positivismo que raya en la inocencia (y no sé porqué eso me hace gracia 😂).
En ese sentido, mis pies ya no quieren pararse en ninguna estabilidad laboral nunca más, eso creo. Solo quieren correr y en retrospectiva, creo que los he estado conteniendo.
No tengo más metáforas, más bromas o más palabras que escribir en esta #catarsis. Haré una pausa obligatoria para reflexionar antes de arrancar a correr, supongo...
No lo sé.
Lo leíste de un aguacate🥑
