¡Saludos amigos amantes del café! Hoy paso por aquí para contarles sobre mi experiencia el día de San Valentín con Capuccinos.ruso una verdadera cafetería ambulante. Acompáñenme y les cuento.

El día 23 de enero fue muy importante para mi, fue el día del nacimiento de mi bebé Ángel Alfredo. Nació por cesárea y todo salió perfecto, aparentemente. Después de mi recuperación la pediatra nos comunicó que el bebé nació con una dificultad para respirar y que debían referirlo a la Unidad de cuidados intensivos en el seguro Social.

En ese momento todo se derrumbó para mí. Comenzó una pesadilla que parecía no tener fin. Cuentas extraordinarias en análisis médicos, insumos para los cuidados del bebé, medicamento costosos.

Mi hijo pasó 11 días con un respirador artificial. No sé en qué momento pude recuperarme de la cesárea pero tenía fuerzas de sobra para trasladarme al hospital y poder acariciar su pequeña mano.

Les juro que fue el momento más difícil que he podido pasar en mi vida. No poder cargar a mi bebé, amamantarlo y darle los cuidados que necesitaba.

En mi busqueda de un momento de tranquilidad, llegué a la parte de atrás del hospital y me encontré con un pequeño restaurante donde vendían de todo para los pacientes del hospital y sus acompañantes.

El lugar es precioso. Las plantas están por todos lados, haciendo la estadía en sus pasillos agradable, relajante y lo mejor es que ese espacio verde te permite desconectar de toda la presión y la angustia del hospital.

La señora Teresa, dueña del lugar es una persona muy especial que apoya y ayuda a todos los que estamos en ese tipo de situaciones con pacientes en el hospital. Tuve la oportunidad de conocerla y comprar una bonita planta de flores Trinitaria a la que prometí llamar Tere, en agradecimiento por su atención y por ese bonito lugar.

Mi bebé poco a poco fue mejorando y el día de San Valentín, bien temprano en la mañana, los médicos hablaron de una posible alta médica. Fue cuando vi la luz al final del tunel y comencé a sonreir una vez más. Invité a mi esposo, que nunca se separó de nuestro hijo en todo ese tiempo, a desayunar en ese lugar especial.

Cuando llegamos estaban algunos invitados haciendo un programa de radio desde el Kiosco de Doña Tere. Entre las celebridades locales estaba mi locutor de radio favorito desde que era una adolescente, el conejo.

El conejo y su equipo estaban acompañado de un grupo de personas con un proyecto de ayudar a los abuelos del hogar de ancianos de la ciudad. Esta labor me pareció ideal para celebrar el día de San Valentín, ayudando a otros.

Tambien en el lugar se encontraba el popular "Ruso", un chico que es una cafetería móvil. Va por todas las calles vendiendo Cappuccino, Moka y expreso. En su cinturon especial tiene desde un termo de agua hirviendo, hasta una batidora para la leche del café.

Realmente da gusto verlo preparar Cappuccino en cuestión de minutos. Tiene una seguridad y facilidad que te demuestra que es el mejor en lo que hace y el concepto de su marca es original.

Me encantó el Cappuccino, que además fue cortesía de la casa por San Valentín. Después de este bonito momento, de celebración y felicidad, mi bebé fue dado de alta 2 días después.

Hoy me siento bendecida de poder compartir con ustedes el final feliz de mi historia, que que mi bebé se sigue recuperando en casa con su familia.

Espero nos veamos en una próxima oportunidad. Chao!