Greetings, Silver Bloggers friends.
Ah, what a strange question for a memoir. I will try to grasp the thread by focusing on that futuristic memory where I project what I want and wish for myself, starting from the premise in which I constantly place myself: the future is built today.
A week ago I turned sixty-four years old, I celebrated it with the joy of being grateful for feeling full of life, in good health and with my head full of projects underway and many more to do.
As I write, a term I recently came to know, “Sexalescents”, which refers to that age group over fifty-five years old and who have changed their way of seeing and leading life, who with their actions have been leaving aside the image of the pejorative term “sexagenarian” as a synonym of the final stage of life, something similar to entering the final stretch of the tunnel.
We sexagenarians are more aware that science has lengthened our life span, making us longer-lived and that when you are sixty there is a high probability that you have between twenty and twenty-five years more to live, in view of this idea it is appropriate to ask ourselves: How do you plan to spend it?
The answer for many has been clear, enjoy to the fullest what life is offering us on the way we still have time ahead, then we have been breaking paradigms that lead us to be attentive to our requirements to feel and seek the greatest overall welfare and act accordingly.
From this idea I project myself in my daily life improving some positive habits, among them:
Eating healthier: which implies a greater intake of vegetables and greens, steaming, less meat in sauces, reducing sugar and flour and avoiding processed foods. One point I “must” work on is reducing quantities, because as the old saying goes, at this age, excess calories are not required.
Move the body: avoid a sedentary lifestyle at all costs, so I have a daily walking routine, two days of dance therapy and, since three months ago, I have taken my biodance training very seriously, a discipline that harmoniously combines body-mind and spirit.
Working the mind: Before I focused only on quieting and managing my thoughts, today in the light of neuroscience, I understand that the process “must” be deeper or at least encompass more, because it is also important to work memory, concentration, attention, critical thinking, among so many other aspects. To this end, continuing my mindfulness practices and biodance are fundamental.
Always in a project: Nothing like getting up every day knowing that you have an objective to achieve, a goal to reach and I think that nothing better than a work commitment. If I continue working, preferably in something that fills me and motivates me, that at the end of the day forces me to take off my house clothes, my flip-flops, the smell of cooking and that also generates money for me.
I cultivate relationships: of any kind, although it is better with people who add knowledge, experiences, joys, points of view, enthusiasm and motivation. The most important thing here is to minimize chatting and live life.
I read the post and it makes me laugh because I did like the old story of the boy whose teacher asked him to talk about the elephant and as he did not know anything about this animal, he began his story by saying: This was an elephant that had an ant on its leg..., and from there he began to talk about what he did know, about the ant.
Maybe I went off on a tangent, but the truth is that I feel that in the next decade I will be focused on doing what I like, what I enjoy and what makes me happy.
Saludos amigos de Silver bloggers.
¡Ah! Qué pregunta tan extraña para unas memorias. Trataré de agarrar el hilo enfocándome en esa memoria futurista donde me proyecto en lo que quiero y deseo para mí, partiendo de la premisa en la que me ubico constantemente: el futuro se construye hoy.
Hace una semana cumplí sesenta y cuatro años, lo celebré con la alegría de estar agradecida por sentirme llena de vida, con buena salud y con la cabeza llena de proyectos en marcha y otros tantos por hacer.
Mientras escribo viene a memoria un término que conocí hace po
co “Sexalescentes”, el cual hace referencia a ese grupo etario de más de cincuenta y cinco años y que ha cambiado su manera de ver y llevar la vida, que con su accionar han ido dejando de lado la imagen del peyorativo término “sexagenario” como sinónimo de etapa final de la vida, algo similar a entrar en el tramo final del túnel.
Los sexalescentes estamos más conscientes de que la ciencia nos ha alargado nuestro periodo de vida, haciéndonos más longevos y que cuando tienes sesenta existe una alta probabilidad de que te queden entre veinte y veinticinco años más de vida, ante esta idea es oportuno preguntarse ¿Cómo la piensas pasar?
La respuesta para muchos ha estado clara, disfrutar al máximo lo que la vida nos va ofreciendo en el camino que aún tenemos tiempo por delante, entonces hemos ido rompiendo paradigmas que nos conducen a estar atentos a nuestros requerimos para sentirnos y procurarnos el mayor bienestar integral y actuar en consecuencia.
Desde esta idea me proyecto en mí día a día mejorando algunos hábitos positivos, entre ellos:
Comer más sano: lo cual implica una mayor ingesta de vegetales y hortalizas, cocinar al vapor, menos carnes en salsas, reducir azúcar y harina y evitar alimentos procesados. Un punto en el que “debo” trabajar es en la reducción de las cantidades, pues como dice la vieja consigna, a esta edad no se requieren excesos de calorías.
Mover el cuerpo: evitar el sedentarismo a toda costa, por lo que llevo una rutina de caminatas diarias, dos días de bailo-terapia y, de hace tres meses para acá, he tomado mi formación de biodanza muy en serio, una disciplina que combina armoniosamente cuerpo-mente y espíritu.
Trabajar la mente: Antes me enfocaba solamente en aquietar y manejar mis pensamientos, hoy a la luz de la neurociencia, comprendo que el proceso “debe” ser más profundo o por lo menos que abarque más, porque también es importante trabajar la memoria, la concentración, la atención, el pensamiento crítico, entre tantos otros aspectos. Para ello continuar mis prácticas de mindfulness y la biodanza, son fundamentales.
Siempre en un proyecto: Nada como levantarse cada día sabiendo que tienes un objetivo que lograr, una meta a donde llegar y pienso que nada mejor que un compromiso laboral. Si seguir trabajando, preferiblemente, en algo que me llene y motive, que a fin de cuentas me obligue a quitarme la ropa de estar en casa, las chancletas, el olor a cocina y que además me genere dinero.
Cultivo relaciones: de cualquier tipo, aunque es mejor con personas que sumen en conocimientos, experiencias, alegrías, puntos de vista, en entusiasmo y motivación. Lo más importante acá es minimizar el chateo y vivenciar la vida.
Leo el post y me da gracia porque hice como el viejo cuento del niño al que la maestra le pide que hable del elefante y como no sabía nada sobre este animal, comienza su relato diciendo: Este era un elefante al que se le montó una hormiga en la pata…, y a partir de allí comenzó a hablar de lo que sí sabía, de la hormiga.
Tal vez me fui por las ramas, pero lo cierto es que siento que en la próxima década estaré centrada en hacer aquello que me gusta, disfruto y me hace feliz.
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Fuente de imágenes: Archivo personal
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