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El viejo internado era frío y oscuro, pero no tan oscuro ni tan tranquilo como el dormitorio. Era una enorme casa de piedra antigua con muchas habitaciones, muchas de ellas sin ventanas y con muchas telarañas. Las escaleras eran estrechas y empinadas, pero el piso superior era aún más aterrador que la planta baja, no había ventanas allí arriba, solo puertas altas que conducían a habitaciones cerradas.

Cada puerta tenía una pequeña placa de latón, y cuando la gente pasaba podía leer algunos de los letreros grabados en ellas, tales como:

ESTUDIO DEL CUERPO HUMANO DE LA SRA. GRACE FOSTER o AULA DE MATEMÁTICAS DEL DR. EDWARD JOHNSON

Fue en el estudio de la sra. Foster donde la señorita Smith, una nueva maestra que acaba de llegar la semana pasada, encontró su primer cadáver paranormal. Ella había estado estudiando el cuerpo humano durante meses, tomando fotografías de cadáveres donados a la ciencia por médicos y hospitales.

Se almacenaban en una habitación de la planta baja, junto con otros especímenes como órganos y partes de animales, conservados en frascos llenos de formaldehído. La señorita Smith había estudiado medicina antes de convertirse en maestra en este internado, por lo que sabía lo importante que era aprender anatomía.

Pero no fue hasta que vio al hombre muerto acostado boca arriba sobre la mesa que se dio cuenta de lo horrible y espeluznante que podían ser sus estudios. Estaba vestido de negro, con un sombrero negro bajado sobre sus ojos. Su piel estaba pálida y cerosa, y parecía muy vivo.

Cuando la señorita Smith sacó su cámara, el hombre comenzó a agitarse. Luego se sentó, abrió mucho la boca y gritó. La señorita Smith dejó caer su cámara y salió corriendo de la habitación. Su corazón latía con fuerza y se sentía enferma. ¿Qué tipo de monstruo gritaría así?

Más tarde le dijeron a la señorita Smith que se había imaginado todo y que no se preocupara por eso. Esa noche, sin embargo, mientras yacía despierta en la cama, los gritos seguían sonando en su mente. Finalmente, agotada, se durmió. En su sueño, se quedó sola en una playa y una ola gigante llena de cadáveres humanos iba directo hacia ella. Cuando se estrelló contra la orilla, se despertó gritando.

Cuando la señorita Smith comenzó su día en la escuela a la mañana siguiente, encontró a muchos de los miembros del personal reunidos alrededor de la entrada principal. Había una ambulancia estacionada afuera, y los paramédicos estaban tratando de revivir a alguien adentro. Se dio cuenta de que era un viejo maestro, el más viejo del personal. La directora le pidió a la señorita Smith que se sentara cerca de la biblioteca mientras todo se resolvía.

La señorita Smith entró en la habitación y se sentó. Las paredes estaban llenas de estanterías, y los estantes estaban cubiertos de polvo. Las ventanas estaban cerradas y la única luz provenía de una sola lámpara que colgaba sobre el escritorio. El aire olía a humedad. La señorita Smith tomó un libro y comenzó a leer, pero luego escuchó voces que venían del pasillo. Una de las maestras le estaba contando a otra mujer lo que había sucedido.

— Estoy sorprendida, dijo la primera mujer. Parece que nuestros planes van más rápido de lo que pensábamos.

— ¿Qué? dijo la segunda mujer.

La señorita Smith volvió a poner el libro en el estante. Ella escuchó mientras las dos mujeres hablaban. La primera dijo que había notado algo extraño el día anterior. Había estado caminando por el gimnasio, que también era conocido como el salón de baile y había visto a un grupo de estudiantes acurrucados cerca del escenario.

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Cuando se acercó, escuchó sus susurros. Hablaban de la muerte y sonaban emocionados. Hablaron de los cadáveres presentes en el internado y de cómo hablaban con ellos por la noche. Dijeron que si alguien decía un deseo en el día de la luna llena, los deseos se harían realidad.

La señorita Smith se sorprendió por lo que había escuchado. Parecía confirmar lo que ella había sospechado todo el tiempo. Los niños de este internado estaban poseídos por demonios. La señorita Smith era una mujer muy religiosa y se tomaba estos temas muy en serio.

Salió de la biblioteca y se dirigió al baño. En su camino, pasó por el gimnasio. Las puertas estaban abiertas y las luces encendidas. Los estudiantes estaban allí, de pie alrededor del escenario. Sus cabezas estaban inclinadas y se susurraban el uno al otro. No parecían adolescentes, sino más bien miembros de sectas. Parecían primitivos. La señorita Smith entró en el gimnasio y les dijo a todos que se fueran mientras fingían no estar aterrorizada. Luego apagó las luces, cerró las puertas y bajó las escaleras al lugar favorito de la Sra. Foster en toda la escuela, el sótano.

Foster era una mujer alta y delgada con ojos amarillos que siempre llevaba un vestido largo negro. Se suponía que debía enseñar anatomía, pero la señorita Smith rara vez la veía en el aula. En cambio, pasaba la mayor parte de su tiempo en la habitación del sótano. La puerta generalmente estaba cerrada con llave, y la señorita Smith no podía abrirla. Pero hoy, afortunadamente para ella, la señorita Smith logró entrar.

Había sangre por todas partes. La sangre salpicó el suelo, las mesas y el propio cuerpo. El hombre estaba desnudo y su piel estaba pálida y cerosa. Sus ojos estaban abiertos, mirando hacia adelante, y su boca estaba abierta de par en par como si estuviera gritando antes de morir. Estaba muerto y, sin embargo, parecía vivo como antes. Su cuerpo estaba como si fuera torturado para algún tipo de ritual.

La señorita Smith tomó una fotografía de él, y luego regresó a la habitación principal. Encendió una vela y la colocó sobre una mesa. Se sentó en el escritorio y trató de orar. No solo los niños estaban poseídos por demonios, sino que ahora se dio cuenta de que algunos de los miembros del personal, tal vez incluso todos ellos, también eran malvados y servían al señor de la oscuridad.

Luego pensó, si llamaba a la policía, podrían descubrir lo que realmente sucedía aquí, pero ¿qué pasaría si la policía también fuera satánica? Incluso podrían proteger y ocultar la locura que está sucediendo en esta escuela.

Se odiaba a sí misma por mudarse a esta pequeña ciudad remota solo para trabajar en este internado, sabía que sentía un ambiente extraño desde que llegó por primera vez, y ahora su futuro se veía muy preocupante porque sabía que tenía que salir de esta escuela diabólica. Sin embargo, tenía un plan, fingiría que todo estaba bien durante los próximos días, y luego intentaría renunciar y abandonar este lugar. Sabía que no había posibilidad de que arriesgara su vida al confrontar y denunciar lo que pensaba que estaba sucediendo en este lugar.

Volvió a orar y comenzó a prepararse mentalmente para los próximos días, que serían los más importantes de su vida. Ella intentaría alejarse de este culto oculto en este remoto internado sin molestar a nadie. No iba a ser fácil, pero su vida dependía de ello.

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