Este fin de semana ví fallout, la serie de Amazon que va de un mundo postapocalíptico. La premisa va de una guerra nuclear ocurrida en los años 60, y al parecer la civilización quedó anclada en esa época. Un grupo de supervivientes progresó refugiada en bunkers, mientras que el mundo exterior es un caos.
La serie arranca con un ataque en uno de esos bunkers y el posterior escape de uno de sus habitantes, quien se va dando cuenta, en el transcurso de la serie, que todo lo que le habían contado no era del todo cierto.
Esta serie está basada en el videojuego homónimo, y la verdad ha superado las expectativas. Después de la segunda guerra mundial, casi de inmediato surgió la guerra fría, conflicto que enfrentó a las dos superpotencias de la época: la Unión Soviética y Estados Unidos. El temor de una guerra nuclear para esa época era tan real que en muchas partes comenzaron a crear bunkers, llegando al punto de comercializarlos.
Pues bien, en la serie, la guerra ocurrió, y unos 200 años después,la tierra se convirtió en un gran yermo radiactivo. Si pensamos en ese contexto (el de la guerra fría) y lo comparamos con el nuestro, podemos encontrar varias semejanzas. El mundo actualmente se enfrenta a la posibilidad de una guerra mundial, con el aditivo de la amenaza nuclear.
Al pensar en todo esto, mientras veía la serie —insisto, una muy buena serie— uno se puede preguntar: ¿hasta qué punto puede llegar a ser real? Viendo los acontecimientos mundiales, ¿será posible la destrucción de la humanidad? Creo que eso será improbable, pero la saturación de noticias y la proliferación de bulos o noticias falsas en las redes sociales pueden crear sentimientos de zozobra, ansiedad y lo peor de todo, matrices de opinión que no son del todo ciertas.
Hace un tiempo trabajé como redactor para un diario. Entre las cosas que escribía, de vez en cuando me tocaba alguna noticia. En esos casos trataba de encontrar las fuentes más confiables.
Sin embargo, durante la pandemia el reto fue mayor, pues las noticias falsas y las teorías conspirativas comenzaron a proliferar, y lo que había sido una fuente confiable ahora ya no lo era. Durante la pandemia leí demasiada información sobre el tema que terminé estresado.
Al poco tiempo el proyecto se canceló, pero yo seguía consumiendo noticias y veía mucho las redes sociales. Fue entonces que tomé la decisión de cerrar o abandonar algunas redes,empezando por facebook, y luego tuiter.
Después de eso, disminuí el consumo de noticias, porque algo que me alteró fue estar pendiente de lo que sucedía a diario entre el conflicto Ucrania-Rusia.
A medida que fui disminuyendo el consumo de noticias la intensidad del estrés y la ansiedad fue disminuyendo. Ahora soy más selectivo con lo que leo, escucho y veo, y si se trata de noticias,trato de seguir fuentes confiables y de hacer una investigación un poco más acertada.
Sin embargo, toda la cuestión de la amenaza nuclear, en el contexto de la década del sesenta me dejó pensando en cómo sería ese futuro,que es este presente si eso hubiera ocurrido.
¿Existirían las redes sociales, el internet y todo el desarrollo tecnológico que eso implica? Cómo sería la transmisión de noticias si la sociedad se quedara estancada?
Lo que más importa en este caso es lo segundo. Al no existir redes ni tecnología, la información de igual forma se divulgaría pero probablemente con menos rapidez que en la actualidad. Ahora mismo la información está al alcance de un click, y hay tanta que ya uno empieza a dudar.
¿Qué nos queda? Debemos educarnos bien, ser concientes de los problemas que nos rodean y no cargarnos de tanta información, ser precavidos al consumir cualquier tipo de contenido y buscar siempre,siempre, siempre, fuentes confiables y verificables.