“La vida no es fácil, para ninguno de nosotros. Pero... ¡qué importa! Hay que perseverar y, sobre todo, tener confianza en uno mismo.”
Marie Curie
Dedicado con orgullo
a la maestra Carmen (mi madre)
Cuando escuchó su nombre, se levantó y emocionada caminó hacia el podio, donde le entregarían su título de Magister en Administración de la Educación. Con 58 años era una de las estudiantes con mayor edad en esa promoción.
El padrino de la promoción y su más férreo profesor, que en su momento le hizo la vida de cuadritos, dijo en voz alta y con orgullo: “Carmen, hora sí eres una verdadera maestra”. Ella sonrió, casi como una mueca, mientras en su mente se decía: “tanto estudiar y esforzarme para que me continúen diciendo maestra”.
Y efectivamente, quien hace una Maestría, en cualquier parte del mundo se le considera que ha alcanzado un alto grado educativo, digno de ser llamado “Maestro”. Pero en su país, donde la educación perdía importancia y respeto, desde tiempos remotos se les llamaba maestros inclusos a los bachilleres docentes, título que obtenían junto con el bachillerato.
De hecho, Carmen a sus 28 años se había graduado de Bachiller Docente, contra todo pronóstico, pues su padre le había prohibido estudiar más allá del 6to grado, alegando que las mujeres solo debían aprender a leer, escribir y sacar cuentas; y que, de resto debía hacer cursos de corte y costura, repostería, cocina, tejer y cosas que la prepararan para ser una buena ama de casa.
De niña soñaba con ser doctora, enfermera o seguir el ejemplo de enseñar como sus buenos maestros de escuela. Pero su padre y las circunstancias le habían impedido realizarlo, aunque fue un sueño al que jamás renunció.
A los 20 años se había casado, con un hombre que tampoco tenía educación ni veía importancia en ello. Cumpliendo los 21 ya tenía a su primer hijo y antes de los 22 tenía el otro, y al rato ya estaba embarazada de nuevo. Teniendo que lidiar con ellos para buscar trabajo en aquello para lo que su padre la había preparado tan bien: oficios del hogar.
Con un niño a rastras de su mano, cargando el otro en sus brazos y el venidero en su vientre, bregó para conseguir sustento como apoyo a su marido, quien no conseguía trabajo estable. Nada fácil esos años, de lucha, desnutrición, sufrimiento y llanto; aferrada tan solo a la fe en su Dios, en quien confiaba para salir adelante.
Así consiguió trabajos de limpieza en el colegio que administraba la iglesia donde se congregaba, y al cumplir los 5 años su hijo mayor, lo dejó a cargo de la manada mientras ella culminaba sus estudios de bachillerato.
Con título de Bachiller Docente en sus manos, comenzó a dar clases de preescolar en el colegio donde antes limpiaba. Dios había bendecido su fe, su constancia y su perseverancia.
El amor por los estudios se caló en sus huesos y jamás dejó de prepararse, aún en contra de todas las adversidades y el nacimiento de su 4to hijo, cuando pensaba que ya había cerrado la fábrica. No fue sino hasta los 45 años que culminó su Licenciatura en Educación Integral, llegando incluso a ejercer durante muchos años como Directora del mismo colegio que la albergó antes de darle rienda suelta a sus sueños.
-Ahora, si mi Dios me lo permite, haré el Doctorado en la Universidad de Monte Morelos en México; se dijo a sí misma, aunque ese sueño no logró realizarlo por factores económicos.
La crisis económica y política de su nación la hizo emigrar hacia un vecino país, donde hoy en día vive con el nieto que crio como su 5to hijo. Aprende un nuevo idioma y enseña en la iglesia local aquello que la vida le tatuó en su piel a fuerza de sangre, sudor y lágrimas.
Luchó contra el machismo, contra los principios y valores de su época y salió victoriosa, constituyéndose como ejemplo, no solo para sus hijos y nietos, sino para todos aquellos que algún día se cruzaron con “La maestra Carmen”.
veac260723
CONCURSO DE HISTORIAS EN HONOR A LA ESCRITORA EMILY BRONTË
Se participará con una historia con un número de palabras que oscile entre 450 y 650.
La historia debe retratar la psicología y la acción de personajes femeninos que enfrentan situaciones de crisis sociales y/o personales.
Fuente: Fotos familiares, exceptuando la portada