Ya lo he mencionado en ocasiones pasadas, los atardeceres brindan espacios de melancolía y me hacen reflexionar a veces de sobremanera. Llegamos al final de la semana y cada atardecer hizo de mí un remolino de pensamientos a veces no muy sanos.
Han sido dias ocupados y estresantes, pero, realmente ha sido una semana en la que he postergado un montón de cosas y la dosis de cortisol sin duda se ha disparado. Este domingo que pensaba fuese de descanso creo será un día de tratar de ocuparme de todo aquello que he dejado para después.
No hay demasiadas palabras hoy, no quiero hacer de esta publicidad una catarsis, solo quiero compartir con ustedes estos dos atardeceres en este momento de mi vida que parece una suerte de ocaso.
¡Espero venga pronto la aurora!
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