The Junín cafeteria was quite frequented; many said that their croissants were exquisite, others opted for the coffee, but the reality was that everyone went for Jorge. He was a rather good looking boy who had come into the Del Mar's life, purely by chance, and had won the family's heart. He had a sweet personality, was chatty and offered a friendly smile to everyone who passed by the bar.
I say that he appeared in everyone's life by chance, because he did. One rainy Friday, Jorge was walking without a destination when he saw an elderly couple crossing the street with difficulty. When he got a little closer to them, he noticed that they were carrying a load of vegetables between them and offered to help them. Although the elderly men initially looked at him askance, they had no choice but to accept the stranger's help.
The elders had a bakery, but a lack of raw materials had forced them to temporarily close their business. That fact triggered a series of setbacks that had left them without a car and with many shortages; the children of the family had emigrated to other lands, leaving their parents alone. Then Jorge arrived, with an unparalleled charisma and many skills with coffee and bakery.
When he saw that the elders were living in a bakery, he got excited and confessed to them that he wanted to have his own business in the future, even though the situation of the country seemed to be getting more and more decadent. Enthusiastically, the elderly told him their story, their tragedies and how, after being a family that had grown thanks to the bakery, they had succumbed to the economic collapse of the country.
Then, between sips of water and anecdotes, ideas blossomed. The Del Mar family invited him to help them reopen the business and implement new ideas that would attract a younger population. Jorge thought about it, since he had created all his ideas to carry them out on his own, but he wanted to bet on those people and they started by renewing the whole concept.
It would no longer be a bakery, but much more than that. They started with a small bread offer and little by little they focused on coffee, which would not be very difficult given Jorge's skills as a barista. Quickly, the Junin coffee shop would find its place and many coffee addicts began to fill their tables with work and great conversations.
The Del Mar's business flourished again. People not only came to have a good time or to taste the delicacies that Jorge prepared with so much love, but also to talk to him and tell him about their problems. But one day, after so much struggle, one of the couple's sons decided to return to his country after having no luck abroad.
His parents loved the idea of having him back, but their son came with a plan in mind: to take over the family business. In an initial deal, both Jorge and the elders were going to share profits and expenses equally, they had created a perfect partnership where communication reigned.
All that would change with the arrival of Mario, whose ambitions made him hate Jorge from the very beginning. However, thanks to the affection that the couple had for the young man, this was ignored and they continued with the partnership, despite Mario's pressure.
But, as the days went by, Jorge noticed how the couple's son was getting in the way and making life difficult for him. The elders, seeing that the situation was becoming untenable, began to devise a way to get Mario out of the cafeteria and continue with their life as it was before his arrival. All that would be in vain.
Jorge reproached himself for having sown in someone else's land, but there was nothing he could do about it. He was associated with two responsible people and at any moment the agreement that bound him to the family could be broken. And despite Mario's arrogance, he continued to be kind to the family and people continued to reciprocate his affection.
The situation only worsened and at a certain point, when Mr. Alfonso became ill, it became evident that Mario would have to spend more time in the cafeteria. Faced with this situation, Mrs. Refugio decided to propose to Jorge that the partnership should be terminated and that each party should keep 50% of what they had contributed.
Mario had achieved his goal. A sad Jorge left the Junín cafeteria with the capital that would serve him to start his own business. As time went by, the Del Mar family business declined again; both elders became ill and their son left the cafeteria bankrupt.
Jorge, the barista, for his part, had designed a stand to sell coffee and croissants in a nearby park. Now his charisma made him sell smiles in the street and his charisma permeated the customers. He would certainly fulfill his dreams. Envy and ambition almost always go hand in hand, together they can destroy any relationship.
THE END
La cafetería Junín era bastante frecuentada; muchos decían que sus croissants eran exquisitos, otros se decantaban por el café, pero la realidad era que todos iban por Jorge. Él era un muchacho bastante bien parecido que había llegado a la vida de los Del Mar, por pura casualidad, y se había ganado el corazón de la familia. Él tenía una personalidad dulce, era conversador y le ofrecía amena una sonrisa a todos los que se pasaban por la barra.
Digo que se apareció en la vida de todos por casualidad, porque así fue. Un viernes lluvioso, Jorge estaba caminando por sin un destino cuando vio a una pareja de ancianos cruzando la calle con dificultad. Cuando se acercó un poco más a ellos, se dio cuenta de que estaban llevando una carga de verduras entre ambos y se ofreció a ayudarles. Aunque en un principio los ancianos lo miraron con recelo, no tuvieron otra opción que aceptar la ayuda del desconocido.
Los ancianos tenían una panadería, pero la falta de materia prima les había obligado a cerrar temporalmente su negocio. Ese hecho desencadenó una serie de contratiempos que los había dejado sin automóvil y con muchas carencias; los hijos de la familia habían emigrado a otras tierras, dejando a sus padres solos. Entonces llegó Jorge, con un carisma sin igual y con muchas habilidades con café y la panadería.
Cuando vio que los ancianos vivían en una panadería, se emocionó y les confesó que él deseaba en el futuro tener un negocio propio, aun cuando la situación del país parecía cada vez más decadente. Entusiasmados los ancianos, le contaron su historia, sus tragedias y como luego de ser una familia que había crecido gracias a la panadería, habían sucumbido ante el colapso económico del país.
Entonces, entre sorbos de agua y anécdotas, florecieron las ideas. Los Del Mar, lo invitaron a ayudarlos a abrir de nuevo el negocio e implementar nuevas ideas que atrajeran a una población más joven. Jorge se lo pensó, ya que había creado todas sus ideas para llevarlos a cabo por su cuenta, pero quiso apostar por aquellas personas y comenzaron por renovar todo el concepto.
Ya no sería una panadería, sino mucho más que eso. Comenzaron con una pequeña oferta de pan y poco a poco fueron enfocándose en el café, cosa que no sería muy difícil dadas las habilidades que Jorge tenía como barista. Rápidamente, la cafetería Junín, encontraría su lugar y muchos adictos al café comenzaron a llenar sus mesas con trabajo y grandes conversaciones.
El negocio de los Del Mar, volvió a florecer. La gente no iba a solo a pasar un buen rato o a catar las delicias que con tanto amor Jorge preparaba, sino que también iban a conversar con él y contarles sus problemas. Pero, un buen día después de que tanto luchar, uno de los hijos del matrimonio decidió regresar a su país después de no tener suerte en el extranjero.
A sus padres les encantó la idea de tenerlo de vuelta, pero su hijo venía con un plan en mente: encargarse del negocio familiar. En un trato inicial, tanto Jorge como los ancianos, iban a compartir las ganancias y los gastos en partes iguales, habían creado una sociedad perfecta donde reinaba la comunicación.
Todo eso cambiaria con la llegada de Mario, cuyas ambiciones le hicieron odiar a Jorge desde un primer momento. Sin embargo, gracias al cariño que el matrimonio profesaba por el joven, esto fue ignorado y continuaron con la sociedad, a pesar de la presión de Mario.
Pero, mientras los días pasaban, Jorge notaba como el hijo de la pareja se interponía y le hacía la vida difícil. Los ancianos, al ver que la situación se hacía insostenible, comenzaron a idear una forma para sacar a Mario de la cafetería y continuar con su vida tal cual como era antes de la llegada de su llegada. Todo eso sería en vano.
Jorge se reprochaba el haber sembrado en tierra ajena, pero ya nada podía hacer nada. Estaba asociado con dos personas responsables y en cualquier momento se podría romper el acuerdo que le unía a la familia. Y a pesar de la arrogancia de Mario, él continuaba siendo amable la familia y la gente seguía correspondiendo su cariño.
La situación no hizo más que empeorar y en cierto punto, cuando el señor Alfonso enfermó, se hizo evidente que Mario tendría que pasar más tiempo en cafetería. Ante tal situación, la señora Refugio, optó por proponerle a Jorge terminaran la sociedad y que cada parte conservara el 50% de lo que había aportado.
Mario había logrado su cometido. Un triste Jorge salió de la cafetería Junín con el capital que le serviría para iniciar su propio negocio. Con el pasar del tiempo el negocio de la familia Del Mar volvió a decaer; ambos ancianos enfermaron y su hijo dejo en banca rota a la cafetería.
Jorge, el barista, por su parte, había diseñado un stand para vender café y croissants en un parque cercano. Ahora su carisma le hacía vender sonrisas en la calle y su carisma impregnaba a los clientes. Sin duda cumpliría sus sueños. La envidia y la ambición casi siempre van de la mano, juntas pueden llegar a destruir cualquier relación.
FIN
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