En La paz, un pueblo campesino ubicado a media hora de la ciudad de Guayatal, los habitantes dormían tranquilos en sus casas sin saber que algo extraño sucedería esa noche.
Un visitante entraba en las viviendas y mataba a sus ocupantes con una brutalidad inhumana. No dejaba rastros ni huellas, solo trozos de carne y sangre por todas partes.
Nadie se enteró de lo que pasaba hasta la mañana siguiente, cuando el alcalde del pueblo, don Pedro, quien llegaba de viaje, se encontró con la escena del horror.
Notó que el pueblo estaba vacío, no había un alma en las calles. Entró en la primera casa que vio y se quedó petrificado. Allí estaban lo que parecía ser restos de la familia González, sus vecinos y amigos de toda la vida. No podía creer lo que veía.
Don Pedro siguió y encontró que las demás casas tenían las puertas principales abiertas y las escenas de horror eran dantescas, muy similares a la primera casa.
No había nadie vivo en el pueblo. El asesino había pasado por todas las casas sin excepción.
Don Pedro pidió ayuda al alcalde del pueblo más cercano y este le envió sus funcionarios policiales. La policía llegó en pocos minutos y se puso a investigar el caso.
El comisario Ramírez, encargado de la investigación, le hizo varias preguntas a don Pedro, pero este no sabía nada de lo acontecido, solo decía que el pueblo era tranquilo y pacífico, que todos se dedicaban a lo mismo, sembrar y cosechar café y que nadie tenía problemas con nadie.
El Comisario Ramírez le preguntó si había observado últimamente algo extraño o fuera de lo común en el pueblo.
Don Pedro pensó un momento y recordó algo que le había llamado la atención desde que llegó al pueblo hacía más de 20 años. Nadie tenía mascota. Ni perros, ni gatos, ni chivos, ni ningún animal doméstico. Eso le pareció raro, pero que nunca le dio importancia. Pensó que era una costumbre del lugar o que tal vez los animales no se adaptaban el clima o al suelo.
El comisario pensó que era muy extraño y que tal vez tenía algo que ver con el caso. Le preguntó si había alguna ley o prohibición al respecto, don Pedro dijo que no, que nunca había escuchado nada de eso ni nadie le había dicho nada.
En ese momento el funcionario Delgado, uno de los subalternos del comisario, se acercó e invito a este a que fuera a la casa más alejada del pueblo. El comisario invitó al alcalde y se llegaron hasta allá.
Allí, en el suelo de la sala, había un fósil. Era el fósil de un animal parecido a un perro, pero con algunas diferencias. Tenía el cráneo más alargado, los dientes más afilados, las patas más cortas y unas garras alargadas.
Después de conversaciones entre los policías y su jefe, le dijeron a don Pedro que ese fósil era la única pista que tenían y que no sabían si el asesino lo había dejado a propósito o lo había soltado por descuido.
Don Pedro se quedó mirando el fósil y sintió recorrer un escalofrío por todo su cuerpo. Le pareció familiar, pero no sabía de dónde. Le dijo al comisario que no lo conocía, que nunca había visto nada igual.
Ramírez expresó que ese fósil era de un animal extinto que había vivido hace millones de años y que los científicos lo llamaban Thylacoleo Carnifex, un león marsupial que fue un depredador feroz que cazaba sus presas con sus poderosas mandíbulas y sus garras retráctiles.
Que era el antepasado de los actuales marsupiales y que solo se habían encontrado en Australia y ciertas partes de América del sur. (Parece ser que los funcionarios estaban muy diestros con Google).
Don Pedro se quedó boquiabierto. No podía creer lo que escuchaba. ¿Que hacía un fósil de un animal australiano en un pueblo de Venezuela? ¿Como eso podía tener que ver con los asesinatos?
Otra vez Delgado se acercó y le susurró a Ramírez que le quería mostrar algo que lo dejaría aún más sorprendido. De inmediato todos se fueron al cementerio del pueblo.
Don Pedro los siguió. Sin entender nada. Al llegar al cementerio vieron que estaba vacío. No había ni una sola tumba, ni una lápida. Solo había un gran agujero en el suelo donde antes estaban los restos de los difuntos.
El Comisario Ramírez llamó de inmediato a la guardia nacional y a la policía científica.
Estos, al llegar al cementerio, se sorprendieron al verlo vacío y con el gran agujero en el suelo que parecía no tener fondo. Llegaron a especular que podía ser un túnel, ¿pero a dónde llevaba ese agujero? ¿Australia?
No había llegado la noche cuando ya estaban presentes, bomberos, defensa civil y hasta el gobernador.
A todos ellos se les sumó todos los medios de comunicación internacionales. Los canales del estado, Venevisión y Televen solo transmitían telenovelas y comiquitas (dibujos animados).
Fue la noticia bomba de CNNE, NTN24 y otros a nivel mundial. Como consecuencia, también aparecieron curiosos y fanáticos de lo inexplicable.
Personal especializado prestado por la NASA se hicieron presentes y procedieron ingresar al túnel. Este era oscuro y húmedo. Se oían ruidos extraños y se sentía un aire frío. Los técnicos avanzaban con cautela, iluminando el camino con sus linternas en los cascos. De vez en cuando, se encontraban con huesos, ropas y objetos que pertenecían (presuntamente) a los difuntos. El miedo hizo su aparición y mandaron a buscar armamento para una posible defensa.
Entonces, vieron que al final del túnel había una puerta de tráfico, de esas que se usan en los restaurantes. También, escucharon un ruido espelúznate que les heló la sangre. Era un sonido que semejante al descuartizamiento. Esto les hizo temblar de terror. Sacaron sus armas y se prepararon para entrar en combate.
La escena fue de sumo horror. Era la cocina de un restaurante de comida china.
Todos los Derechos Reservados. © Copyright 2023 Germán Andrade G.
Contenido original, netamente de ficción, escrito para:
Hispaliterario 29 / La única evidencia.
Las imágenes fueron editadas con:
Illustrator.
Es mi responsabilidad compartir con ustedes que, como hispanohablante, he tenido que recurrir al traductor Deepl para poder llevar mi contenido original en español al idioma inglés. También, hago constar que he utilizado la herramienta de revisión gramatical Grammarly.
English
In La Paz, a rural town located half an hour from the city of Guayatal, the inhabitants slept peacefully in their homes without knowing that something strange would happen that night.
A visitor would enter the dwellings and kill the occupants with inhuman brutality. He left no traces or footprints, only chunks of flesh and blood everywhere.
No one knew what was happening until the next morning, when the mayor of the town, Don Pedro, who was arriving from a trip, came upon the scene of horror.
He noticed that the town was empty, there was not a soul in the streets. He entered the first house he saw and was petrified. There were what appeared to be the remains of the Gonzalez family, his neighbors, and lifelong friends. He could not believe his eyes.
Don Pedro continued and found that the other houses had their main doors open and the scenes of horror were Dantesque, very similar to the first house.
There was no one alive in the village. The killer had gone through every house without exception.
Don Pedro asked the mayor of the nearest town for help and the mayor sent his police officers. The police arrived within minutes and began investigating the case.
Commissioner Ramirez, in charge of the investigation, asked Don Pedro several questions, but he did not know anything about what had happened, he only said that the town was quiet and peaceful, that everyone was dedicated to the same thing, planting and harvesting coffee and that no one had any problems with anyone.
Commissioner Ramirez asked him if he had observed anything strange or out of the ordinary in town lately.
Don Pedro thought for a moment and remembered something that had caught his attention since he arrived in town more than 20 years ago. No one had pets. No dogs, no cats, no goats, no domestic animals. That seemed strange to him, but he never gave it any importance. He thought it was a local custom or that perhaps the animals were not adapted to the climate or the soil.
The commissioner thought it was very strange and that maybe it had something to do with the case. He asked him if there was any law or prohibition in this regard, don Pedro said no, that he had never heard anything about it nor had anyone told him anything.
At that moment, the official Delgado, one of the commissioner's subordinates, approached and invited the commissioner to go to the farthest house in town. The commissioner invited the mayor and they went there.
There, on the floor of the room, was a fossil. It was the fossil of a dog-like animal but with some differences. It had a more elongated skull, sharper teeth, shorter legs, and elongated claws.
After conversations between the policemen and their boss, they told Don Pedro that the fossil was the only clue they had and that they did not know if the murderer had left it behind on purpose or had dropped it carelessly.
Don Pedro stared at the fossil and felt a shiver run through his body. It looked familiar, but he did not know from where. He told the commissioner that he did not know it, that he had never seen anything like it.
Ramírez said that the fossil was from an extinct animal that had lived millions of years ago and that scientists called it Thylacoleo Carnifex, a marsupial lion that was a ferocious predator that hunted its prey with its powerful jaws and retractable claws.
It was the ancestor of today's marsupials and had only been found in Australia and certain parts of South America. (It seems that the officials were very clever with Google).
Don Pedro's jaw dropped. What was a fossil of an Australian animal doing in a Venezuelan town? How could that have anything to do with the murders?
Again Delgado approached and whispered to Ramirez that he wanted to show him something that would surprise him even more. Immediately they all left for the town cemetery.
Don Pedro followed them. Without understanding anything. When they arrived at the cemetery they saw that it was empty. There was not a single grave, not a tombstone. There was only a big hole in the ground where the remains of the deceased used to be.
Commissioner Ramirez immediately called the National Guard and the scientific police.
When they arrived at the cemetery, they were surprised to see it empty and the large hole in the ground that seemed to have no bottom. They speculated that it might be a tunnel, but where did the hole lead to? Australia?
The night had not arrived when firefighters, civil defense, and even the governor were already present.
All of them were joined by all the international media. The state channels, Venevisión and Televen, only broadcast soap operas and cartoons.
It was the news bomb of CNNE, NTN24, and others worldwide. As a consequence, curious people and fans of the unexplained also appeared.
Specialized personnel on loan from NASA were present and proceeded to enter the tunnel. The tunnel was dark and damp. Strange noises could be heard and the air was cold. The technicians advanced cautiously, illuminating the way with their helmet flashlights. From time to time, they came across bones, clothes, and objects that belonged (presumably) to the deceased. Fear set in and they sent for weapons for possible defense.
Then, they saw that at the end of the tunnel, there was a traffic door, one of those used in restaurants. They also heard a bloodcurdling noise that made their blood run cold. It was a sound that resembled dismemberment. This made them tremble with terror. They drew their weapons and prepared to engage in combat.
The scene was one of utter horror. It was the kitchen of a Chinese food restaurant.
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Original, purely fictional content, written for:
Hispaliterario 29 / The only evidence.
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It is my responsibility to share with you that, as a Spanish speaker, I have had to resort to the translator Deepl in order to translate my original Spanish content into the English language. I also state that I have used the grammar-checking tool Grammarly.