No todas las historias se tratan de buenos o malos, heroínas o villanos, princesas y brujas, en la vida, a veces existen matices y los códigos morales, la ética e incluso los valores de cosas simples y cotidianas cambian de acuerdo a aspectos como la sociedad en la que nos desarrollamos.

Cuando conocí a Trudy éramos unas niñas, yo jugaba con un carrito heredado por mi hermano y ella se acercó a mí porque su muñeca estaba interesada en mi auto, al principio me sentí extraña pues realmente no quería solo observarla jugar, pero recordaba como mi mamá me decía “que compartir es la bondad que se traduce en amor Jennifer”.

Con el tiempo ambas pasábamos tiempos juntas y nuestra amistad incluso tuvo un lugar en la música, éramos llamadas “Las Rising Star” y aunque Trudy recibía gran parte del reconocimiento, yo prefería estar a su sombra.

Trudy era una chica vivaz y muchos la adoraban pero otros no eran tan receptivos a sus críticas, ella decía que “jamás mentiría ni en el nombre del arte”, pero lo cierto es que no a todos nos gusta escuchar una verdad o la que otros creen una realidad.

La franqueza de Trudy era conocida por todos y en mi caso siempre la escuchaba, admito que en ocasiones me sentí abrumada y triste pero no quería perder la amistad, prefería darle la razón aun cuando creía que era mía.

Por un tiempo yo creía que nuestra amistad era correcta, no discutíamos porque siempre la complacía y más de una vez apoyé cada locura, muchos decían que se aprovechaban de mí y yo me sentía feliz con hacerla sentir cómoda o al menos eso creía, hasta que Jorge llegó a mi vida.

Él era el compañero ideal, atento, apuesto y parecía solo importarle yo en el mundo, notaba mi incomodidad en situaciones y aunque se mantenía al margen en mi amistad con Trudy se mantenía al margen.

Trudy se llevaba bien con Jorge y él por su parte la toleraba solo por mí, decía que “la franqueza se tiñe de maldad cuando no hay empatía” y prefería la sutileza.

Un día decidí cambiar mi estilo de vestir solo para impresionar a Jorge y él se sintió muy feliz por mí, estuvo halagándome todo el día, sin embargo, cuando nos encontramos con Trudy su reacción más que de sorpresa fue despectiva, de inmediato comenzó a decirme en qué colores y estilos me quedaría mejor y me invitó a comprar en una tienda que adora.

Admito que me sentí de lo peor y no pude evitar llorar, Jorge me consoló indicándome que no era justo ese trato de parte de Trudy y comencé a desahogarme por cada cosa que me incomodaba de esa amistad, él me consoló y me pidió colocar límites.

A los días decidí enfrentar a Trudy, al hablar sentía como la rabia parecía brotar en cada frase y vi como mi mejor amiga de la vida se apagaba frente a mis ojos, al preguntarle por su opinión ella solo contestó “no sabía que te hacía tanto daño, ¿por qué no lo dijiste?”.

La verdad fue una sorpresa y luego de calmarme estuvimos conversando, lo cierto es que Trudy había hecho cosas grandiosas y no quería perderla, su sinceridad pensó que no era mala, pero luego de conversar en terapia se dio cuenta que sí, ese día lloramos, pero de la comunicación salió una gran enseñanza.

Yo también era la mala de la historia por no colocar límites o comunicar lo incómodo de las situaciones, Trudy no tenía filtro pero yo simplemente me detenía y me victimizaba, ambas debíamos fortalecer lo grandioso en cada una, y entender que el equilibrio es parte de todos.

Not all stories are about good or bad, heroines or villains, princesses and witches, in life, sometimes there are nuances and moral codes, ethics and even the values of simple and everyday things change according to aspects such as the society in which we develop.

When I met Trudy we were little girls, I was playing with a cart inherited by my brother and she approached me because her doll was interested in my car, at first I felt strange because I really didn't want to just watch her play, but I remembered how my mom told me “that sharing is kindness that translates into love Jennifer”.

Over time we both spent time together and our friendship even had a place in music, we were called “The Rising Star” and although Trudy received much of the recognition, I preferred to be in her shadow.

Trudy was a vivacious girl and many adored her but others were not so receptive to her criticisms, she would say that “she would never lie even in the name of art”, but the truth is that not everyone likes to hear a truth or what others believe to be a reality.

Trudy's frankness was known by all and in my case I always listened to her, I admit that sometimes I felt overwhelmed and sad but I did not want to lose the friendship, I preferred to give her the reason even when I believed it was mine.

For a while I believed that our friendship was right, we did not argue because I always pleased her and more than once I supported every folly, many said that they took advantage of me and I was happy to make her feel comfortable or at least I thought so, until Jorge came into my life.

He was the ideal partner, attentive, handsome and seemed to only care about me in the world, he noticed my discomfort in situations and although he stayed out of my friendship with Trudy he stayed out of it.

Trudy got along well with Jorge and he for his part tolerated her only because of me, he said that “frankness is tinged with evil when there is no empathy” and he preferred subtlety.

One day I decided to change my style of dress just to impress Jorge and he was very happy for me, he was flattering me all day, however, when we met Trudy his reaction more than surprise was contemptuous, he immediately began to tell me in what colors and styles I would look better and invited me to buy in a store he loves.

I admit that I felt the worst and I could not help crying, Jorge consoled me by telling me that it was not fair that treatment from Trudy and I began to unburden myself for every thing that made me uncomfortable of that friendship, he consoled me and asked me to set limits.

A few days later I decided to confront Trudy, when I spoke I felt how the rage seemed to come out in every sentence and I saw how my best friend in life was turning off in front of my eyes, when I asked her for her opinion she only answered “I didn't know I was hurting you so much, why didn't you say so?

The truth was a surprise and after calming down we were talking, the truth is that Trudy had done great things and I did not want to lose her, her sincerity thought she was not bad, but after talking in therapy she realized that she was, that day we cried, but from the communication came out a great teaching.

I was also the bad guy in the story for not setting boundaries or communicating how uncomfortable situations were, Trudy had no filter but I just stopped and victimized myself, we both had to strengthen the great in each other, and understand that balance is part of everyone.