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Aquella noche de Halloween, era ya muy tarde, los chicos reunidos alrededor de aquella fogata de jóvenes exploradores se habían mantenido despiertos durante toda la noche, disfrutando de las ocurrencias de cada uno de ellos a la hora de contar una historia de terror, esto como parte de la tradición de los campamentos de final de verano.
Entre los jóvenes se encontraban nueve muchachos de entre 13 y 16 años de edad, ya ocho habían contado una historia, la mayoría de ellas más bien inocentes o en el caso de los mayores, historias creadas solo para asustar a los más pequeños del grupo.
Así se pasearon por historias de zombis y vampiros, y hasta un hombre lobo había sido parte de los relatos, seguramente inspirado por una luna llena casi escondida entre unas nubes que amenazaban con llover y acabar con la fogata que los calentaba.
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Desde muy temprano luis, el más joven de todos, estuvo aguantando las ganas de orinar, aterrorizado por las historias que había escuchado, y temeroso de alejarse del grupo, ya no podía más, así que se armó de valor y comenzó a caminar hacia un árbol cercano.
Al alejarse, los muchachos alrededor de la fogata comenzaron a molestarlo diciéndole que tenía miedo, y que seguramente este iba a cambiarse los pantalones.
Luis se volteó, nadie sabe de donde sacó la idea ni el valor, y soltó la más terrible amenaza que pudieron oír aquellos niños asustados: "Cuando venga les contaré una historia, que jamás podrán sacar de sus más oscuros recuerdos", todos rieron, mientras veían al muchacho alejarse.
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De pronto, las llamas de la fogata se elevaron hasta casi las copa de los árboles, estas tomaron una forma mágica, una brisa fría y húmeda atravesó todo el campamento y un terrible escalofrío recorrió el cuerpo de los presentes en el momento en que, de entre las sombras, aparecía la figura de luis, con una mirada que sembró el terror entre los jóvenes alrededor de la fogata, este sin dar tiempo a sacar conclusiones, comenzó un relato que jamás olvidarían.
Contó que justamente en ese lugar del bosque, hacía muchos años, unos jóvenes habían acampado allí, cuando uno de los muchachos, sin saber como, había desaparecido y nunca más fue encontrado, ni siquiera un vestigio de su cuerpo o algún rastro de sangre que indicara algo que le hubiera pasado y que el alma de este se hallaba vagando eternamente por ese bosque.
Solo un anciano del lugar contaba una historia de lo que había sucedido, pero esta era tan fantástica que nadie le creyó nunca, hasta esa noche.
El ambiente alrededor de la fogata era tétrico, las llamas se habían tornado de un azul casi púrpura y cada elemento que nombraba Luis en su relato causaba un efecto en el ambiente que daba aún más dramatismo a su relato, aunque ya todos estaban aterrorizados.
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Narró que cada Halloween estaba prohibido el paso hasta ese lugar, ya que las almas de los niños perdidos se aparecían a los campistas y les jugaban bromas pesadas, y hasta intentaban llevárselos bosque adentro para quedarse con su alma, como había ocurrido con aquel niño hacía ya muchos años.
También les dijo que pasara lo que pasara, no debían separarse del grupo, y que vieran lo que vieran, no debían demostrar miedo, ya que así los espíritus sabrían quién era el más débil para llevárselo hasta el más allá.
De pronto se hizo un silencio sepulcral, y la figura de Luis comenzó a transformarse, cambiando completamente la forma de su rostro, en ese instante pudieron ver como se revelaba ante ellos la figura de un joven, su aspecto era cadavérico, como salido de la tumba, con una mirada muy triste, y que nunca habían visto antes, este a su vez, comenzó a desvanecerse en el aire, a la vista de todos, la fogata ya casi se apagaba, estos se miraron aterrorizados con el corazón en la boca y sin saber qué hacer, al mismo tiempo escucharon unos pasos acercarse, nadie pudo huir, nadie escapó, hasta que los pasos se hicieron cada vez más cercanos, la fogata de pronto recobró su fuerza, al igual que las llamas, al acercarse los pasos pudieron ver asombrados al pequeño Luis, qué salía de las sombras, este se sentó en su lugar y comenzó a narrar una historia sobre un jinete sin cabeza, pero ya nadie lo escuchó, todos se miraron a los ojos y con profundo terror, se retiraron cada uno a sus carpas, no a tratar de dormir, sino a rogar a dios que amaneciera pronto, para dejar ese lugar y nunca más volver.
Mientras en su carpa luis decía para sus adentros: "Y eso que no escucharon el final de mi historia".
Fín.
English
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It was late that Halloween night, the boys gathered around the campfire of young scouts had stayed awake all night, enjoying each other's witticisms as they told a scary story as part of the end-of-summer camp tradition.
Among the young people were nine boys aged between 13 and 16, eight of whom had already told a story, most of them rather innocent or, in the case of the older ones, stories created just to scare the younger members of the group.
So they wandered through stories of zombies and vampires, and even a werewolf had been part of the tales, surely inspired by a full moon almost hidden in clouds that threatened to rain and end the campfire that warmed them.
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Early in the morning, Luis, the youngest of them all, had been holding back the urge to urinate, terrified by the stories he had heard, and afraid to leave the group, he couldn't take it anymore, so he plucked up his courage and started walking towards a nearby tree.
As he walked away, the boys around the campfire began to tease him, telling him that he was afraid, and that he was probably going to change his trousers.
Luis turned around, nobody knows where he got the idea or the courage, and blurted out the most terrible threat those frightened children could hear: "When I come, I will tell you a story, which you will never be able to get out of your darkest memories", they all laughed, as they watched the boy walk away.
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Suddenly, the flames of the campfire rose almost to the top of the trees, they took on a magical shape, a cold and damp breeze blew through the camp and a terrible shiver ran through the bodies of those present at the moment when, from the shadows, the figure of Luis appeared, with a look that spread terror among the young people around the campfire, and without giving them time to draw conclusions, he began a story they would never forget.
He told how it was in that very spot in the forest, many years ago, that some young men had camped there, when one of the boys, without knowing how, had disappeared and was never found again, not even a trace of his body or any trace of blood to indicate anything that had happened to him, and that his soul was eternally wandering in that forest.
Only one local elder told a story of what had happened, but it was so fantastic that no one believed him until that night.
The atmosphere around the campfire was gloomy, the flames had turned an almost purplish blue and every element Luis named in his story had an effect on the atmosphere that made his tale even more dramatic, although everyone was already terrified.
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He said that every Halloween it was forbidden to go there, as the souls of lost children would appear to the campers and play practical jokes on them, and even try to take them into the woods to take their souls, as had happened to that boy many years ago.
He also told them that no matter what happened, they should not separate from the group, and that no matter what they saw, they should not show fear, as the spirits would know who was the weakest and take them to the afterlife.
Suddenly there was a sepulchral silence, and the figure of Luis began to transform, completely changing the shape of his face, at that moment they could see how the figure of a young man was revealed before them, his appearance was cadaverous, as if he had come out of the grave, with a very sad look, and that they had never seen before, this in turn, began to vanish into thin air, in sight of everyone, the fire was almost extinguished, they looked terrified with their hearts in their mouths and not knowing what to do, at the same time they heard footsteps approaching, Nobody could run away, nobody escaped, until the footsteps got closer and closer, the bonfire suddenly regained its strength, as did the flames, as the footsteps approached they could see the astonished little Luis, who came out of the shadows, He sat down in his place and began to tell a story about a headless horseman, but no one listened to him, they all looked each other in the eyes and with deep terror, each one retired to their tents, not to try to sleep, but to pray to God that the dawn would come soon, to leave that place and never come back.
While in his tent, little Luis said to himself: "And they didn't hear the end of my story".
The end.