Con mis afectuosos saludos a los administradores y participantes de esta hermosa y necesaria comunidad voy a dejarles una historia que también puede ser una técnica para llevar suavemente a los niños al país de los sueños.
Cuento para dormir niños
Caminando, caminando y caminando
—¡Cuéntanos otro, por favor!—
—Les contaré el último cuento de la noche —dijo la madre y comenzó a narrar:
"En un país muy lejano, hace ya mucho tiempo, existió un joven que quería hacer un regalo excepcional a su prometida para el día de su boda.
Mariche era de una belleza celestial y había crecido entre viajes, sedas y bellos olores. Nada de este mundo parecía ser una sorpresa para ella; así que, pensando y pensando, el joven decidió regalar a su novia la flor más extraña y hermosa del mundo.
—Una flor siempre es el mejor regalo para una novia.— Pensaba el joven, mientras caminaba por los jardines de la ciudad.
Caminando, caminando y caminando recorrió todos los vergeles y habló con todos los floricultores. A cada uno le preguntaba por una flor que tendría los colores del arcoíris en sus grandes y múltiples pétalos y que emanaba suave olor a vainilla. Muchos dijeron haber escuchado de la existencia de una flor así.
—Es la Flor de la Maravilla. —respondían entusiasmados los floristas, pero nunca nadie de esa ciudad la había tenido en sus manos.
—Cuentan las historias que la flor solo puede encontrarse si se recorre caminando el país. Puede ser lejos o puede ser cerca. La flor se muestra cuando la persona que la busca tiene verdadero deseo de hacer feliz a otra y está dispuesto a hacer todo para lograrlo, puede ser difícil o puede ser fácil. —le dijo un jardinero al joven.
Al joven, que amaba mucho a su prometida, no le pareció esto un gran esfuerzo. Así pues, emprendió su caminata, no sin antes despedirse de su novia con un tierno abrazo.
—Voy a buscar para ti la Flor de la Maravilla. —le dijo y comenzó a caminar.
Caminando, caminando y caminando llegó a un pueblito donde encontró a un campesino.
—¿Sabes dónde está la Flor de la Maravilla? —le preguntó el joven.
El campesino lo miró atentamente, como mira un campesino cuando busca un gusano entre las hojas de una planta. Después de un rato respondió:
—He oído que debes cruzar el río para encontrar esa flor, pero ten cuidado con el gran cocodrilo que vive en esas aguas. Ha almorzado con muchos, puede que te coma o puede que no.-
El río era ancho y profundo y el joven no se llevaba bien con los cocodrilos, pero decidió seguir su camino buscando la flor. Es posible que el cocodrilo estuviera satisfecho ese día porque el joven logró llegar, a veces flotando, a veces braceando, a la otra orilla.
Caminando, caminando y caminando llegó a un valle verde, rodeado por altas montañas, allí sentado sobre entre las flores, encontró a un joven sonriente que miraba el mundo a través de redondos espejuelos.
El enamorado le preguntó al joven si, tal vez, en algún lugar había visto la Flor de la Maravilla. El joven le sonrió amablemente y con una voz muy musical le respondió:
—Hermanito, he escuchado que para encontrar esa flor debes subir a lo alto de aquella montaña, pero no es fácil llegar porque tiene riscos muy estrechos, además se habla de un jaguar que nunca duerme y que siempre está hambriento, puede que te mate o puede que te deje vivo, imagina que no, si te sientes con fuerzas.
El joven no se sentía cansado, así que comenzó a subir, a veces lentamente por los riscos, a veces más velozmente, sobre las piedras redondas; puede que el jaguar estuviera distraído porque él pudo llegar, sin encontrar al animal a la cima de la montaña.
Allí halló una cabaña. En la puerta, un ermitaño. Al verlo el joven le preguntó si sabía dónde encontrar la Flor de la maravilla.
—Es la flor que busca la gente enamorada. Hace muchos años que no oía hablar de ella. Bajando la ladera encontrarás un bosque, hay todo tipo de flores en él. Puede que la encuentres, puede que no. Pero ten cuidado que al bosque lo vigila un duende. Algunos dicen que es un espíritu malo, otros que es de buen genio. —dijo muy quedamente el ermitaño.
El joven creía tanto en la fuerza del amor que no le temía a la maldad. Así pues, caminando, caminando y caminando llegó al tupido bosque. No había un lugar ente las copas de los arboles para mirar el cielo, las enredaderas los rodeaban, las malangas de hojas inmensas le hacían pensar que pronto, muy pronto, encontraría la Flor de la maravilla. Un riachuelo guió al joven hasta una cueva. Al poner un pie en la entrada una voz tronó sobre su cabeza:
—¿Quién osa atravesar mi casa y con cuál propósito?
La gruesa voz que entró por sus oídos dirigió sus ojos hacia la sombra, más allá el joven distinguió la figura del genio. Cualquiera se hubiera intimidado con aquella voz, pero nuestro joven no. Sabía que, a veces, las cosas no son como parecen… El caso es que, sin importarle lo intimidante de sus voz y su figura, el joven hizo la misma pregunta de siempre:
—¿Sabes dónde encontrar la Flor de la maravilla?
Porque el genio había crecido en la magia supo inmediatamente que el joven quería hacer un regalo de amor. Tomó un antiguo espejo y miró dentro de él. El espejo le devolvió la figura de un lirio, un lirio blanco que parecía luchar con el viento.
La voz del genio mutó de áspera a suave:
—Veo que has caminado mucho. Para encontrar lo que buscas debes atravesar el mar. Sigue el río, pero ten cuidado con las zarzas del camino, pueden causarte heridas profundas, o puede que se aparten de tu camino.
Estar en la cueva del genio llenó de alegría al joven. No quiso preocuparse por las espinas. Caminando, caminando y caminando, al final de la tarde llegó a una playa. Una barca solitaria jugaba con la marea. Adentro, dos gaviotas conversaban en su lenguaje de pájaros. Miraban como miran las gabiotas. Cada una, con un ojo el mar y con el otro la playa.
Al aparecer el joven las gaviotas volaron a su lado. Al joven esto no le pareció extraño, y -aunque parezca más raro aún- volvió a preguntar lo mismo.
Las gaviotas hablaron entre ellas en su algarabía y empujaron con sus alas al joven hasta la barca. Una vez que la nave sintió el peso del joven sobre sus maderos, enderezó su proa y comenzó a navegar, primero lento, después más raudo, marcando una estela que aún puede verse en el mar.
La barca atravesó, ensenadas, golfos, islotes..., se empinó sobre grandes olas, y rehuyó a los tiburones, siguiendo lo que decían las gaviotas con sus graznidos desde el aire. Al final llegó a una isla pequeña donde encalló, con la popa hacia la arena.
El hombre entendió la señal de la barca y bajó dispuesto a caminar, pero extrañó una indicación para el camino y miró a las gaviotas.
Los pájaros se posaron sobre una botella que flotaba en el mar. La mirada del joven penetró el vidrio, adentro divisó un papel. Destapó el frasco sacó el papel y leyó:
“Camina siempre al norte, ten cuidado con el hombre mentiroso.”
Mientras leía la nota el caminante vio como la barca se alejaba a la velocidad de las gaviotas que volaban serenas sobre ella.
El joven pensó y decidió que el norte era la flor que buscaba y caminando, caminando y caminando encontró a un hombre... "
La voz de la madre se habia vuelto cada vez más baja mientran avanzaba contando el cuento. Los niños en la cama, con sus ojos cerrados y su respiración profunda parecían todos dormidos.
—Amigo, ¿usted cree que estos niños están ya dormidos? Preguntó la madre suavemente y en voz más baja todavía. (Fingía ser el enamorado que hablaba con el hombre)
Fue entonces cuando una vocecita dijo rápidamente:
—¡Yo no, mamá! ¡Sigue contando!-
—Muy bien, cariño, déjame pasar a tus hermanaos a sus camas y regreso.
No te duermas porque a este cuento le falta mucho más.
Mientras regreso imagina al hombre caminando, caminando, caminando. -dijo la madre.
Cuando la madre regresó a la cama encontró a su hija profundamente dormida.
Gracias por leer
@gracielaacevedo
WWith my warmest regards to the administrators and participants of this beautiful and necessary community, I will leave you with a story that can also be a technique to gently lead children to the kingdom of dreams.
Children's bedtime story
Walking, walking and walking
-Tell us another one, please!
-I will tell you the last story of the evening," said the mother and began to narrate:
"In a far away country, a long time ago, there was a young man who wanted to give an exceptional gift to his fiancée for her wedding day.
Mariche was of heavenly beauty and had grown up among travels, silks and beautiful scents. Nothing in this world seemed to be a surprise for her; so, thinking and thinking, the young man decided to give his fiancée the strangest and most beautiful flower in the world.
-A flower is always the best gift for a bride," thought the young man, as he walked through the gardens of the city.
Walking, walking and walking he went through all the orchards and talked to all the flower growers. To each one he asked about a flower that would have the colors of the rainbow in its large and multiple petals and that emanated a soft smell of vanilla. Many said they had heard of the existence of such a flower.
-It is the Flower of Wonder. -The florists replied enthusiastically, but no one in the city had ever held it in their hands.
-The stories tell that the flower can only be found by walking through the country. It can be far away or it can be near. The flower shows itself when the person who is looking for it has a true desire to make another person happy and is willing to do everything to achieve it, it can be difficult or it can be easy. -said a gardener to the young man.
To the young man, who loved his fiancée dearly, this did not seem like a great effort. So he set off on his walk, but not before saying goodbye to his fiancée with a tender embrace.
-I'm going to get the Wonder Flower for you. -He said to her and began to walk.
Walking, walking and walking, he came to a small village where he met a peasant.
-Do you know where the Flower of Wonder is? -asked the young man.
The peasant looked at him attentively, as a peasant looks for a worm among the leaves of a plant. After a while he answered:
-I have heard that you must cross the river to find that flower, but beware of the big crocodile that lives in those waters. He has had lunch with many, he may or may not eat you.
The river was wide and deep and the young man did not get along well with crocodiles, but he decided to continue on his way looking for the flower. It is possible that the crocodile was satisfied that day because the young man managed to get, sometimes floating, sometimes braced, to the other shore.
Walking, walking and walking he came to a green valley, surrounded by high mountains, there, sitting among the flowers, he found a smiling young man looking at the world through round glasses.
The lover asked the young man if, perhaps, somewhere he had seen the Wonder Flower. The young man smiled kindly at him and in a very musical voice replied:
-Brother, I have heard that to find that flower you must climb to the top of that mountain, but it is not easy to get there because it has very narrow cliffs, and there is talk of a jaguar that never sleeps and is always hungry, it may kill you or it may leave you alive, imagine not, if you feel strong enough.The young man did not feel tired, so he began to climb, sometimes slowly up the cliffs, sometimes faster, over the round stones; maybe the jaguar was distracted because he was able to reach, without finding the animal, the top of the mountain.
There he found a hut. At the door, a hermit. When the young man saw him, he asked him if he knew where to find the Flower of Wonder.
-It is the flower that people in love look for. It has been many years since I have heard of her. Down the hillside you will find a forest, there are all kinds of flowers in it. You may find it, you may not. But beware that the forest is guarded by a goblin. Some say it's a bad spirit, others say it's a good-tempered one. -said the hermit very quietly.
The young man believed so much in the power of love that he was not afraid of evil. So, walking, walking and walking, he came to the dense forest.There was no place among the treetops to look at the sky, the creepers surrounded them, the malangas of immense leaves made him think that soon, very soon, he would find the Flower of Wonder. A stream led the young man to a cave. As he set foot in the entrance a voice thundered over his head:
-Who dares to pass through my house and for what purpose?
The thick voice that entered his ears directed his eyes towards the shadow, beyond which the young man distinguished the figure of the genie. Anyone would have been intimidated by that voice, but not our young man. He knew that, sometimes, things are not as they seem... The fact is that, regardless of how intimidating his voice and his figure were, the young man asked the same question as always:
-Do you know where to find the Flower of Wonder?Because the genie had grown up in magic he knew immediately that the young man wanted to make a gift of love. He took an antique mirror and looked into it. The mirror returned to him the figure of a lily, a white lily that seemed to struggle with the wind.
The genie's voice mutated from harsh to soft:
-I see that you have walked a long way. To find what you seek you must cross the sea. Follow the river, but beware of the brambles along the way, they may cause you deep wounds, or they may move out of your way.
Being in the genie's cave filled the young man with joy. He did not want to worry about the thorns. Walking and walking and walking, in the late afternoon he came to a beach. A solitary boat was playing with the tide. Inside, two seagulls were talking in their bird language. They watched as seagulls watch. Each one, with one eye the sea and with the other the beach.
When the young man appeared, the seagulls flew to his side. This did not seem strange to the young man, and - although it seemed even stranger - he asked the same question again.
The seagulls talked to each other in their hubbub and pushed the young man with their wings to the boat. Once the ship felt the weight of the young man on its timbers, it straightened its bow and began to sail, first slowly, then faster, marking a wake that can still be seen in the sea.
The boat crossed inlets, gulfs, islets..., steepened over large waves, and avoided the sharks, following what the seagulls were saying with their squawks from the air. At last he reached a small island where he ran aground, stern to the sand.The man understood the signal from the boat and got out ready to walk, but he missed an indication for the way and looked at the seagulls.
The birds landed on a bottle floating in the sea. The young man's gaze penetrated the glass, inside he saw a piece of paper. He uncapped the bottle took out the paper and read:
"Always walk north, beware of the lying man."
As he read the note the walker watched the boat sail away at the speed of the seagulls flying serenely overhead.
The young man thought and decided that north was the flower he was looking for and walking, walking and walking he found a man.... "
The mother's voice had become lower and lower as she went on telling the story. The children in bed, with their eyes closed and their breathing deep, all seemed to be asleep.
-Friend, do you think these children are already asleep? asked the mother softly and in an even lower voice. (She pretended to be the lover who was talking to the man).
It was then that a little voice said quickly:
-"Not me, Mom, keep counting!
-All right, honey, let me put your sisters in their beds and I'll be right back.
Don't go to sleep because this story has a lot more to tell.
While I'm going back, imagine the man walking, walking, walking. -said the mother.
When the mother returned to bed she found her daughter sound asleep.
