Cuando todavía era un niño a punto de entrar a la adolescencia, solía concurrir los domingos a un viejo cine cuyo nombre ya no recuerdo y que seguramente ha desaparecido una infinidad de años atrás, como la mayoría de estos lugares donde aprendimos a soñar, imaginar y disfrutar viendo a nuestros artistas favoritos interpretando papeles de héroes que íntimamente envidiábamos.
Recuerdo que el programa incluía 3 películas y era continuado, es decir que se podía ingresar en cualquier horario y quedarse a ver las 3, algunas o hasta repetir si aparecía el impulso patológico de seguir viendo algo recién visto, no encuentro una mejor expresión para ello.
Hablando de volver a ver alguna película que ya vimos, es bastante habitual ahora, no lo era tanto en aquellos años; si recuerdo un caso curioso que no se volvió a repetir en mi vida, vi una película en el cine dos veces el mismo día, pero con la particularidad de que fue en distintos momentos del día y por supuesto pagando la entrada en ambas oportunidades. Todo ocurrió por una discusión entre varios amigos que habíamos visto "Contacto en Francia" un film policíaco donde actuaban Gene Hackman, Roy Schneider y Fernando Rey, algunos interpretamos un final y otros uno distinto, la conclusión fue ir de nuevo todos juntos a ver el film para sacarnos la duda. Cosas que pasan diría mi abuela.
Volviendo al cine de mi infancia, una de las cosas preferidas de esos domingos de invierno no era precisamente ver 3 películas por el mismo precio sino la pizza que comíamos en un local que estaba justo al lado cuando la función finalizaba, allí vendían una pizza de cancha para comer de parado y sobre el mostrador, que tenía un sabor de antología. Más sabrosa que la que vendían en los alrededores de la cancha de Boca Juniors, y eso era mucho decir.
La pizza de cancha es un invento argentino o para ser más preciso, de un italiano de apellido Vianini residente en la Argentina que vino como muchos otros al país y se dedicó a hacer pizzas para vivir, por esas cosas del destino abrió un local muy cerca del estadio del Club Atlético Atlanta, en el barrio de Villa Crespo.
Eran tiempos difíciles y la receta que trajo de su país natal llevaba queso muzzarella que era muy caro en ese entonces y no solamente encarecía la fabricación del producto, sino que además lo hacía más difícil de vender, por lo tanto, el "tano" buscando una formula menos onerosa se decidió por hacer una pizza diferente, una que solo tuviera encima de la masa una salsa de tomate bien especiada y nada más.
Esa es la pizza de cancha.
¿y por qué "de cancha"? pensará usted, estimado lector.
Este pizzero italiano, para tratar de mejorar aún más sus ventas, tuvo la segunda idea brillante, hornear varias de estas pizzas baratas, colocarlas una encima de otra con un papel encerado de por medio para que no se pegaran o se ensuciara la masa de una con la salsa de la que estaba por debajo, y se iba con ellas a vendarlas en inmediaciones de las canchas de fútbol donde había una gran cantidad de simpatizantes deseosos de ver a su equipo favorito y además comer algo antes o después del partido. De pronto el "tano" se hizo famoso y vendía una buena cantidad de esas pizzas que las dividía en porciones, eran tan ricas y baratas que se las sacaban de las manos; quizás sin saberlo, fue el momento en que se crearon las franquicias, sin ese nombre y sin los contratos que se estilan por estos días: diferentes personas dispuestas a progresar, compraban las pizzas de cancha del tano para vender en otros estadios de fútbol los domingos por la tarde.
Los programas de los canales de cocina me gustan mucho, tanto como me agrada cocinar y cuando tengo un rato libre pongo alguno de esos canales para tratar de sacar ideas ricas e innovadoras con las que sorprender a mi familia. Uno de los que trato de ver es el denominado "maestros de la pizza" y en ellos conocí la historia del italiano que abrió una pizzería hace 84 años y que fue el creador de la pizza de cancha, o canchera como reza el cartel que se encuentra en la vidriera del local.
Por supuesto el pizzero original ya no está, pero uno de sus descendientes directos es el actual dueño y encargado, cuenta la historia de su abuelo y de la pizza de cancha a todo el que desee escucharla.
La Boca del Riachuelo es el hogar del club atlético Boca Juniors y también el lugar donde se concentraron y eligieron para vivir la mayoría de los italianos que vinieron en los años de la inmigración en los albores del siglo XX; el club, los italianos y la pizza tienen una larga historia de hermandad y convivencia, por supuesto la de cancha está presente en toda expresión de cultura y tradición boquense.
Historias de vida entrelazadas con los deportes, merecen ser contadas, ¿no les parece?
Soccer and pizza
When I was still a child about to enter adolescence, I used to go on Sundays to an old cinema whose name I no longer remember, which surely disappeared an infinite number of years ago, like most of these places where we learned to dream, imagine and enjoy watching our favorite artists playing the roles of heroes that we intimately envied.
I remember that the program included 3 films and it was continuous, meaning that you could enter at any time and stay to watch all 3, some of them or even repeat them if the pathological urge to continue watching something you just saw appeared, I can't find a better expression for it.
Speaking of re-watching a film that we have already seen, it is quite common now, it wasn't so common in those years, I do remember one case that was never repeated in my life, I saw a film in the cinema twice on the same day, but with the peculiarity that it was at different times of the day and of course I paid the entrance fee on both occasions. It all happened because of an argument between friends who had seen "Contact in France", a police film starring Gene Hackman, Roy Schneider, and Fernando Rey. Some of us interpreted one ending and others a different one. The conclusion was to go back and see the film together to clear up our doubts. Things happen, my grandmother would say.
Returning to the cinema of my childhood, one of my favorite things on those winter Sundays was not exactly seeing 3 films for the same price, but the pizza we ate in a place right next door when the function ended. There they sold a pizza that you could eat standing up and, on the counter, with an anthology-like flavor. It was more exquisite than the one they sold around the Boca Juniors stadium, and that was saying a lot.
The pizza de cancha is an Argentine invention or, to be more precise, it was invented by an Italian named Vianini who lived in Argentina. Like many others, he came to the country and dedicated himself to making pizzas for a living. By chance, he opened a place very close to the Club Atlético Atlanta stadium, in the Villa Crespo neighborhood.
Those were difficult times and the recipe he brought from his native country included mozzarella cheese, which was very expensive at the time and not only made the production of the product more expensive but also made it more difficult to sell. Therefore, the "tano" looking for a less expensive formula decided to make a different pizza, one that only had a well-spiced tomato sauce on top of the dough and nothing else.
That is the pizza de cancha.
And why "de cancha"? You will think, dear reader.
This Italian pizza maker, in an attempt to further improve his sales, had the second brilliant idea: bake several of these cheap pizzas, place them on top of each other with wax paper in between so that they wouldn't stick together or the dough wouldn't get dirty with the sauce of the one underneath, and then he would go and sell them near football fields where there were a large number of fans eager to see their favorite team and also eat something before or after the game. Suddenly the "tano" became famous and sold a good number of these pizzas, which he divided into slices. They were so delicious and cheap that they were snapped up; perhaps without knowing it, it was the moment when franchises were created, without that name and without the contracts that are in fashion these days: different people willing to progress, bought the Tano's football field pizzas to sell in other football stadiums on Sunday afternoons.
I like cooking shows on the channels, just as much as I enjoy cooking, and when I have some free time, I watch one of those channels to try to find delicious and innovative ideas to surprise my family. One of the ones I try to watch is the one called "Pizza Masters" and in them, I learned the story of the Italian who opened a pizzeria 84 years ago and who was the creator of the "pizza de cancha" or "canchera", as the sign in the shop window says.
Of course, the original pizza maker is no longer with us, but one of his direct descendants is the current owner and manager, telling the story of his grandfather and the pizza de cancha to anyone who wants to listen.
La Boca del Riachuelo is the home of the Boca Juniors athletic club and also the place where most of the Italians who came during the years of immigration at the dawn of the 20th century settled and chose to live; The club, the Italians, and pizza have a long history of brotherhood and coexistence, of course, the one on the pitch is present in every expression of Boca culture and tradition.
Life stories intertwined with sports deserve to be told. Don't you think so?
Héctor Gugliermo
@hosgug
