La escritura tiene miles de años entre nosotros. No obstante, ten en cuenta, no es una destreza innata e instintiva en el hombre. Es más bien, una invención tardía, pero decisiva que nos ha llevado hasta la cúspide de la cultura y la civilización.
En contraste a la creencia popular de que la gente no le gusta leer. Hoy en día, se lee mucho, sea por necesidad o por la inercia de la época. Quizás, solo habría que comparar el índice de analfabetismo con las detentadas en otras épocas para ver si esto es cierto.
Se nos enseña que en la antigüedad, solo unos cuantos escogidos y afortunados sabían leer y escribir. Más me pregunto, en realidad ¿qué tan cierto será está afirmación? Inclusive, se nos dice que ni siquiera la totalidad de la casta dominante tenían el tesoro de escribir y leer.
Bueno, ahora está de moda la desinformación y noticias falsas. Y como toda moda, supongo, habrá sido cíclica. Imagino al senado ateniense o romano de la época clásica, discutiendo sobre hechos inciertos de su remoto pasado: no hay nada nuevo debajo del sol.
Para escribir tienes que ser creativo y original
Hoy también se discute mucho sobre la originalidad y la implicancia en los derechos de autor. Por supuesto, detrás de esto se devienen los intereses y beneficios económicos en el comercio de las ideas.
Curiosamente, es tan difícil guardar silencio en tu mente. Una tarea titánica que amerita, hasta cursos extremos y costosos de meditación para que tú puedas calmar el remolino incesante que te acompaña en la vigilia como en los sueños.
No imagino al hombre de las cavernas en estas luchas consigo mismo. Sin embargo, pronto creó todo un ideario sin patentar que compartió con sus congéneres durante el ascenso que llevo consigo el invento de la escritura y la contabilidad. Si, las matemáticas son las compañeras de las letras y signos que las representan.
Al menos ellos tenían motivos concretos para escribir y leer nacidos de la necesidad misma.
Más allá de lo instrumental, te has preguntado por qué escribes.
Al menos de que seas un escritor como yo; Tú lo haces también por necesidad y quizás sin pasión: informarse y coordinar esfuerzos de diversas índoles. Además de compartir ideas y sentimientos en las redes sociales propulsores del ego: actividades normales de los hombres urbanos.
En la Web, cada vez más entrometida en todo, el analfabetismo, ahora es de otro tipo.
La tecnología al alcance de tus dedos
No obstante, es admirable los portentos del pasado. Quienes sin las herramientas de hoy, fueron capaces de producir las impresionantes obras literarias y artísticas que constituyen el acerbo que sustenta el saber actual.
Hoy es común sumergirse entre letras cuando tu texto en construcción está siendo observados por las API cada día más efectivas. Tu estilo de escritura, para bien o para mal, está moldeada por tus asistentes electrónicos.
Claro, si eres de los mileniales o centeniales, te parecerá de lo más normal, dándolo por obvio. Pero para quienes son de mi generación o de la Babies Boomers, quienes tecleamos en máquinas de escribir y usamos las fichas bibliográficas escritas a mano, nos parece un salto cuántico.
En tal sentido, tú debes escribir porque ahora es más fácil que nunca y para que te puedas conectar con personas afines a ti sin los límites del idioma y las fronteras.
Bueno, disculpa lo normativo y apasionado del párrafo precedente. Me dejé llevar por la emoción de esta gran época.
No puedo imaginar lo que haría don Miguel de Cervantes, Quevedo, Rómulo Gallego, Arturo Uslar Pietri, Jorge Luis Borges o Juan Rulfo con tales ayudas.
Quizás no serían lo que son, puesto la competencia sería también excelsa.
Piensa en los miles (por no decir millones) de escritores online, que además de talentosos, también sienten la pasión por la escritura de los autores de antaño.
Es fácil hacerse invisible entre tanto talento.
Escribes por placer, además de útil
¿Por qué escribes, y para qué?
Son preguntas retóricas para ti, quien me lees. Sé que te diviertes en tu mundo de letras, dándole sustancia a las imágenes mentales de tu imaginación.
Ahora, tantas letras en formato digital, almacenadas en los circuitos impresos pudieran perderse para siempre si colapsara nuestra civilización tecnológica. Más por qué y para qué preocuparse. Con seguridad, miles de hombres construirían con el tiempo una narrativa paradójica: similar y singular al mismo tiempo. Tal como los somos por individual todos los seres humanos.
Gracias por detenerte para divagar conmigo un rato.