As of today, the month of life that you gave me only with your laughter is over, but you are no longer with me, although I doubt that you ever were, at least not in the way I believed, at least not in this new reality, because the previous one was only a dissociated vision of desires and wishes that were not your obligation to satisfy, desires and wishes that are not anyone's need to satisfy. All that remains is the memory of your shadow under the shadow of my hands, all that remains is to imagine that your shadow is part of the darkness that remains in me whenever you are not there, now permanently, so that I can find you with me in the darkest corners of my mind, so that I can believe that the creature made of darkness that visits me almost every night is you, so that I can believe that your shadow is behind the sun every sunset and that is the only reason why I cannot see it.
It's an art to break a heart and pretend you're not drowning in the blood of the one you love. I swim in my tears mixed with your tears mixed with my blood, well, I drown, for I know nothing, I drown in all the words you haven't said and all the feelings I hurt, I have a rope tied around my neck with all the sighs you've given and the ground under my feet just waits for one of your smiles to disappear and make it all end, although very rarely do things end when a life comes to an end.
I read the books you recommended and I no longer have anything to fill the emptiness of your absence, I can no longer hold your hand in my dreams before waking up. My soul is left dancing alone to the sound of your voice that fades every time and I can only imagine you singing in front of the railing of the terrace while I fall into the void smiling just because you sing. I suffer because you left me and I feel relief because I know you are better off without me. There are truths that should never be told, there are feelings that should never be shared, so I could only push you away with the excuse of sharing more than I had to.
Sobre el arte de romper un corazón y tratar de tocar la sombra de alguien que ya no está | Escritos de una mente desequilibrada LXXVIII
A partir de hoy se acaba el mes de vida que me diste solo con tu risa, pero ya no estás junto a mí, aunque dudo alguna vez que lo hayas estado, al menos no de la forma en que yo creía, al menos no en esta nueva realidad, pues la anterior era tan solo una visión disociada de deseos y anhelos que no eran tu obligación satisfacer, anhelos y deseos que no son la necesidad de nadie de que satisfagan. Ya solo queda el recuerdo de tu sombra bajo la sombra de mis manos, ya solo me queda imaginar que tu sombra es parte de la oscuridad que queda en mí siempre que tú no estás, ahora ya permanentemente, para así poder encontrarte junto a mí en los rincones más oscuros de mi mente, para así creer que la criatura hecha de oscuridad que me visita casi todas las noches eres tú, para así creer que tu sombra está detrás del sol todos los atardeceres y solo por eso no puedo verla.
Es un arte romper un corazón y pretender que no te estás ahogando en la sangre de la persona que amas. Nado en mis lágrimas mezcladas con tus lágrimas mezcladas con mi sangre, bueno, me ahogo, pues no sé nada, me ahogo en todas las palabras que no has dicho y en todos los sentimientos que herí, tengo una soga atada al cuello con todos los suspiros que has dado y el suelo bajo mis pies solo espera a una de tus sonrisas para desaparecer y hacer que todo acabe, aunque muy pocas veces las cosas terminan cuando una vida llega a su fin.
Leí los libros que me recomendaste y ya no tengo con qué llenar el vacío de tu ausencia, ya no puedo tomar tu mano en mis sueños antes de despertar. Mi alma quedó bailando sola ante el sonido de tu voz que cada vez se desvanece y solo me queda imaginarte cantar ante la baranda de la terraza mientras caigo al vacío sonriendo solo porque tú cantas. Sufro porque te alejaste de mí y siento alivio porque sé que estás mejor sin mí. Hay verdades que nunca deberían ser dichas, hay sentimientos que nunca deberían ser compartidos, así que solo podía alejarte cn la excusa de compartir más de lo que debía.