Una vez más quiero tocar el tema de la teología, pero ahora más específicamente desde la pastoral universitaria. Estoy a cargo de reimpulsar esta área pastoral de la arquidiócesis, puesto que hace tiempo no se logra conformar un equipo que lleve adelante las diversas actividades y mantenga la esencia de la misma, pues, dentro de la tarea evangelizadora de la Iglesia cada pastoral tiene un enfoque particular.
Podemos comenzar hablando de la pastoral universitaria dentro de la iluminación teológica, partiendo del mandato de Jesucristo: "Sean sal de la tierra y luz del mundo" (Cfr. Mt 5, 13-16) o, más concretamente, "ser levadura para la masa" (Cfr. Lc 13,20-21). Todos los cristianos estamos llamados a transformar las realidades, pero nos parece que aquellos que van a asumir tareas profesionales que incumben directamente a la sociedad deben ser especialmente preparados para ello. De ahí que el mundo universitario, especialmente el grueso del mismo conformado por los estudiantes, sea una preocupación, o mejor dicho, una ocupación a tomar en serio.
Cuando nos referimos a este gran grupo que conforma el mundo universitario, los estudiantes, pensamos que así como en la universidad se les dan las bases para el desarrollo civil en su profesión, desde una pastoral universitaria se puede aportar también dándoles esas bases en los valores. Primeramente, según un diagnóstico que hemos hecho, los valores humanos de respeto, solidaridad y ser buen ciudadano, que por diversas circunstancias, incluso familiares, no están ni siquiera mínimamente presentes en algunos.
De manera particular, en este diagnóstico llama la atención cómo algunos estudiantes escogen carreras que no son las de ellos, porque no se sienten bien, que estudian una carrera para complacer a mamá y papá. Es donde también se hace necesaria una iluminación vocacional, en el sentido de que realmente lo que escoja el muchacho, o si tiene dudas, pueda ser lo más acertado con aquello que sienta que puede realizar. Porque aquí empieza todo: si no te sientes bien en un puesto o en una profesión, no darás el 100%. ¿Cuántas personas podemos conocer que están en un puesto de trabajo que no es su vocación y por eso lo realizan de forma regular o con amargura, por lo cual, evidentemente, no dejan ningún aporte positivo a la sociedad?
Una pastoral universitaria debe también tener en cuenta a todo el mundo universitario: profesores, personal laboral, administrativo y obrero en general. Hay que buscar la forma de que esos espacios de trabajo se vean como espacios de realización de las personas. Juan Pablo II realizó mucho hincapié en resaltar el valor del trabajo, porque es una extensión de la persona. De tal manera que, por ejemplo, los administrativos y los obreros están realizando una labor de servicio para una institución tan importante y prestigiosa como son las universidades. De igual manera, los profesores, que están realizando una labor de servicio, están dejando su egoísmo para compartir aquello para lo cual se han preparado, y así todos. De tal manera que la misma vida laboral y de servicio a la universidad es también formativa para los mismos estudiantes.
En una pastoral universitaria, finalmente, no se nos puede pasar por alto la figura del Dr. José Gregorio Hernández, beato venezolano, ya que él fue estudiante universitario, profesor universitario, investigador e hizo llegar al país muchas novedades científicas. Por lo cual, él resalta como un patrón de la vida universitaria, alguien que, desde esa luz de Dios junto a él, en la Gloria, estará muy atento para interceder por la vida en la universidad. Pero, en segundo lugar, el patrón también es ejemplo para la vida universitaria, para los estudiantes, profesores y todos los que hacen vida allí. De tal manera que poder aprovechar este testimonio, incluso estas obras para la vida eclesiástica, resulta un punto a favor de lo que puede ser la vida universitaria en Venezuela.
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