VERSIÓN EN ESPAÑOL
Cada 28 de mayo aprovechando la efeméride de Jacinto Lara, de quien recibe su nombre nuestro estado, las parroquias eclesiásticas de la Arquidiócesis de Barquisimeto salimos en peregrinación hacia el santuario de Nuestra Señora de Coromoto, ya que esta advocación mariana tiene el patronazgo de toda la nación. Ahora bien no vengo a hablarle exactamente de ella sino del sentido de la peregrinación que hicimos, pues, siempre que el ser humano se traslada de un lugar a otro no se trata simplemente de un movimiento físico sino de la expresión de algo connatural a la humanidad, la cual desde el principio de los tiempos no solo ha ido de un sitio a otro sino que también ha descubierto en sí misma un ansia de superación constante.
Crecimiento Personal
Como decía no se trata simplemente de una peregrinación física, sino que la misma nos hace reflexionar sobre la peregrinación que uno hace dentro de sí mismo en búsqueda del sentido de su ser y existencia. No es más que un espejo del viaje interior que hacemos para lograr el descubrimiento de nuestra misión aquí en el mundo así como de las heridas que llevamos por dentro y el proceso de sanación para las mismas, lo cual es la esencia del crecimiento personal.
En efecto, desde el momento del nacimiento del ser humano, incluso desde su concepción, podemos ser testigos de una evolución física, de un peregrinar a través de diferentes estados de vida, no obstante, dentro de cada ser humano también hay un proceso de peregrinación que nos lleva a pasar por un desarrollo y maduración de nuestro ser. Este es un proceso que dura toda la vida y ante el cual estamos tentados a desmayar o incluso a ignorarlo por la dificultad que el mismo entraña, así pues, como para peregrinar es necesario tomar la decisión y mantenerla de estar en camino constante, lo mismo para el crecimiento personal, pues se trata de tomar una decisión y mantenerla en el tiempo a pesar de las dificultades.
Conexiones
En nuestro caso, peregrinamos a un santuario mariano para vivir una experiencia espiritual, es decir, para establecer una conexión con nuestra fe. De la misma manera, en la vida de todo ser humano también es necesario este viaje de búsqueda para conectar con esos valores trascendentales que le den fundamento profundo a nuestra existencia. Al final, esto es lo que logra todo tipo de experiencia espiritual, darle una potente orientación a la vida del ser humano, ya que al final toda vida humana es limitada y finita, y la respuesta por el más allá tiene una luz esclarecedora y esperanzadora es precisamente en esta esfera de la conexión con la divinidad y todo lo que de una u otra manera tenga relación con ella.
En la peregrinación que hicimos no íbamos solos, sino que nos acompañamos unos a otros, compartíamos anécdotas, contábamos historias y nos instruíamos durante la ruta que seguimos. Esta conexión con los demás también es muy necesaria para la vida, pues, el ser humano en su interior descubre carencias, las cuales no constituyen un límite para la vida, siempre y cuando se aprenda a complementarse con las virtudes que en lo demás podemos conseguir.
Respeto a la diversidad
El Santuario donde fuimos, está ubicado en Guanare (Venezuela) y la advocación mariana que fuimos a venerar tiene una estrecha relación con una cultura indígena, la de los indios cospes, los cuales todavía hoy existen y también rinden su homenaje a esta advocación en el mes de septiembre, que es cuando se le celebra de manera más solemne. El lugar donde está ubicado el santuario es donde, en la época de la aparición mariana, estos indios estaban ubicados, incluso la naturaleza que rodea es una rememoración y recuerdo constante de este hecho cultural.
Este tipo de peregrinaciones, que nos ponen en contacto con otros contextos culturales, nos enseña el valor de respeto dentro de la diversidad, puesto que es necesario comprender el sentido de los gestos de los demás, empatizar lo más posible con ellos y, sobre todo, ejercitar una sana tolerancia que nos lleve a apreciar los buenos elementos que estas diversas expresiones culturales puedan tener.
ENGLISH VERSION
Every May 28th, taking advantage of the anniversary of Jacinto Lara, from whom our state receives its name, the ecclesiastical parishes of the Archdiocese of Barquisimeto go on pilgrimage to the sanctuary of Our Lady of Coromoto, since this Marian advocation has the patronage of the entire nation. Now, I am not coming to talk to you exactly about her, but about the meaning of the pilgrimage we made, because whenever a human being moves from one place to another, it is not simply a physical movement but the expression of something innate to humanity, which since the beginning of time has not only gone from one place to another but has also discovered within itself a constant yearning for improvement.
Personal Growth
As I was saying, it is not simply a physical pilgrimage, but it also makes us reflect on the pilgrimage that one makes within oneself in search of the meaning of one's being and existence. It is nothing more than a mirror of the inner journey we make to achieve the discovery of our mission here in the world as well as the wounds we carry inside and the healing process for them, which is the essence of personal growth.
Indeed, from the moment of a human being's birth, even from conception, we can witness a physical evolution, a pilgrimage through different states of life. However, within each human being there is also a pilgrimage process that leads us to go through a development and maturation of our being. This is a process that lasts a lifetime and in the face of which we are tempted to faint or even ignore it because of the difficulty it entails. Thus, just as to pilgrim it is necessary to make the decision and maintain it to be constantly on the way, the same for personal growth, since it is about making a decision and maintaining it over time despite the difficulties.
Connections
In our case, we pilgrimage to a Marian sanctuary to live a spiritual experience, that is, to establish a connection with our faith. In the same way, in the life of every human being, this search journey is also necessary to connect with those transcendental values that give a deep foundation to our existence. In the end, this is what all kinds of spiritual experiences achieve, to give a powerful orientation to the life of the human being, since ultimately all human life is limited and finite, and the answer for the afterlife has an enlightening and hopeful light. It is precisely in this sphere of connection with divinity and everything that in one way or another has a relationship with it.
On the pilgrimage we made, we did not go alone, but we accompanied each other, shared anecdotes, told stories, and instructed each other during the route we followed. This connection with others is also very necessary for life, since the human being in his interior discovers deficiencies, which do not constitute a limit to life, as long as one learns to complement oneself with the virtues that we can achieve in others.
Respect for Diversity
The Sanctuary where we went is located in Guanare (Venezuela) and the Marian invocation that we went to venerate has a close relationship with an indigenous culture, that of the Cospes Indians, who still exist today and also pay homage to this invocation in September, which is when it is celebrated more solemnly. The place where the sanctuary is located is where, at the time of the Marian apparition, these Indians were located, even the nature that surrounds it is a constant reminder and memory of this cultural fact.
This type of pilgrimage, which brings us into contact with other cultural contexts, teaches us the value of respect within diversity, since it is necessary to understand the meaning of the gestures of others, empathize with them as much as possible and, above all, exercise a healthy tolerance that leads us to appreciate the good elements that these diverse cultural expressions may have.
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