El silbido del arquero
Vuelvo a la época de los dioses, de los sacrificios, de las hospitalidades para los derrotados; vuelvo a la guerra de Troya, pero en su final, ahora soy Eneas, el más valiente guerrero troyano después de Héctor; el que recibió un mensaje de los dioses para que escapara de la muerte porque tenía asignado un nuevo destino; debía cumplir una profecía, viajar a un país extraño, enfrentar nuevos peligros para fundar una nación que sería, en el futuro, la nueva dueña del mundo.
En estos momentos estoy en Cartago, soy un náufrago, me acompañan valientes guerreros; perdí a Troya, a mi esposa, a mi padre y estuve a punto de perder a mi hijo. Mis barcos están destrozados, el mar nos batió contra estas costas; necesito madera, comida, fuerzas y esperanzas. No sé qué nos aguarda en estas tierras extrañas, somos extranjeros, hombres en desgracias, mendigos, harapos, juguetes de los dioses.
Soy Eneas, hijo de un mortal y de la diosa de la Vida, pero sangro como cualquier soldado, una flecha puede anunciar mi muerte, una espada puede cortar mis hilos del presente, una lanza puede atravesar mis entrañas para que se la devoren los buitres, mis ojos no están exentos de los carroñeros porque también los héroes tiene sus días contados. Ya le pasó a Héctor, a Paris, a Aquiles, a tantos; yo sólo soy un eslabón más de la historia, en algún punto marchará sin mí y seguirá hacia el fututo, me dejará descansar en paz y yo estaré feliz de haber vivido en épocas de grandes guerreros y de dioses inmortales.
Irene Vallejo escribe este libro con el conocimiento preciso de la historia y la mitología. Mientras leo voy repasando nombres de dioses, Hera, Afrodita, Poseidón, Apolo, Atenea, Eros; voy despertando imágenes en mi memoria lectora porque antes que Superman, Batman o cualquiera de los superhéroes de cine, conocí a los de la mitología griega, Aquiles, Odiseo, Héctor a quienes idealicé para futuras aventuras, para imitar y a los que, gracias a la lectura, aprendí a representar mentalmente en silencio, en la soledad de mi biblioteca.
Leo El silbido del arquero y me traslado a los escenarios más sangrientos de las guerras, mis conexiones neuronales me emocionan al saber que antes estuve ahí, cuando leí a Homero, a su Ilíada y a su Odisea; me gustan estas aventuras y que además estén bien narradas es un doble placer. Invito a leer la obra de Irene Vallejo para que sientan lo que fue vivir en épocas de guerreros valientes y de dioses forjadores de mundos.
The archer's whistle
I return to the time of the gods, of sacrifices, of hospitality for the defeated; I return to the Trojan War, but in its end, now I am Aeneas, the bravest Trojan warrior after Hector; the one who received a message from the gods to escape death because he had a new destiny assigned to him; he had to fulfill a prophecy, travel to a strange country, face new dangers to found a nation that would be, in the future, the new master of the world.
At this moment I am in Carthage, I am a castaway, I am accompanied by brave warriors; I lost Troy, my wife, my father and I was about to lose my son. My ships are wrecked, the sea beat us against these shores; I need wood, food, strength and hope. I do not know what awaits us in these strange lands, we are strangers, men in misfortune, beggars, rags, toys of the gods.
I am Aeneas, son of a mortal and the goddess of Life, but I bleed like any soldier, an arrow can announce my death, a sword can cut my threads of the present, a spear can pierce my entrails to be devoured by vultures, my eyes are not exempt from scavengers because even heroes have their days numbered. It has already happened to Hector, to Paris, to Achilles, to so many; I am only one more link in history, at some point it will go on without me and will continue into the future, it will let me rest in peace and I will be happy to have lived in times of great warriors and immortal gods.
Irene Vallejo writes this book with precise knowledge of history and mythology. As I read I go over the names of gods, Hera, Aphrodite, Poseidon, Apollo, Athena, Eros; I am awakening images in my reading memory because before Superman, Batman or any of the superheroes of the movies, I knew those of Greek mythology, Achilles, Odysseus, Hector whom I idealized for future adventures, to imitate and whom, thanks to reading, I learned to represent mentally in silence, in the solitude of my library.
I read The archer's whistle and I am transported to the bloodiest scenarios of wars, my neuronal connections thrill me knowing that I was there before, when I read Homer, his Iliad and his Odyssey; I like these adventures and the fact that they are well narrated is a double pleasure. I invite you to read Irene Vallejo's work so that you can feel what it was like to live in times of brave warriors and gods who forged worlds.