En atención al nuevo llamado de Club de Poesía (ver aquí), ese lugar de encuentro organizado por @freewritehouse, al que asisto desde hace algunos años, presento mi ejercicio poético-ensayístico, que intenta responder a la frase dada: “Combina el granizo del invierno y la suave caricia de las flores”.
In attention to the new call of Poetry Club (see here), that meeting place organized by @freewritehouse, which I have been attending for some years, I present my poetic-essayistic exercise, which tries to respond to the given phrase: "Combine the hail of winter and the soft caress of flowers".
No he sentido el invierno y su frío entumecedor en mi cuerpo. Solo la gélida nieve que en las historias vividas por el cine han nublado mis ojos y cubierto mi piel, en Ciudadano Kane de Welles, Vivir de Kurosawa, Fargo de Cohen… Sin embargo, el duro y renovador invierno ha recorrido mi sensibilidad hecha palabra en la poesía: “Hay demasiado frío / esta tarde en el mundo”, dice el poeta Colinas.
Pero, pasado el invierno imaginado, nuestra particular primavera ha creado la vida nuevamente: “Abril es el mes más cruel / creando lilas de la tierra muerta”, expresa el poeta Eliot. El renacer del verde vegetal, de la proliferante policromía de las flores, de los aromas y sabores de las frutas embriagantes, anuncian cada cierto tiempo, retornable, que somos esa milagrosa simbiosis de muerte y vida, que acaricia nuestra alma.
I have not felt the winter and its numbing cold in my body. Only the icy snow that in the stories lived by the cinema have clouded my eyes and covered my skin, in Welles' Citizen Kane, Kurosawa's Live, Cohen's Fargo... However, the hard and renewing winter has crossed my sensibility made word in poetry: "There is too much cold / this afternoon in the world", says the poet Colinas.
But, after the imagined winter, our particular spring has created life again: "April is the cruelest month / creating lilacs from the dead earth", expresses the poet Eliot. The rebirth of green plants, of the proliferating polychrome of flowers, of the aromas and flavors of intoxicating fruits, announce every so often, returnable, that we are that miraculous symbiosis of death and life, which caresses our soul.
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