Feliz inicio de semana. Hoy quiero compartir con ustedes varias experiencias aterradoras que he vivido gracias a los sueños. Con esta publicación, participo en la iniciativa ¡Pesadillas en zde!: La iniciativa que hará realidad tus pesadillas, organizada por la comunidad Zona de escalofríos. Aprovecho para invitar a participar a @itsjunevelasquez y @arzkyu97. La publicación será un poco larga, así que ponganse cómodos.
A lo largo de mi vida he tenido varias pesadillas, en muchas de ellas mueren familiares o muero yo. He soñado con zombies, aliens o fantasmas. Me he tenido que enfrentar a serpientes, osos y otros animales. Pero las más perturbadoras han sido las que de algún modo han traspasado el mundo onírico y me han parecido reales. De este tipo de pesadillas he tenido dos y realmente me han causado pánico.
La primera fue hace unos cuatro años. Por aquel entonces aún se alquilaban las habitaciones de la casa y enfrente de la mía se hospedaba una mujer un año más joven que yo. Dos meses después de conocerla comenzamos a salir.
Una noche nos quedamos dormidos en su habitación. No sé cuánto tiempo pasó o qué pasó. Pero me desperté porque sentí que alguien me observaba y cuando abrí los ojos estaba una figura oscura de un hombre a los pies de la cama. Era como una sombra que llegaba al techo, tenía los brazos y las piernas largas. Se inclinó hacia la cama e intentó agarrarme, como si quisiera llevarme hacia otra parte.
Empecé a gritar, pidiendo que me dejara en paz, asustado como pocas veces lo he estado en mi vida. Mi pareja se despertó, aterrada por mis gritos, y comenzó a decirme que me calmara mientras me agarraba por los hombros y me zarandeaba de un lado a otro. Cuando me di cuenta que ella estaba ahí conmigo y volví a ver hacia los pies de la cama, la figura había desaparecido. Era la primera vez que estaba tan asustado por una pesadilla, aunque no supe diferenciar si fue real o no.
Esa misma noche le conté a mi pareja lo que había pasado y le pregunté si no había visto o sentido a la figura. Ella me respondió que no vio nada, que solo despertó asustada por mis gritos y que yo parecía estar en shock porque no dejaba de gritar y ver hacia el rincón de la habitación. Lo más perturbador de esta experiencia es que medio año antes, en esa misma habitación y cama, falleció un señor; aunque no me gusta pensar que él tiene algo que ver, espero esté descansando en paz.
La segunda pesadilla la tuve hace un par de años, en esta misma casa, pero esta vez fue en mi habitación y estaba solo. Ocurrió una noche cualquiera en la que me fui a dormir con normalidad y caí rendido del cansancio. Alrededor de las tres de la mañana, soñé o sentí que me jalaban los pies. Era la primera vez que me pasaba algo así.
De pequeño mis abuelos o mis padres me decían que si me portaba mal me iban a jalar los pies… ¿Quién? No lo sé, nunca me lo aclararon; pero supongo que hablaban de demonios o cosas así. El caso es que crecí con ese miedo, tanto que duré media vida asegurándome todas las noches de dormir con los pies tapados por la sábana; si no, no podía pegar ojo.
Esa noche, como era lógico, desperté lanzando patadas a lo loco y gritando de terror. Nunca vi las manos que me agarraban, pero las sentí en mis tobillos cuando tiraban de mí. Lo peor de todo vino después, cuando dejé de patear y pensé que solo había tenido un mal sueño. Unas risas burlonas de niños, provenientes de todas partes, se escucharon con claridad por unos segundos. Encendí rápidamente el monitor de la computadora y me quedé sentado en la cama, con los pelos de punta, diciendo «mierda» una y otra vez, mientras digería lo que había pasado. Tardé como una hora para volver a dormir.
Luego de eso, retomé la costumbre de taparme los pies con las sábanas. Aunque he tenido tantas experiencias igual de extrañas que a veces ni siquiera me arropo, para demostrarme a mí mismo que todo es producto de mi imaginación y procuro dormir sin pensar en el asunto.
Si las analizo por un momento, me doy cuenta que son las manifestaciones de mis miedos más profundos. Provengo de una familia católica y crecí creyendo fuertemente en la idea del cielo y del infierno. A veces, pasaba noches enteras pensando en la muerte y a dónde iría yo después de morir, sobre todo porque siempre fui mala conducta; aunque mi comportamiento ha cambiado los últimos años y me he vuelto un poco escéptico.
De pequeño tuve una pesadilla que refleja muy bien esos miedos. Tenía aproximadamente siete años cuando soñé que estaba en la sala de la casa de mis abuelos y me asomé al patio por una de las ventanas. En el patio había un árbol de pomarrosa gigantesco, sobre una de sus ramas estaba un sujeto de pie, vestido con la típica braga de granjero y un sombrero de paja. Tenía la piel tan negra como el carbón, los ojos negros, una sonrisa macabra y una cola puntiaguda que se movía de un lado a otro mientras hablaba. También tenía una horca en la mano izquierda y con su mano derecha me señaló a mí y luego a mi madre, que se encontraba bajo el árbol, llorando y pidiendo que no me llevara con él.
Esta pesadilla la recuerdo con mucha claridad porque es la única vez que he soñado con el diablo y que él estuviera precisamente ahí reclamando mi alma es algo que me impactó bastante a esa edad. No recuerdo nada más, solo esa escena y al niño que veía todo desde la ventana como si no le concerniera lo que pasaba.
Por supuesto, en la actualidad esos miedos están bien enterrados en lo más profundo de mi consciencia porque dejé de creer en Dios cuando tenía quince años de edad y comencé a forjar mi propio criterio sobre esos temas. Ahora vivo entre la duda y la fe, lugar en el que prefiero estar desde hace varios años.
No exactamente, pero una vez soñé que a mi bisabuela le había pasado algo malo y desperté sobresaltado, buscándola por todas partes. Escribí sobre eso en uno de mis cuadernos:
¿Casualidad o designio divino?
Desperté a las ocho de la mañana, con la desagradable sensación de que mi bisabuela estaba en peligro. El primer pensamiento fue la puerta del patio, que había quedado abierta la noche anterior porque se me olvidó cerrarla con llave. Mi bisabuela tiene prohibido hacer sola sus caminatas matutinas porque su sordera y senilidad es grave, tanto que puede perderse en la calle; aunque si por ella fuera saldría todos los días a cualquier parte con tal de librarse de esta casa llena de recuerdos. Supuse que se había escapado cuando descubrió que podía abrir la puerta.
Me asomé por la ventana de la sala que da hacia el porche y la vi intentando abrir la puerta desde la calle. Salí al porche y ella me preguntó cómo sabía que estaba ahí. Me encogí de hombros y le indiqué mediante gestos que aguardara unos segundos. Entré a mi habitación. Busqué las llaves. Salí al patio y abrí la puerta. Ella entró. Me contó que pensaba que se iba a quedar afuera todo el día y me abrazó, demostrando el amor de siempre. Caminamos hacia el interior de la casa y vimos un pájaro en una de las cuerdas donde colgamos la ropa cuando lavamos. Tuve la impresión de que el pájaro también nos observaba y que no era solamente un pájaro.
En todo ese tiempo, no había dejado de pensar en Dios. Al ver al pájaro recordé un escrito de Millás y pensé que, quizás, Dios nos veía a través de aquellos ojos de pájaro para comprobar que todo estaba bien.
26 de enero de 2020
Normalmente sufro de insomnio. Hay semanas en las que no duermo prácticamente nada y me la paso dando vueltas en la cama, sin poder leer o ver algo para distraerme porque, en primer lugar, quiero dormir y, segundo, se me cansan los ojos cuando paso demasiado tiempo delante de la computadora, aunque uso lentes de lectura.
Luego paso el resto del día dormitando en el trabajo y me cuesta más leer, pero intento no dormir por las tardes o al mediodía para no volver a experimentar lo mismo en la noche, ya que si duermo aunque sea una hora, será motivo suficiente para que vuelva a desvelarme.
Esto me pasa cada dos o tres días y no estoy seguro de llamarlo insomnio, pero descontrola bastante mi ciclo del sueño y es un problema cuando estoy escribiendo algo porque prefiero escribir a primeras horas de la mañana con la mente fresca y no en modo zombie a cualquier hora del día.
También he tenido varios episodios de parálisis de sueño. Primero durante la adolescencia y luego en la edad adulta de forma esporádica. La primera vez tuve miedo porque veía el rostro desfigurado de una mujer encima de mí y no podía moverme o gritar. Durante los últimos dos años he vuelto a experimentar la parálisis antes de quedarme dormido completamente, pero ya no me da miedo. A veces siento que alguien tira de mi alma hacia arriba, pero nunca termino de abandonar mi cuerpo y retomo el control a tiempo. Es una sensación extraña que cuando ocurre solo puedo pensar «está pasando otra vez».
Muchas cosas, todo depende del cristal con que se miren. Para mí simplemente son una amalgama de nuestros pensamientos. La manifestación de nuestros deseos y miedos. Un producto de las experiencias cotidianas y las emociones que vivimos durante la vigilia. Así me gusta verlos, como una mezcla de todo eso que les comento.
Por ejemplo, a veces estoy preocupado por algo y luego dejo de pensar en eso para concentrarme en lo que estoy haciendo. Me encargo de todo lo que es mi responsabilidad y al anochecer ya estoy desocupado. Leo un libro o veo una película antes de dormir.
Luego sueño que estoy en ese mundo de la película o novela, pero que huyo o me enfrento a aquello que me preocupaba. Y así me ha sucedido con muchas otras cosas, la mayoría puedo explicármelas al día siguiente si recuerdo el sueño con claridad, aunque no siempre recuerdo mis sueños.
Claro, una prueba de ello son los sueños lúcidos. Solo he tenido un par de sueños así y la verdad es una locura porque sabes que estás soñando y esto te abre un abanico de posibilidades. Puedes ir a donde quieras, a la velocidad que quieras y hacer lo que quieras. Aunque yo solamente he rondado por los pasillos de la casa, con la incredulidad reflejada en mi rostro porque puedo atravesar paredes y ver mi cuerpo dormido sobre la cama. Pero conozco a personas que aseguran practicar este tipo de sueños y que pueden salir a dar un paseo mientras duermen, como quien va al supermercado en un día normal.
También pienso que hay cosas que soñamos y después vivimos, sin embargo, como no recordamos esos sueños solo tenemos una sensación de paramnesia (déjà vu). Esto también lo he experimentado bastante, pero como es difícil de explicar a otros y no hay manera de comprobar que es cierto, lo olvido al cabo de un rato y sigo con mi vida.
Eso es todo por ahora. Agradezco mucho que hayan llegado hasta acá. Si les ha parecido interesante alguno de mis sueños, los leo en los comentarios. No estaba seguro de hablar sobre ellos por el trasfondo religioso, pero me gustó poder escribir esta publicación y participar en la iniciativa. Hasta la próxima.
• Diseño: creado por mí en Photoshop CS6.
Happy start of the week. Today I want to share with you several terrifying experiences that I have lived through dreams. With this publication, I am participating in the initiative Nightmares on zde: The initiative that will make your nightmares come true!, organized by the community Chill zone. I would like to take this opportunity to invite @itsjunevelasquez and @arzkyu97. The post will be a bit long, so make yourselves comfortable.
Throughout my life I have had several nightmares, in many of them family members die or I die. I have dreamed of zombies, aliens or ghosts. I have had to face snakes, bears and other animals. But the most disturbing have been the ones that have somehow crossed the dream world and have seemed real to me. Of this type of nightmares I have had two and they have really caused me panic.
The first one was about four years ago. At that time the rooms in the house were still rented and across the street from mine was staying a woman a year younger than me. Two months after meeting her we started dating.
One night we fell asleep in her room. I don't know how much time passed or what happened. But I woke up because I felt someone watching me and when I opened my eyes there was a dark figure of a man at the foot of the bed. It was like a shadow reaching to the ceiling, he had long arms and legs. He leaned toward the bed and tried to grab me as if he wanted to pull me somewhere else.
I started screaming, begging it to leave me alone, scared as I have rarely been in my life. My partner woke up, terrified by my screams, and started telling me to calm down while grabbing me by the shoulders and shaking me back and forth. By the time I realized she was there with me and looked back toward the foot of the bed, the figure had disappeared. It was the first time I had ever been so frightened by a nightmare, although I couldn't tell if it was real or not.
That same night I told my partner what had happened and asked her if she had not seen or felt the figure. She replied that she did not see anything, that she only woke up frightened by my screams and that I seemed to be in shock because I kept screaming and looking to the corner of the room. The most disturbing part of this experience is that half a year before, in that same room and bed, a gentleman passed away; although I don't like to think he had anything to do with it, I hope he is resting in peace.
The second nightmare I had a couple of years ago, in this same house, but this time it was in my room and I was alone. It happened one ordinary night when I went to sleep normally and fell asleep from exhaustion. Around three o'clock in the morning, I dreamed or felt my feet being pulled. It was the first time something like that had happened to me.
When I was a child, my grandparents or my parents used to tell me that if I misbehaved, they would pull my feet... Who? I don't know, they never made it clear; but I guess they were talking about demons or something like that. The fact is that I grew up with that fear, so much so that I lasted half my life, making sure every night to sleep with my feet covered by the sheet; otherwise, I couldn't sleep a wink.
That night, not surprisingly, I woke up kicking wildly and screaming in terror. I never saw the hands that grabbed me, but I felt them on my ankles as they pulled me. The worst of it came later, when I stopped kicking and thought I had just had a bad dream. Mocking laughter from children, coming from everywhere, was heard clearly for a few seconds. I quickly turned on the computer monitor and sat there in bed, my hair standing on end, saying "shit" over and over again, as I digested what had happened. It took me about an hour to go back to sleep.
After that, I resumed the habit of covering my feet with the sheets. Although I have had so many equally strange experiences that sometimes I don't even tuck myself in, to prove to myself that it's all a figment of my imagination and I try to sleep without thinking about it.
If I analyze them for a moment, I realize that they are the manifestations of my deepest fears. I come from a Catholic family and I grew up believing strongly in the idea of heaven and hell. Sometimes, I would spend entire nights thinking about death and where I would go after I died, especially because I was always bad behavior; although my behavior has changed in recent years and I have become a bit skeptical.
When I was a child I had a nightmare that reflects these fears very well. I was about seven years old when I dreamt that I was in the living room of my grandparents' house and I looked out of one of the windows into the yard. In the yard there was a gigantic tree, on one of its branches was a guy standing, dressed in the typical farmer's breeches and a straw hat. He had skin as black as coal, black eyes, a macabre smile and a pointed tail that moved from side to side as he spoke. He also had a pitchfork in his left hand and with his right hand he pointed at me. Then he also pointed to my mother, who was under the tree, crying and asking him not to take me with him.
I remember this nightmare very clearly because it is the only time I have dreamed of the devil and that he was precisely there claiming my soul is something that shocked me a lot at that age. I don't remember anything else, just that scene and the boy who watched everything from the window as if he didn't care what happened.
Of course, nowadays those fears are well buried in the depths of my conscience because I stopped believing in God when I was fifteen years old and started to forge my own criteria on those issues. Now I live between doubt and faith, a place where I have preferred to be for several years.
Not exactly, but once I dreamed that something bad had happened to my great-grandmother and I woke up startled, looking for her everywhere. I wrote about it in one of my notebooks:
Chance or divine design?
I woke up at eight o'clock in the morning, with the unpleasant feeling that my great-grandmother was in danger. My first thought was of the patio door, which had been left open the night before because I forgot to lock it. My great-grandmother is forbidden to take her morning walks alone because her deafness and senility is severe, so much so that she can get lost in the street; although if it were up to her she would go out every day anywhere, as long as she could get rid of this house full of memories. I assumed she had escaped when she discovered she could open the door.
I looked out the living room window facing the porch and saw her trying to open the door from the street. I stepped out onto the porch and she asked me how I knew she was there. I shrugged and gestured for her to wait a few seconds. I went into my room. I looked for my keys. I went out into the yard. I opened the door. She came in. She told me she thought she was going to stay out all day and hugged me, showing her usual love. We walked inside the house and saw a bird on one of the ropes where we hung the laundry when we washed. I had the impression that the bird was also watching us and that it was not just a bird.
During all that time, I had not stopped thinking about God. When I saw the bird, I remembered a writing by Millás and thought that, perhaps, God was looking at us through those bird's eyes to check that everything was all right.
January 26, 2020
I usually suffer from insomnia. There are weeks in which I sleep practically nothing and I spend it tossing and turning in bed, unable to read or watch something to distract me because first I want to sleep and secondly my eyes get tired when I spend too much time in front of the computer, even though I use reading glasses.
Then I spend the rest of the day dozing off at work and find it harder to read, but I try not to sleep in the afternoons or at noon so that I don't experience the same thing again at night, because if I sleep even an hour, that will be reason enough to keep me awake again.
This happens to me every two or three days and I'm not sure I'd call it insomnia, but it throws my sleep cycle out of whack and it's a problem when I'm writing something because I prefer to write in the early morning hours with a fresh mind and not in zombie mode at any time of day.
I have also had several episodes of sleep paralysis. First during adolescence and then sporadically in adulthood. The first time I was afraid because I saw a woman's disfigured face above me and could not move or scream. For the past two years I have experienced the paralysis again before falling completely asleep, but I am no longer afraid of it. Sometimes I feel like someone is pulling my soul upwards, but I never end up leaving my body and regain control in time. It's a strange feeling that when it happens I can only think "it's happening again".
Many things, it all depends on the lens through which you look at them. For me they are simply an amalgam of our thoughts. The manifestation of our desires and fears. A product of our daily experiences and the emotions we live during wakefulness. That's how I like to see them, as a mixture of all that I am telling you.
For example, sometimes I am worried about something and then I stop thinking about it to concentrate on what I am doing. I take care of everything that is my responsibility and by nightfall I am already unoccupied. I read a book or watch a movie before I go to sleep.
Then I dream that I am in the world of the movie or novel, but I run away from or deal with what I was worried about. And so it has happened to me with many other things, most of which I can explain to myself the next day if I remember the dream clearly, although I don't always remember my dreams.
Of course, one proof of that is lucid dreaming. I've only had a couple of dreams like that and it's really crazy because you know you're dreaming and it opens up a whole range of possibilities. You can go wherever you want, at whatever speed you want and do whatever you want. Although I've only ever roamed the halls of the house, with disbelief on my face because I can walk through walls and see my body asleep on the bed. But I know people who claim to practice this type of dreaming and that they can go for a walk in their sleep, like going to the supermarket on a normal day.
I also think that there are things that we dream and then live, however, since we don't remember those dreams we just have a feeling of déjà vu. I have also experienced this quite a bit, but since it is difficult to explain to others and there is no way to verify that it is true, I forget it after a while and go on with my life.
That's all for now. Thank you very much for making it this far. If you found any of my dreams interesting, I'll read them in the comments. I wasn't sure about talking about them because of the religious background, but I enjoyed being able to write this post and participate in the initiative. See you next time.
• Design: created by myself in Photoshop CS6.
• Translation: Deepl (free version)