Bienvenidos al analisis semanal de el Chelsea de mis amores. Este sábado, todos los ojos estarán puestos en el King Power Stadium, donde Leicester City recibirá al Chelsea en un encuentro clave de la Premier League. Este partido trae consigo mucha expectativa, no solo por el peso histórico de ambos clubes, sino también por los retos actuales que enfrentan en esta temporada.
Si hay algo que está claro al mirar el historial reciente entre estos dos equipos, es que el Chelsea ha recuperado el control en los enfrentamientos directos. Entre 2018 y 2021, el Leicester mantuvo una racha invicta de seis partidos ante los Blues, lo cual parecía indicar un cambio en las jerarquías. Sin embargo, las cosas han cambiado drásticamente: los londinenses han ganado cuatro de los últimos cinco partidos contra los Foxes, imponiendo su autoridad tanto en casa como de visitante.
El King Power Stadium, en particular, ha dejado de ser un terreno complicado para el Chelsea. Han perdido solo uno de sus últimos siete partidos de Premier League en Leicester y, más importante aún, han ganado en sus últimas dos visitas con un contundente marcador global de 6-1. Este dato no solo refuerza el favoritismo del Chelsea, sino que también expone una fragilidad defensiva del Leicester que podría ser explotada nuevamente este sábado.
El Leicester llega al partido con una estadística alarmante: no ha ganado ninguno de sus últimos 13 partidos de Premier League contra equipos que comienzan la jornada entre los cuatro primeros de la tabla. Desde su victoria por 1-0 contra el Liverpool en diciembre de 2021, los Foxes han sufrido ante la élite del fútbol inglés. Más preocupante aún es la cantidad de goles que han recibido en esos encuentros, con un promedio de 2.7 goles por partido.
Esto pinta un panorama sombrío para los dirigidos por Enzo Maresca, quienes, aunque han mostrado chispazos de buen fútbol esta temporada, parecen carecer de la solidez defensiva necesaria para enfrentar a un rival de la magnitud del Chelsea. Conceder tantos goles en partidos clave no es solo un problema técnico; también refleja una debilidad mental que podría ser decisiva en este enfrentamiento.
Por otro lado, el Chelsea no está exento de críticas. Si bien han mostrado cierta consistencia en partidos fuera de casa, con 53% de sus puntos esta temporada obtenidos como visitantes, su rendimiento después de los parones internacionales deja mucho que desear. En sus últimos siete partidos de Premier League tras un parón, solo han conseguido una victoria, lo que genera dudas sobre cómo llegarán física y mentalmente al King Power Stadium.
Este dato, aunque relevante, debe ponerse en contexto. Este Chelsea ha sido un equipo difícil de descifrar esta temporada, mostrando tanto momentos de brillantez como de inconsistencia. Su capacidad para dominar a equipos como el Tottenham en su propia casa demuestra que tienen el talento para imponerse en cualquier escenario. La pregunta es si podrán mantener esa intensidad tras el descanso.
No podemos hablar del Chelsea sin mencionar la desafortunada noticia de la lesión de Reece James. El capitán de los Blues sufrió una nueva recaída, algo que no solo afecta al equipo en el plano futbolístico, sino también en el emocional. James, además de ser uno de los jugadores más talentosos del Chelsea, es una figura clave en términos de liderazgo. Su ausencia deja un vacío enorme, especialmente considerando la importancia de sus contribuciones tanto en defensa como en ataque.
La frustración entre los aficionados del Chelsea es palpable. James ha sido víctima de múltiples lesiones en los últimos años, y muchos se preguntan si el cuerpo técnico está manejando su recuperación de manera adecuada. Este tipo de problemas recurrentes no solo afectan al jugador, sino que también limitan las opciones tácticas de Mauricio Pochettino, quien ahora deberá buscar alternativas para cubrir una posición crucial.
La presión recaerá nuevamente sobre los hombros de jugadores como Malo Gusto, quien ha mostrado potencial, pero carece de la experiencia y la capacidad de liderazgo de James. Esto podría ser un factor determinante en el partido del sábado, especialmente si el Leicester decide explotar las bandas con velocidad y precisión.
El encuentro del sábado será un choque de estilos y mentalidades. Por un lado, el Leicester buscará aprovechar su condición de local para recuperar algo de orgullo tras una temporada decepcionante hasta ahora. Por el otro, el Chelsea intentará imponer su dominio histórico reciente y consolidar su posición en la tabla, utilizando su eficacia como visitante como punto fuerte.
Con una defensa que ha concedido 35 goles en sus últimos 13 partidos contra equipos grandes, el Chelsea tiene una oportunidad de oro para explotar su ataque. Jugadores como Raheem Sterling y Cole Palmer deberán estar en su mejor momento para capitalizar las oportunidades.
El duelo en el centro del campo será crucial. Enzo Fernández y Moisés Caicedo han mostrado destellos de lo que pueden ofrecer juntos, pero aún necesitan más consistencia. Dominar el mediocampo será vital para controlar el ritmo del partido.
A pesar de sus problemas defensivos, el Leicester sigue siendo un equipo peligroso en el contraataque. La velocidad de jugadores como Kelechi Iheanacho o Harvey Barnes puede poner en aprietos a la defensa del Chelsea si no están bien organizados.
Este partido representa una gran oportunidad para el Chelsea de reafirmar su dominio sobre el Leicester y, de paso, ganar algo de impulso en una temporada llena de altibajos. Sin embargo, deberán superar los fantasmas que los persiguen tras los parones internacionales y adaptarse a la ausencia de Reece James.
Para el Leicester, el encuentro es más que un partido; es una oportunidad de demostrar que aún pueden competir contra los equipos grandes. Sin embargo, para lograrlo, necesitarán una actuación casi perfecta, especialmente en defensa.
En el papel, el Chelsea parte como favorito, pero el fútbol siempre tiene sus sorpresas. Lo que está claro es que este enfrentamiento promete ser un choque emocionante que definirá mucho sobre el futuro inmediato de ambos equipos.
La imagen es una captura de pantalla