No es broma, realmente existe una emoción que hace que, la persona se moleste o sienta enojo al ver que otro posee lo que él o ella no logra obtener. Se llama envidia y es una emoción. Se tiende a envidiar, la suerte, el triunfo, la buena fortuna, los bienes materiales, y hasta la alegría del otro.
Me gustaría analizar en esta publicación, ¿Por qué? existe esa emoción. Quisiera descubrir, qué la origina y por qué tantas personas la sufren. Creo que tiene que ver con los bajos niveles de autoestima que pueda tener un ser humano. La forma en la que fue criado o los miedos que le acomplejan. Me inclino más por creer que es baja autoestima lo que lleva a una persona a sufrir por el éxito y la alegría de los demás, pues al no reconocerse merecedor, termina sintiendo pesar por las alegrías de los otros.
La comparación:
Los seres humanos frecuentemente caemos en la comparación. Solemos comparar nuestras habilidades, logros, procesos y resultados. Pudiera tomarse como algo beneficioso para obtener información en lo que tenemos que mejorar de nuestros procesos o forma de ser, sin embargo, caer en la comparación es un hábito que puede resultar negativo para nuestro propio reconocimiento, crecimiento y valoración personal.
Debemos partir de la idea de que somos únicos y diferentes, o mejor dicho, debemos reconocernos diferentes, con habilidades particulares que nos ayudan a llegar al mismo objetivo pero con diferentes estrategias y diferentes ritmos.
Al compararnos con otros, inconscientemente estamos buscando identificar en qué, somos mejores o peores, según el otro ser humano, o la otra situación que está experimentando alguien. Es algo que realizamos sin darnos cuenta y que está condicionado por lo que la sociedad dicta, sea correcto o no. Entonces, si la sociedad pregona que está bien ser extremadamente delgado, nos autocriticaremos por vernos "gordos" y sentiremos pesar o tristeza al ver a otra persona con niveles de peso inferiores a lo normal, pero no podremos reconocer nuestra propia normalidad, al querer igualarnos a lo que desde nuestra perspectiva se parece a lo aceptado por la sociedad.
De igual forma ocurre cuando comparamos nuestra economía, nuestros negocios, nuestras parejas, nuestro éxito matrimonial, y paren ustedes de contar.
Al comprender que cada uno de nosotros es particularmente diferente, y al valorar nuestros logros, nuestro ritmo, y nuestros resultados, estoy segura de que la sensación de desear lo que tiene el otro y por ende sufrir por la felicidad de los demás disminuiría.
Un granito de arena desde la crianza:
Basándonos en la creencia de que la envidia es una sensación que puede ser consecuencia de la baja autoestima, podemos entonces atacarla desde la niñez. Como padres tenemos parte de la ayuda en nuestras manos, si ofrecemos a nuestros hijos una educación en pro de su autoestima. Enseñarles a valorar el esfuerzo de los demás y a alegrarse por los triunfos de otros, es algo que puede ser muy beneficioso a largo plazo para nuestros hijos.
Algunas de las estrategias que podemos utilizar son:
- Enseñarles a tener confianza en sí mismos.
- Evitar compararlos con otros, y demostrarles que cada uno es valioso según su particular forma de ser.
- Ayudarles a que aprendan a encontrar soluciones, les beneficiará mucho en cuanto a sentirse seguros y a saber tomar decisiones.
- Demostrarles afecto y hacerles sentir que son importantes para nosotros como padres, fortalecerá sus lazos afectivos y su autoestima.
- Enseñarles a ser generosos y a compartir.
- Enseñarles a celebrar los logros de los demás y a sentir admiración.
- Y por último y sumamente importante, enséñales a vivir en gratitud. Fomentar en nuestros hijos el ser agradecidos es una herramienta muy valiosa que les ayudará a sentirse felices por lo que son.
La envidia es una emoción normal:
Todos como seres humanos normales, hemos sentido envidia alguna vez, lo más probable es que haya sido durante nuestra niñez. La envidia es una emoción normal que experimenta el ser humano. Lo que no es normal, es sentirla siempre y basar nuestra felicidad, midiendo o comparando nuestros logros con los de los demás. Tampoco es normal sentir siempre incomodidad ante el avance de las demás personas. Es importante aprender a reconocer cuando las emociones no están yendo en la dirección de proporcionarnos bienestar.
Trabajemos en esas sensaciones para no caer en acciones que afecten a los demás o perturben la armonía de nuestro entorno.
En conclusión, podría decirse que la envidia se puede controlar, si se educa, para evitarla o transformarla desde la infancia. Es entonces, una vez más, una tarea de nosotros como adultos, y como padres, para lograr formar seres que valoren y celebren las alegrías de quienes le rodean. De esta forma, muy probablemente evitaríamos tantos comportamientos desagradables en los adultos del futuro.
Gracias a todos por su lectura y por reflexionar conmigo.
Can you imagine having the power to create protective bubbles that protect us and our loved ones from bad energies?
It's no joke, there really is an emotion that makes a person feel annoyed or angry to see that someone else has what he or she can't get. It is called envy and it is an emotion. We tend to envy the luck, the triumph, the good fortune, the material goods, and even the joy of the other.
I would like to analyze in this publication, why does this emotion exist? I would like to discover what causes it and why so many people suffer from it. I think it has to do with the low levels of self-esteem that a human being may have. The way he/she was raised or the fears that make him/her self-conscious. I am more inclined to believe that it is low self-esteem that leads a person to suffer from the success and joy of others, because by not recognizing themselves as deserving, they end up feeling regret for the joys of others.
The comparison:
Human beings often fall into comparison. We tend to compare our abilities, achievements, processes and results. It could be taken as something beneficial to obtain information on what we have to improve in our processes or way of being, however, falling into comparison is a habit that can be negative for our own recognition, growth and personal valuation.
We must start from the idea that we are unique and different, or rather, we must recognize ourselves as different, with particular skills that help us reach the same goal but with different strategies and different rhythms.
When we compare ourselves with others, we are unconsciously seeking to identify in what, we are better or worse, according to the other human being, or the other situation that someone is experiencing. It is something we do without realizing it and it is conditioned by what society dictates, whether it is correct or not. So, if society preaches that it is okay to be extremely thin, we will criticize ourselves for looking "fat" and we will feel regret or sadness when we see someone else with lower than normal weight levels, but we will not be able to recognize our own normality, by wanting to match what from our perspective looks like what is accepted by society.
The same happens when we compare our economy, our business, our partners, our marital success, and stop counting.
By understanding that each of us is particularly different, and by valuing our achievements, our pace, and our results, I am sure that the feeling of wishing for what the other has and thus suffering for the happiness of others would diminish.
A grain of sand from upbringing:
Based on the belief that envy is a feeling that can be a consequence of low self-esteem, we can then attack it from childhood. As parents we have part of the help in our hands, if we offer our children an education in favor of their self-esteem. Teaching them to value the efforts of others and to rejoice in the triumphs of others is something that can be very beneficial in the long run for our children.
Some of the strategies we can use are:
- Teach them to have confidence in themselves.
- Avoid comparing them with others, and show them that each one is valuable according to his or her particular way of being.
- Helping them learn to find solutions will benefit them greatly in terms of feeling secure and knowing how to make decisions.
- Showing them affection and making them feel that they are important to us as parents will strengthen their emotional bonds and self-esteem.
- Teach them to be generous and to share.
- Teach them to celebrate the achievements of others and to feel admiration.
- And lastly and most importantly, teach them to live in gratitude. Encouraging our children to be grateful is a very valuable tool that will help them feel happy for who they are.
Envy is a normal emotion:
All of us, as normal human beings, have felt envy at one time or another, most likely during our childhood. Envy is a normal emotion that human beings experience. What is not normal is to always feel it and base our happiness on it, measuring or comparing our achievements with those of others. Nor is it normal to always feel discomfort at the progress of others. It is important to learn to recognize when emotions are not going in the direction of providing well-being.
Let us work on these feelings so that we do not fall into actions that affect others or disturb the harmony of our environment.
In conclusion, it could be said that envy can be controlled, if educated, to avoid it or transform it from childhood. It is then, once again, a task for us as adults, and as parents, to succeed in forming beings who value and celebrate the joys of those around them. In this way, we would most likely avoid so many unpleasant behaviors in the adults of the future.
Thank you all for reading and reflecting with me.