I could say that I am currently trying to make up for lost time, but nothing could be further from the truth. Time, either is lost or simply invested poorly, we can never go back to recover it or do things differently.
But what I did manage to do was to resume my outings to reconnect with people, who like me emigrated to Argentina, and whom I knew in the city where I lived for many years, but the distances have been the point of disagreement, as they live far from me and our schedules are quite complicated.
I am taking advantage of the Monday mornings that I have free from work, to meet up with those old friends, who despite the distances, are still close to me. I sacrifice the housework that I usually catch up on during that time, but even though it is uncomfortable to come back and see everything half done, the gain of getting out of the city and seeing familiar faces has been worth every second invested.
It was last Monday that I met up with a girl who had been my student during my time as a university teacher, and by a stroke of luck, she was also free that day. We agreed to meet at the Constitution station, where the train arrives that I take from home to then decide where we would go to hang out.
It had been 6 years since the last time we saw each other, and for me it felt like going back to the classrooms where I first met her, about 10 years ago.
From there, we took the subway and went to the area around the Obelisco, where although it is very busy, you can also find nice places to sit and chat while enjoying something delicious.
We went into one of the Bonafide coffee shops, mostly driven by her, who always shares on her WhatsApp statuses the coffee she buys every morning on her way to work.
There we settled in, to eat and talk, about the past, the present, and our dreams for the future. It was beautiful to be able to reconnect with someone like that, after so many years. The only downside was that time flew by, and before I knew it, it was almost 3 pm, and I had to rush back to pick up my son from school an hour later, but the journey back alone takes me almost two hours!
I had to rely on the joker of her brother, who was coming back from high school at that time, to go pick him up, and although he did it somewhat begrudgingly, deep down he is happy that I do things for myself, because he sees how every day they are my priority.
That afternoon I arrived happy and with renewed energy, not only for being able to have coffee without it giving me heartburn, but also for that banana and almond bread, for the laughs, the two-way conversation (we both talked a lot!) and above all the encouragement she gave me to start ventures and open paths in the city of madness.
Pudiera decir que actualmente estoy tratando de recuperar el tiempo perdido, pero nada es más falso que eso. El tiempo, o se pierde o solo se invierte mal, nunca podemos retrocederlo para recuperar o hacer las cosas diferentes.
Pero lo que si logré hacer fue retomar mis salidas para reencontrarme con personas, que al igual que yo emigraron para Argentina, y a quienes conocía en la ciudad donde viví por muchos años, solo que las distancias han sido el punto de desencuentro, ya que viven lejos de mi y nuestros horarios son bastante complicados.
Estoy tomando los lunes en la mañana que tengo libres en mi trabajo, para ir reuniéndome con esas viejas amistades, las que a pesar de las distancias, me quedan cerca. Sacrifico el trabajo de ama de casa que suelo poner al día en ese horario, pero aunque al volver me resulta incómodo ver todo a medio hacer, la ganancia de salir de la ciudad y ver caras conocidas ha valido cada segundo invertido.
Fue así como este lunes pasado, me vi con una chica quien fuera mi alumna en mi época de docente universitario, y que por causalidades de la vida estaba libre también ese día. Quedamos en vernos en la estacion Constitución, a donde llega el tren que tomo desde casa para desde allí ver a donde nos iríamos a pasar el rato.
Habían pasado 6 años desde la última vez que nos vimos, y la verdad es que en mi caso fue como volver a las aulas de clases donde la conocí, unos 10 años atrás.
De allí, tomamos el subte y nos fuimos a la zona del Obelisco, donde si bien es todo muy movido, también se encuentran sitios lindos para instalarse a conversar mientras te tomas algo rico.
Entramos a uno de los locales de Bonafide, sobre todo llevadas por ella, quien siempre comparte en sus estados de WhatsApp, el café que compra cada mañana al salir para su trabajo.
Ahí nos instalamos, a comer y conversar, del pasado, del presente y de lo que soñamos para nuestro futuro. Fue hermoso poder volver a conectar con alguien así, luego de tantos años. Lo único malo fue que el tiempo se nos fue volando, y cuando me di cuenta ya eran casi las 3 pm, y yo debía regresar con prisa para retirar a mi hijo de su escuela una hora más tarde, pero solo el trayecto de vuelta me lleva casi dos horas!
Tuve que recurrir al comodín de su hermano, quien a esa hora estaba llegando del secundario, para que lo fuera a retirar, y aunque lo hace con algo de molestia, en el fondo está contento de que haga cosas por y para mi sola, pues ve como todos los días ellos son mi prioridad.
Esa tarde llegué contenta y con las energías renovadas, no solo por volver a tomar café sin que me diera acidez, sino también por ese budín de bananas y almendras, por las risas, la conversación bidireccional (ambas hablábamos y mucho!) y sobre todo los ánimos que me inyectó verla emprender e ir abriéndose caminos en la ciudad de la furia.
Foto/Photo by: @mamaemigrante
Edición/Edited by @mamaemigrante using canva
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