I have always been a woman of my word, starting with what I promise, mainly to my children.
One of the maxims that I always preach is that we should not promise something that we know we will not be able to fulfill, so it is better to keep surprises silent, and when you can fulfill them, you have two options: offer and fulfill, or simply surprise with what was offered in hand.
I have accustomed my children, since they were young, to the idea that things happen when they can, so there are no standards to meet, as long as they are fulfilled. The only non-negotiable thing has been Christmas gifts.
Last Sunday, August 18th, was Children's Day in Argentina, and my youngest son was very excited because he knew we would go out for a walk to see something different in the city and have something delicious to eat. However, Mom had to work a double shift, so we couldn't go out with him to celebrate his day.
But in my small family, these holiday dates are just dates, and the celebration can happen at any time, so he didn't really resent my absence on this special day, especially because we made a deal to celebrate the day after, after he finished school.
So on Monday afternoon, after coming home to drop off his school supplies backpack, we went to the city center, not only to fulfill the promised outing but also to buy him a new pair of shoes, as the ones he had couldn't take any more fixes.
For two weeks, I had to glue the sole practically every night, so they would last a little longer until I had the money to buy him a new pair.
And even though I didn't have the money that day, I resorted to a loan that I could get through the Mercado Pago app, and we went to the shoe store to look for that new pair of shoes, and then went to Starbucks for a hot chocolate, but we found the sad surprise that the branch we used to go to was closed, so we had to improvise and went into the mall to have a hot drink at one of the La Veneciana branches.
Here, we also paid with the credit line, and I hope to earn enough rewards later on to settle everything, but the important thing was that beyond any difficulties that could have prevented this outing, my son came back home with a big smile, wearing his new shoes, his belly warmed by the hot chocolate he had, and above all, for that alone time with Mom that we used not only to run errands but also to exchange our opinions and, as he says, get to know each other a bit more.
These actions, of which both are aware, are demonstrations of the infinite love I have for them, combined with the sense of duty and making the most of our time together. I believe everything depends on how we organize ourselves to fulfill promises and thus create strong bonds of love, understanding, and empathy, as well as educating them for life.
Siempre he sido una mujer de palabra, empezando por lo que le prometo, principalmente a mis hijos.
Una de las máximas que siempre predigo, es que no debemos prometer algo que sabemos nos seremos capaces de cumplir, entonces es mejor mantenerse las sorpresas en silencio, y cuando ya puedas cumplirlas tener las dos opciones: ofrecer y cumplir, o simplemente sorprender con lo ofrecido en la mano.
A mis hijos, desde pequeños, los he acostumbrado a que las cosas suceden cuando se puede, así que para ellos no hay estándares que cumplir, siempre y cuando se cumpla. Lo único no negociable han sido los regalos de navidad.
El pasado domingo 18 de agosto, fue el día del niño en Argentina, y mi hijo pequeño estaba muy emocionado porque sabía que saldríamos de paseo para ver algo distinto en la ciudad y comernos algo rico, sin embargo, a mamá le tocó trabajar doble jornada así que no ibamos a poder salir con él a celebrar su día.
Pero como en mi pequeña familia estas fechas feriadas, son solamente fechas, y la celebración se puede hacer en cualquier momento, él realmente no resintió mi ausencia en este día tan especial, sobre todo porque hicimos el trato de ir a celebrar al día siguiente, luego de salir de la escuela.
Así que el lunes en la tarde, luego de venir a casa a dejar sus mochila de útiles escolares, salimos al centro de la ciudad, no solamente para cumplir con el paseo ofrecido, sino además a comprarle un par de zapatos nuevos, ya que los que tenía no aguantaban una pega más.
Durante dos semanas, me tocó pegarle la suela prácticamente todas las noches, de manera que aguantaran un poco más hasta que yo tuviera el dinero necesario para comprarle un par nuevo.
Y aunque ese día todavía no tenía el dinero, recurrí a un préstamo que puedo sacar a través de la aplicación de mercado pago, y nos fuimos a la zapatería para buscar ese nuevo par de zapatos, para posteriormente irnos a Starbucks por una chocolatada caliente, pero nos encontramos con la triste sorpresa de que la sede a donde siempre solíamos ir fue cerrada, así que tocó improvisar y entramos al centro comercial para tomarnos una bebida caliente en una de las sucursales de La Veneciana.
Acá también pagamos con la línea de crédito, ya luego espero lograr suficientes recompensas para saldar todo, pero lo importante fue que más allá de las vicisitudes que pudieran haber impedido esta salida, mi hijo volvió a casa con una gran sonrisa, con sus zapatos nuevos ya puestos, su pancita caliente por la chocolatada que se tomó, y sobre todo por ese espacio de tiempo a solas con mamá que utilizamos no solamente para hacer diligencias, sino también para intercambiar nuestras opiniones y como dice él conocernos un poco más.
Estas acciones, de las que ambos están conscientes, son muestras del amor infinito que les tengo, combinado con el deber ser y aprovechando al máximo el tiempo. Creo que todo depende de cómo nos organicemos para cumplir, y así crear lazos fuertes de amor, comprensión y empatía, además de educarlos para la vida.
Foto/Photo by: @mamaemigrante
Edición/Edited by @mamaemigrante using canva
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