Aun faltaba una semana para que mi hija cumpliera 2 años y ya habían comenzado a aparecer los primeros comportamientos asociados a los terribles dos años:
Decir "no!" a todo
Querer hacer todo a su manera
Querer todo y nada a la vez
Treparse en todas partes
Berrinches por cosas absurdas
...
Durante tres semanas sentí que era una situación demasiado intensa, el cansancio de la maternidad que apenas hacía unos tres meses que había desaparecido sentí que había regresado.
Llegué a pensar que todo lo que había leído de crianza respetuosa respecto a esta etapa no servía para nada o al menos la teoría era muy diferente a la práctica y por lo tanto, era más difícil la práctica.
Me estaba sintiendo agotada física y mentalmente.
Estaba a punto de perder la paciencia.
Ponerme a su altura y mirarla a los ojos no estaba funcionando.
Abrazarla, a veces no se dejaba.
Poner límites claros y con respeto, parecía que ni entendía lo que yo le decía.
Ni siquiera funcionaba desviar su atención.
Hasta que llegó un día en que creo que lo que cambió fue mi mentalidad y no su comportamiento.
Comencé a ver con fascinación su deseo de independencia, su voz para pedir lo que quería o para dejar claro lo que no quería.
Seguí repitiendo lo que venía haciendo:
Ponerme a su altura y mirarla a los ojos para hablarle.
Abrazarla cuando lo necesite.
Poner límites claros y con respeto.
Cada día iba dando más resultado.
E incluso, comencé a incluir actividades que le den la libertad de hacer más cosas.
Mi hermana la deja lavar los platos en dónde come.
La llevo varias veces a la semana al parque y respeto su deseo de subir sola a columpios y tobogan pero papá y mamá siempre cerca y atentos por su seguridad.
La dejamos barrer y regar las plantas que hay en casa.
Botar el pañal sucio.
Jugar con ella.
Y realmente, los terribles dos se han convertido en los fascinantes dos.
Comencé a ver esta etapa con otros ojos y esto nos ha ayudado a hacerla más fácil.
Comencé a ver en ella lo que no he sido yo y eso me gusta.
Eng
My daughter was still a week away from her second birthday and the first behaviors associated with the terrible twos had already begun to appear:
Saying "no!" to everything
Wanting to do everything her way
Wanting everything and nothing at the same time
Climbing everywhere
Tantrums over absurd things
...
For three weeks I felt it was too intense a situation, the exhaustion of motherhood that had only been gone for about three months felt like it had returned.
I came to think that everything I had read about respectful parenting regarding this stage was useless or at least the theory was very different from the practice and therefore, it was more difficult to practice.
I was feeling physically and mentally exhausted.
I was about to lose my patience.
Getting on her level and looking her in the eyes was not working.
Hugging her, sometimes she wouldn't let me.
Setting clear and respectful boundaries, she didn't even seem to understand what I was saying.
Even diverting her attention wasn't working.
Until one day came when I think it was my mentality that changed, not his behavior.
I began to watch with fascination her desire for independence, her voice to ask for what she wanted or to make clear what she didn't want.
I kept repeating what I had been doing:
Getting on her level and looking her in the eyes to talk to her.
Hug her when she needs it.
Set clear and respectful boundaries.
Every day it was working more and more.
And I even started to include activities that give her the freedom to do more things.
My sister lets her do the dishes where she eats.
I take her several times a week to the park and respect her desire to go on swings and slides on her own, but mom and dad are always close by and attentive to her safety.
We let her sweep and water the plants at home.
Throw away the dirty diaper.
Play with her.
And really, the terrible twos have become the fascinating twos.
I began to see this stage with different eyes and this has helped us make it easier.
I began to see in her what has not been me and I like that.