Un saludo cordial para todos. Por primera vez estoy publicando en esta comunidad, la cual he conocido al leer los siempre interesantes artículos, de quien nos invita a mantenernos curiosos e interesados en los disímiles vericuetos del pensamiento: el amigo @filoriologo.
Pues bien, en esta primera oportunidad comienzo a compartirles una serie de opiniones, muy propias, acerca de Lo Bello, así con mayúsculas, porque se trata de mi visión sobre esta fundamental categoría de la Estética. Lo haré en varias publicaciones, y sin sustos, porque no voy a adentrarme en conceptos y discursos técnicos de alto vuelo académico. Nada de eso, más bien les voy a narrar, a través de la vida cotidiana y mi experiencia personal, esas opiniones a las que me refiero.
Mi encuentro con la Estética comenzó en mi lejana época de estudiante en la Academia de Artes "José Joaquín Tejada" de Santiago de Cuba. En aquellos días se impartía como asignatura la llamada Estética Marxista-Leninista, y créanme, las discusiones que se armaban en mi grupo, casi llegaban a las puertas de la Dirección. ¿Cuál era la causa? Muy simple. Un grupo de estudiantes no aceptábamos la irracional exclusión de los pintores vanguardistas, occidentales o no, de la producción artística que "hacía" un aporte al concepto de Lo Bello y a la formación de una conciencia social socialista.
¡Un verdadero sacrilegio para nosotros! De ninguna manera podíamos aceptar que se reconociera a Picasso solamente por haber pintado el icónico "Guernica", y que a Chagall, Joan Miró, Dalí y tantísimos otros creadores, se les considerara algo así como parias sociales. ¿Así que si no es un pintor, o escultor de la mal llamada escuela del "Realismo Socialista", esa obra no vale nada estéticamente?; ¿no se puede considerar una obra bella, humanista en su contenido? ¡Que disparate! Y realmente poníamos el grito en el cielo.
Pasaron varios profesores por nuestra aula durante aquellos memorables cursos, pero ninguno pudo convencernos de que aquella Estética era la "verdadera estética", y
que debíamos repetir como pericos en jaulas, de forma textual, con puntos y comas incluidas, los conceptos de las categorías de la canónica Estética Marxista.
Es cierto, había alguien que nos daba una visión distinta de la Estética y nos proporcionaba, y recomendaba, textos que nos abrieron otros horizontes. La "culpable" de nuestra disidencia era la querida profesora de Historia del Arte Rosaura Vázquez, que también era profesora en la Universidad de Oriente, de Santiago de Cuba. Gracias a ella, encontramos el camino correcto del aprendizaje de tan bella asignatura.
Así como les cuento. Desde el comienzo de nuestra estancia en la Academia, la profesora Rosaura, nos guiaba por senderos distintos en la enseñanza. Pero, se preguntarán ustedes, ¿por qué ella no era quien impartía la asignatura? Había una razón de muchísimo peso; sin embargo, les contaré en la próxima semana; no deseo que se aburran con mi charla.
Les doy gracias anticipadas para quienes tengan la curiosidad de leerme, y no olviden hacer comentarios.
¡Hasta la próxima!
English version.
A cordial greeting to all. For the first time I am publishing in this community, which I have known by reading the always interesting articles of the one who invites us to keep us curious and interested in the dissimilar twists and turns of thought: my friend @filoriologo.
Well, in this first opportunity I begin to share with you a series of opinions, very much my own, about the Beautiful, so with capital letters, because it is my vision about this fundamental category of Aesthetics. I will do it in several publications, and without scares, because I am not going to go into concepts and technical discourses of high academic flight. Rather, I am going to narrate, through daily life and my personal experience, those opinions I am referring to.
My encounter with Aesthetics began in my distant days as a student at the Academy of Arts "José Joaquín Tejada" in Santiago de Cuba. In those days the so-called Marxist-Leninist Aesthetics was taught as a subject, and believe me, the discussions that arose in my group, almost reached the doors of the Directorate. What was the cause? Very simple. A group of students did not accept the irrational exclusion of avant-garde painters, Western or not, from the artistic production that "made a contribution" to the concept of the Beautiful and to the formation of a socialist social conscience.
A true sacrilege for us! There was no way we could accept that Picasso should be recognized only for having painted the iconic "Guernica", and that Chagall, Joan Miró, Dalí and so many other creators should be considered social pariahs. So if he is not a painter or sculptor of the wrongly called "Socialist Realism" school, that work is aesthetically worthless; it cannot be considered a beautiful work, humanist in its content? What nonsense! And we really shouted our heads off.
Several professors passed through our classroom during those memorable courses, but none of them could convince us that Aesthetics was the "true aesthetics", and that we had to repeat like parrots in cages, in textual form, with semicolons and commas included, the concepts of the categories of the canonical Marxist Aesthetics.
It is true, there was someone who gave us a different vision of Aesthetics and provided us with, and recommended, texts that opened other horizons for us. The "culprit" of our dissidence was the beloved professor of Art History Rosaura Vázquez, who was also a professor at the University of Oriente, in Santiago de Cuba. Thanks to her, we found the right way to learn such a beautiful subject.
As I am telling you. From the beginning of our stay at the Academy, Rosaura, the teacher, guided us through different paths in teaching. But, you may ask, why wasn't she the one who taught the subject? There was a very important reason; however, I will tell you about it next week; I don't want you to get bored with my talk.
I thank you in advance for those of you who are curious enough to read me, and don't forget to comment.
See you next time!
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