Risingstar: El pescador flautista
_Ese instrumento no es de hombre, Richi. Toque tambor, cuatro, como los hombres de este pueblo –decía el papá cada vez que veía que Richard hacía sonar su flauta. También sus amigos tenían reacciones parecidas:
_Richi, lo que usted toca es pura música triste. Toque un joropo, un merengue que aquí nadie se ha muerto –se burlaban los amigos y se reían entre ellos.
Tal vez por eso o por el espíritu solitario de Richard, el joven asumió la costumbre de caminar por la playa y buscar el paraje más solitario para poder tocar su flauta.
_¿Pescaste un atún? –preguntó el hombre mientras limpiaba su bote.
_No, paíto. ¡Mejor! Mire lo que encontré –dijo el pequeño Richard enseñando su tesoro: una flauta nacarada y pulida.
_Gua. ¿Y eso se come, muchacho atarantao? –preguntó el padre serio y después le dijo:
_Ayúdeme aquí, que si yo no pesco, nadie come –y Richard ayudó a su padre como siempre.
Con el hallazgo de aquella flauta se produjo un cambio en Richard. Si bien seguía siendo un muchacho parecido a los otros, en cuanto al aspecto y comportamiento, había algo diferente en él, como si la flauta lo hiciera más sensible al mundo.
_No. Ese es Richi con su flauta –dijo la muchacha que atendía el negocio.
_¿Será que puedo hablar con él? Me gustaría hacerle una oferta –dijo el hombre con mucho interés.
Y así fue como Richard Salazar Hernández, hijo de Morella y Perucho y mejor conocido como Richi, llegó a la Orquesta Filarmónica de Viena. Allí no solo se ganó un puesto entre los mejores músicos del mundo, también el respeto y la admiración de sus compañeros y maestros.
Cuentan que cuando Perucho veía a su hijo por las redes, triunfando en conciertos y presentaciones, se le inflaba el pecho de orgullo y decía gritando:
_¡Yo sabía que mi muchacho llegaría lejos!
También Richi, cuando lo entrevistaban para saber el secreto de su flauta, afirmaba enorgullecido:
_Yo vengo de Cumaná, donde los caracoles tienen el rumor de las olas por dentro y los arrecifes guardan el eco de las sirenas –decía Richi satisfecho enseñando la flauta que encontró, hecha de nácar con reflejos iridiscentes, abandonada en la arena.
Esta es mi participación para el Concurso de RisingStar de @hivenftgamela, que cada semana nos otorga una carta para crear historias creativas. Si quieres participar, aquí te dejo el post de invitación