icen que su abuela Teodomira podía poner maldiciones a sus enemigos. Le constaba que su mamá, la señora Marina, había predicho varios números ganadores de la lotería, y tenía manos sanadoras. Su hermana mayor, Cecilia, podía comunicarse con los espíritus, y hacer brebajes mágicos para diversos propósitos. Pero ella, la pequeña y risueña Coral, nunca había demostrado ningún don mágico.
Fingía tenerlos. Eso sí. A quién fuese que preguntara ella le decía que también era una bruja. Se ponía vestidos largos y oscuros, se colgaba al cuello cadenas con piedras místicas y se adornaba las orejas con atrapasueños en lugar de zarcillos; se había conseguido una reliquia familiar para espantar las malas energías, y una varita de madera para darle fuerza a los encantamientos.
Sin embargo, lo más mágico que había hecho alguna vez Coral había sido ver un fantasma; y ni siquiera un fantasma muy impresionante, sino más bien uno de estos cansados y ensimismados espantos de la sabana que todo el mundo ve cuando cae la noche, esos que salen en las encrucijadas sin semáforo, o en las veredas sin poste de luz.
También había visto un OVNI una vez, pero aquello era considerado más un evento de la ciencia que de la magia, así que, aunque le gustaba mucho contar aquella anécdota, realmente no le daba mérito alguno.
Pero Coral juraba que sentía la magia fluir por sus venas. De vez en cuando, (cuando estaba sola, para no pasar vergüenza) intentaba atraer con telequinesis algún objeto, o concentrar todos sus sentidos en detectar la presencia de algún espectro, pero los resultados siempre estaban en su imaginación.
Prestaba una entregada atención a todos los programas de televisión que tuvieran que ver con magia. “Uno nunca sabe qué trucos reales pueden estar escondidos en la ficción” decía, e imitaba a sus protagonistas favoritos en su forma de hablar o de caminar.
A Coral le hervía la sangre cuando se enteraba de que alguna vecina, con padres completamente comunes y corrientes, resultaba demostrar poderes mágicos, mientras que ella, con toda una ascendencia especializada en el ocultismo, gastaba inútilmente todos sus deseos en pedir que florecieran pronto sus habilidades.
Lo había estado pidiendo desde muy pequeña. Al principio deseaba que se manifestara alguno de sus poderes favoritos, como la telepatía, la levitación, o la proyección astral, pero a mitad de la adolescencia se dio cuenta de que se estaban tardando mucho en llegar, y cambió su deseo por simplemente pedir que se manifestara algún poder, ¡cualquiera! Sin importar que fuera algo aburrido como el omnilingüismo o la psicometría.
Llegó a la adultez y el deseo seguía sin cumplirse, así que reunió a su hermana y a su mamá y les dijo:
“Me siento una decepción para esta familia. No tengo ningún don mágico”
“¿Cómo así?” se sorprendió su mamá “Tienes un aura de protección. Cada vez que salimos juntas nada malo nos pasa ¿Te acuerdas cuando por segundos nos salvamos del accidente en el metro, o del fuego cruzado en la avenida?”.
Coral asintió ligeramente con la cabeza, refunfuñando un poco.
“También un aura de buena suerte.” Añadió su hermana. “¿Recuerdas ese billete de cincuenta dólares que me encontré en el piso del bulevar? ¿O lo rápido que llega el bus cada vez que salimos tarde?”
Coral sonrió un poco al recuperar esos recuerdos.
“Pero no es nada realmente notorio, como los de ustedes” se quejó ella.
“Eso es porque no estás haciendo las cosas como son.” Le respondió Marina, esta vez con un serio tono de voz. “En lugar de buscar un mejor poder mágico, tienes que comenzar a enorgullecerte de los que ya tienes. Habla de ellos, otórgales energía, y verás cómo van aumentando”.
“Ese es nuestro truco. No es tanto lo que podemos hacer, ¡sino lo que todo el mundo cree que podemos hacer!” Dijo con picardía Cecilia, guiñándole un ojo a su hermana menor.
A Coral le brillaron los ojos con una esperanza renovada. Siempre había tenido magia entonces, sólo que, para manifestarla ante el mundo, tenía que creer férreamente en ella… y hacerle mejor publicidad!
Cover photo made by @enderlouis
t is said that her grandmother Teodomira could put curses on her enemies. She knew that her mother, Mrs. Marina, had predicted several winning lottery numbers, and she had healing hands. Her older sister, Cecilia, could communicate with spirits, and make magical concoctions for various purposes. But she, the giggly little Coral, had never demonstrated any magical gifts.
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t is said that her grandmother Teodomira could put curses on her enemies. She knew that her mother, Mrs. Marina, had predicted several winning lottery numbers, and she had healing hands. Her older sister, Cecilia, could communicate with spirits, and make magical concoctions for various purposes. But she, the giggly little Coral, had never demonstrated any magical gifts.
She pretended to have them. Of course she did. Whomever would ask, she would tell them that she was a witch too. She wore long, dark dresses, hung chains with mystical stones around her neck and adorned her ears with dream catchers instead of earrings; she had obtained a family heirloom to ward off bad energies, and a wooden wand to give strength to her incantations.
However, the most magical thing Coral had ever done had been to see a ghost; and not even a very impressive ghost, but rather one of those tired, self-absorbed savannah ghosts that everyone sees when night falls, the ones that come out at crossroads without traffic lights, or in alleys without lampposts.
She had also seen a UFO once, but that was considered more an event of science than of magic, so, although she loved to tell that anecdote, it didn't really give her any credits.
But Coral swore she felt magic flowing through her veins. From time to time, (when she was alone, so as not to be embarrassed) she would try to attract some object with telekinesis, or focus all her senses on detecting the presence of some specter, but the results were always in her imagination.
She paid devoted attention to all television shows that had to do with magic. "You never know what real tricks might be hidden in fiction," she would say, and imitated her favorite characters in the way they talked or walked.
Coral's blood boiled when she heard that some neighbor, with completely ordinary parents, happened to demonstrate magical powers, while she, with a whole line of ancestry specialized in the occult, uselessly spent all her desires in asking for her abilities to blossom soon.
She had been begging for it since she was very young. At first she wished for some of her favorite powers to manifest, such as telepathy, levitation, or astral projection, but in her mid-teens she realized they were taking too long to show up, and changed her wish to simply asking for some power to manifest, any power! Regardless of whether it was something boring like omnilingualism or psychometry.
She reached adulthood and the wish remained unfulfilled, so she gathered her sister and mother and told them:
"I feel like a disappointment to this family. I don't have any magical gifts."
"How so?" her mother was surprised, "You have aura of protection. Every time we go out together nothing bad happens to us. Do you remember when we were narrowly saved from the accident in the subway, or from the crossfire on the avenue?"
Grumbling a little, Coral slightly nodded her head.
"Also an aura of good luck." Her sister added. "Remember that fifty dollars I found on the boulevard floor? Or how fast the bus comes every time we leave late?"
Coral smiled a little as she recaptured those memories.
"But it's nothing really remarkable, like yours," she complained.
"That's because you're not doing things the way you should." Marina replied, this time with a serious tone in her voice. "Instead of looking for better magical power, you need to start taking pride in the ones you already have. Talk about them, give them energy, and you'll see how they grow."
"That's our trick. It's not so much what we can do, but what everyone thinks we can do!" Cecilia said mischievously, winking at her little sister.
Coral's eyes sparkled with renewed hope. She had always had magic then, it was just that, in order to manifest it to the world, she had to believe in it fiercely... and give it better advertising!
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Créditos - Credits
Edición de la portada / Cover editing: Adobe photoshop
Escobita voladora / Flying broom - Vector de Dibujos animados creado por brgfx - www.freepik.es
Sombrero con cuaderno / Witch hat with book - Vector de Libro creado por brgfx - www.freepik.es
Castillo volador de firma / Signature flying castle - Imagen de my best in collections - see and press 👍🔖 en Pixabay
Traducción al inglés / English translation: DeepL versión gratuita
