Pront: "Burbujas de jabón"

Mariela le había reglado un perro a sus hijos. En un principio, ella no quería darle a los niños, pero ellos la convencieron. Además, ella venía pasando por un divorcio, y pensó que el darle un perrito a sus hijos, les ayudaría en dos cosas que para ellos eran fundamentales en ese momento, que eran el aprender a tener disciplina y ser responsables, y la otra, tendrían un animalito, al que cuidar, que les ayudaría a pasar el mal momento que estaban pasando con el divorcio.

Mariela, les trajo el perrito a sus hijos, pero les dijo que debían cuidarlo, bañarlo, alimentarlo, llevarlo a pasear, recoger sus necesidades y además, debían limpiar lo que ensuciara y desordenara en la casa, y todo eso lo debían hacer, sin descuidar sus tareas y deberes escolares.

Fernando y Sandra, los hijos de Mariela, estuvieron de acuerdo, y efectivamente el perro, ayudó mucho a la estabilidad emocional de los niños y no solo eso, sino que trajo mucha alegría a la casa. Un día sábado, Mariela y los niños llevaron a Kastor, su hermoso perrito pastor alemán, al veterinario, y después de la revisión, el veterinario, les informó que ya Kastor, estaba lo suficientemente grande para su primer baño.

El día domingo, los niños amarraron a Kastor, y lo mojaron con la manguera, y el pobre perrito empezó a llorar, ya que no le gustaba la forma en que lo estaban bañando. Los niños pensaron, que tal vez, Kastor pensaba que lo estaban castigando o algo por el estilo, y en ese momento dejaron de mojarlo.

Mariela, que observaba a los niños, les dijo que debían bañar al perro, y ponerle el polvo antipulgas que le había enviado el veterinario. Los niños, le dijeron a su mamá que lo iban a bañar, pero de un modo menos traumático. Mariela, no dejaba de ver a sus hijos por la ventana, y ella se divertía al ver a los niños esforzados para hacer que Kastor no rehusara el baño.

Y de repente vio a Sandra armando una pequeña piscina portátil, que ellos usaban en los días de verano. Vio cómo los niños, la pusieron a llenar de agua, y mientras lo hacían, ambos entraron a la casa y salieron después vestidos con sus trajes de baño.

Cuando la piscina, estaba llena por la mitad, cerraron el agua y ambos niños se metieron en la piscina, y comenzaron a jugar. En ese momento llamaron a Kastor, que subió las escaleritas de la piscina, y se lanzó al agua con ellos. A los pocos minutos, Kastor y los niños, estaban felices en la piscina, y Mariela vio, como Fernando, hecho jabón en la piscina; sin embargo, hecho mucho y al poco rato, tanto Kastor como sus dos hijos estaban tapados por las burbujas de jabón, lo que le causó a ella mucha risa y alegría.

Después de que los niños, bañaron bien a Kastor y dejaron de jugar, salieron de la piscina y fueron a donde estaba la manguera en el jardín para quitarse el jabón. Y Kastor que hacía poco tiempo, había llorado al sentir el agua de la manguera, ahora estaba feliz recibiendo el agua de la manguera, mientras jugaba con los niños.

Ahora Mariela, estaba más que segura, que fue una decisión de haber traído a Kastor a su casa, y si en algún momento había tenido alguna duda, se le había quitado en ese momento al ver la alegría, la unidad y la responsabilidad, que habían adquirido sus hijos al tener que cuidar a ese dulce perrito.

Muchas gracias por leerme.

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