Pront: Un fuerte gruñido en la noche

Jorge, había llegado del trabajo, estaba muy cansado, ya que tenía varios días haciendo horas extras, y como siempre, iniciaba su rutina al llegar a su casa, que es la de sentarse en la mesa de comedor, de su apartamento tipo estudio, tomar un trago de agua o de jugo, para luego hacerse la comida y sentarse a ver televisión un rato, antes de dormir

Él, vivía solo, ya que se había ido del pueblo en donde vivía a la ciudad, con la idea de trabajar, y reunir la mayor cantidad de dinero, para poder abrir un negocio en su pueblo y así no tener que trabajar para nadie. Jorge se había puesto meta de reunir el dinero que necesitaba en dos años, no quería pasar más tiempo fuera de su casa.

Por ese motivo, Jorge, trataba de gastar la menor cantidad de dinero, y ahorraba todo lo que podía en Bitcoin, ya que no confiaba en los bancos, y él se decía constantemente lo mismo que le enseñaron su padre y su abuelo: “Un dinero, parado y no invertido, no da dividendos”. Y Jorge, trabajaba, hacía horas extras, además atendía a clientes particulares, desde su casa, e invertía todo lo que ganaba.

Pero en este proceso de trabajo, inversión y ahorro, Jorge, estaba solo, y no tenía tiempo para dedicarle a otra persona con sus horarios. Llegando a veces de madrugada. Y la única compañía real que tenía Jorge, era un enorme perro callejero, al que le daba comida y atención. Él, se hizo amigo del perro, ya que un día, cuando venía llegando muy tarde en la noche del trabajo, vio al perro, lastimado y sin poder moverse.

Jorge, que amaba a los animales, tomó al perro, lo llevó a su casa y lo atendió hasta que estuvo bien, después, él sacó al perro para que caminara, y el perro se alejó, pero el perro siempre regresaba a la entrada del apartamento de Jorge, donde recibía, comida y cariño, por parte del solitario trabajador. Y además, el perro cuidaba a Jorge, cuando él, venía caminando de noche de la parada del autobús hasta su casa.

Un día, Jorge salió muy tarde del trabajo, y tomó el último autobús hacia su casa. Al bajarse del autobús, caminó como siempre a su casa, pero se sorprendió, al no encontrar a su amigo canino, que siempre le acompañaba.

Jorge, siempre le traía al perro un pan, o algo de comer, y él, ya estaba acostumbrado a ir con el perro por el camino, dándole de comer, mientras él, le comentaba cómo había estado su día de trabajo. Pero esta vez el perro no estaba, así que Jorge, emprendió su camino solo a casa. Pero en el medio del camino, dos hombres se pararon frente a él con la intensión de robarlo.

Cuando Jorge, se dio cuenta, se asustó, y comenzó a pensar en lo que debía hacer, en ese momento, los dos hombres avanzaron hacia él, y en el instante en que Jorge, pensó en salir corriendo, se escuchó fuerte gruñido en la noche, y cuando los hombres voltearon, vieron al enorme perro amigo de Jorge, mostrando sus fauces y sus enormes dientes, y avanzando hacia ellos, dispuesto a atacar.

Semejante visión, de ese demonio cuadrúpedo, fue suficiente, para que los ladrones salieran corriendo. Jorge miró aliviado a su amigo, y le agradeció su ayuda, para después irse caminando y hablando con él, mientras le daba su merecido pan, hasta la puerta de su casa.

Muchas gracias por leerme.

Si quieres participar en este contenido puedes hacerlo aquí

Invito a participar a: @esbat, @alicia2022, @nahueldare3627, @ungrancuento, @tothc.kretz.