Hola, querido hiver.
La iniciativa que @damarysvibra nos propone los martes, en la semana pasada dio en el clavo con una de mis actividades favoritas: conversar. Aquí comparto mis reflexiones sobre el tema.
Según cuenta mi madre, cuando me llevaba por la calle sentada en la sillita yo iba saludando a todos los que se cruzaban, como si los conociese de toda mi corta vida. Cuando entré en la escuela recuerdo ser de las más habladoras de la clase. Fíjate si hablaba que me castigaban poniéndome en un rincón de cara a la pared, ¡y hablaba con ella!
Con esta introducción ya te habrás imaginado que me encanta hablar. Pero no es lo mismo que conversar, que es el tema que nos ocupa. Para conversar se precisa de un intercambio de información entre dos o más personas. El término intercambio es el que nos da la clave.
¿Cómo son tus conversaciones?
Depende del grado de confianza que tenga con la persona (o personas) que esté. Considero que tengo buenos recursos para mantener una conversación de temas triviales en función de cómo de próxima me sienta respecto a mi interlocutor. Y si estoy a gusto me podría tirar horas y horas hablando.
Al mismo tiempo, con quienes tengo mucha confianza hablo de cosas tan personales como el sexo, la muerte, la religión y lo que se nos ponga por delante. Me abro en canal, sin reservas.
¿Consideras que sabes conversar?
Sí, y no es porque lo diga yo. Me lo han expresado en numerosas ocasiones, tanto amigos como personas conocidas. Al ser muy sociable y empática, tengo facilidad para entender lo que me quiere transmitir la otra persona y también para dar información compleja de forma sencilla.
Además, mi curiosidad y ganas de aprender hacen que no me falten temas para conversar. Y considero a las personas, sean quienes sean, como enciclopedias con patas. Puedes aprender del hombre o mujer más pobre del mundo. Seguro que mucho más que del más rico. Y para aprender hay que hacer buenas preguntas y dejar que la otra persona hable.
Te confieso que tengo un defecto al conversar: si estoy en un clima de confianza y estoy nerviosa o estresada, puedo alcanzar un nivel elevado de verborrea. Es algo curioso, porque yo misma me doy cuenta de que estoy entrando en un bucle peligroso y soy incapaz de parar. Si tengo algún hilo argumental que considero importante, necesito trasladarlo por completo. Luego ya me podría quedar callada hasta que hiciera falta sin ningún problema.
¿Qué valoras más en una persona con la que te guste conversar?
Valoro que se expresen y que confíen en mí para contarme sus dudas o sus preocupaciones. Por supuesto, también me gusta ser escuchada y comprendida. No es necesario que haya una igualdad en el reparto de tiempos, pero cuando me doy cuenta de que solo me hablan por cumplir o por puro cotilleo prefiero terminar la conversación y marcharme.
También me gusta conversar con personas más sabias que yo, de las que pueda aprender. En mi infancia prefería estar siempre con los adultos porque absorbía como una esponja cada expresión, chiste o palabra para interiorizarla y memorizarla (la enciclopedia era mi otra mejor amiga). Otro ejemplo de esto es hablar con personas mayores. Son un pozo de sabiduría que acumula experiencia en cada arruga. En España, cuando un abuelito relata anécdotas de su vida se suele decir que cuenta batallitas, dando a entender que son pesados. Las batallitas de mis abuelos me gustaban mucho y jamás les dije se se callasen porque las repitieran.
¿Qué beneficios encuentras en tus conversaciones con los otros?
Los beneficios que encuentro son múltiples. Los que me vienen a la mente son:
- Se establecen relaciones de confianza, que pueden o no evolucionar en cariño y amistad.
- Sirven para adquirir y dar conocimiento, aprender y crecer como persona.
- Cuando se dan con personas queridas, se intercambian emociones que son la base de las relaciones.
- Tomo y doy ejemplo, tanto de las virtudes como de los defectos.
- Una buena conversación con un amigo es incluso mejor que una sesión con el psicólogo.
¿Y tú, qué piensas que les aportas?
Lo principal que les aporto es mi escucha. Sé que hay momentos en que los ojos o el tacto hablan más que los labios. Añadido a eso procuro dar comprensión, apoyo y ánimo, brindando posibles soluciones o ayudando a encontrarlas.
Cuando escuchas con cariño sincero, haciendo al otro el centro de tu mundo en esos momentos, ¿cómo no van a sentirse bien?
Aviso: Todo lo publicado en este post es de mi autoría, excepto los elementos en los que doy crédito a su/s autor/es. Por tanto, en caso de plagio o difusión sin mi permiso, ejerceré mis derechos de autor si así lo estimo oportuno.
ENGLISH VERSION
Hello, dear hiver.
The initiative that @damarysvibra proposes on Tuesdays, in last week hit the nail on the head with one of my favourite activities: conversation. Here I share my thoughts on the subject.
As my mother tells it, when she took me down the street sitting in the stroller I would greet everyone I passed, as if I had known them all my short life. When I entered school I remember being one of the most talkative in the class. I was so talkative that I was punished by being put in a corner facing the wall, and I would talk to her!
With this introduction you will have already guessed that I love to talk. But it is not the same as talking, which is the subject that concerns us here. Conversation requires an exchange of information between two or more people. It is the term exchange that gives us the key.
How are your conversations?
It depends on the degree of trust I have with the person (or persons) I am with. I find I have good resources for small talk depending on how close I feel to my interlocutor. And if I am at ease, I could talk for hours on end.
At the same time, with those I trust a lot, I talk about such personal things as sex, death, religion and anything else that comes my way. I open myself up, without reserve.
Do you consider yourself a conversationalist?
Yes, and not just because I say so. This has been expressed to me on numerous occasions, both by friends and acquaintances. As I am very sociable and empathetic, I am able to understand what the other person wants to convey and also to give complex information in a simple way.
In addition, my curiosity and desire to learn mean that I have no shortage of topics to talk about. And I consider people, whoever they are, as encyclopaedias with legs. You can learn from the poorest man or woman in the world. Surely much more than from the richest. And to learn you have to ask good questions and let the other person talk.
I confess that I have a flaw in my conversation: if I'm in an atmosphere of confidence and I'm nervous or stressed, I can reach a high level of verbosity. It's a funny thing, because I myself realise that I'm getting into a dangerous loop and I'm unable to stop. If I have a story line that I think is important, I need to move it all the way through. Then I could keep quiet as long as necessary without any problem.
What do you value most in a person you like to talk to?
I value that they express themselves and that they trust me with their doubts or concerns. Of course, I also like to be listened to and understood. There doesn't have to be an equal sharing of time, but when I realise that they are only talking to me to comply or just to gossip, I prefer to end the conversation and leave.
I also like to talk to people who are wiser than me, from whom I can learn. In my childhood I always preferred to be with adults because I absorbed like a sponge every expression, joke or word to internalise it and memorise it (the encyclopaedia was my other best friend). Another example of this is talking to older people. They are a well of wisdom that accumulates experience in every wrinkle. In Spain, when an abuelito tells anecdotes from his life, it is often said that he tells little battles, implying that they are heavy. I liked my grandparents' little battles very much and I never told them to shut up because they repeated them.
What benefits do you find in your conversations with others?
The benefits I find are manifold. The ones that come to mind are:
- Relationships of trust are established, which may or may not evolve into affection and friendship.
- They serve to acquire and give knowledge, to learn and grow as a person.
- When they occur with people who are dear to me, emotions are exchanged, which are the basis of relationships.
- I take and give an example of both virtues and defects.
- A good conversation with a friend is even better than a session with a psychologist.
What do you think you bring to them?
The main thing I bring to them is my listening. I know that there are times when eyes or touch speak louder than lips. In addition to that, I try to give understanding, support and encouragement, offering possible solutions or helping to find them.
When you listen with sincere affection, making the other person the centre of your world in those moments, how can they not feel good?
Notice: Everything published in this post is of my authorship, except for the elements in which I give credit to its author/s. Therefore, in case of plagiarism or dissemination without my permission, I will exercise my copyright if I deem it appropriate.
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