Cosas entrañas sucedían en el teatro de la Baralt, lo iría descubriendo a medida que me acercaba cada noche para mirar a la bailarina del Tutu principal. Era la más voluminosa en su vestimenta.
No conocía su nombre, pero variaba su rostro en cada presentación, un rostro diferente con el mismo traje.
Lo sé, por su sonrisa, la que me dirigió a mi. Me resultó inquietante y muy atractiva, una sonrisa difícil de olvidar.
Nervioso y al final de las dos semanas, sabiendo que pronto se irían para otra ciudad, me atreví acercarme cautelosamente a tocar a su puerta. Nadie me detuvo en mi camino. Y allí, parada en el medio de la habitación estaba la sonrisa del Tutu.
No logre ni hablarle, simplemente se desintegro ante mis ojos. En pánico comencé a gritar desesperadamente. Las integrantes del elenco me rodearon rápidamente, miraron y dejaron pasar al director de la obra, el cuál sólo atino a decir; esta es la segunda vez que se desintegra. Y lo dijo como si no pasara nada raro y fuese muy común este acto de desaparición.
Ella estaba allí en un instante y luego desapareció. Ante mi rostro de susto solo comentó, regresará para la próxima obra, ella es así, tan especial.
Les comparto el enlace del post que dio origen a todo este misterio: EC No.40 Desintegra-2