Podía observar el reflejo de su rostro a través del limpio ventanal que estaba frente a él, se veía tan pálido que incluso el blanco de su piel se podría comparar fácilmente con las peonías que tenía su madre en el jardín de su antiguo hogar.
Las bolsas bajo sus ojos eran tan oscuras y prominentes que su semblante se veía deteriorado y enfermo, todo esto era testigo de que no había estado pasando por el mejor momento de su vida a pesar de que era un hombre bastante joven. Mínimas gotas de nieve caían sobre el botón enrojecido de su perfilada nariz. El ambiente decembrino se podía sentir en el aire, alrededor de la calle se podían ver a padres correr entre las tiendas buscando a última hora los regalos para sus hijos, cosa que se supone debería de hacer él. Sabía que no solamente estaba frente a esa juguetería por simple casualidad. Mirar su esquelético ser en ese vidrio era una excusa barata para simplemente contemplar el cálido interior del lugar. No se atrevía a entrar por más que se mentalizara el hacerlo, no lograba encontrar la fuerza de voluntad necesaria para cruzar el pequeño espacio que separaba la calle de las baldosas en forma de caramelo en el que alguna vez pasó sus tardes enteras con una sonrisa risueña entre palabras y promesas.
Su cuerpo se mantuvo inmóvil por minutos enteros, pero su mente estaba volando, parecía que nadaba en una laguna de recuerdos a los que quería aferrarse, al igual que un recién nacido al pecho de su madre. Un pequeño, pero muy suave susurro fue lo que logró sacarlo de su ensoñación mental.
Conocía esa voz, no podría olvidarse de ella tan fácilmente así que con la delicadeza que poseía se dio la vuelta para enfrentarla, debía bajar un poco su mirada para poder observar aquel rostro redondo y de cachetes que parecían de caricatura.
—Elisa… tanto tiempo.—fue lo único que se atrevió a decir, su voz se escuchó rasposa y desganada, pues así se sentía.
—¿tanto tiempo? ¿Es lo único que dirás, Kilian? ¡después de todo lo que ha pasado! En definitiva tú no cambias, ven. Entra, mi madre no está pero podemos tomar un poco de chocolate caliento que traje de casa.—exclamó la ojimiel soltando un pequeño grito acompañado de un salto aniñado.
En pocos segundos ya estaba caminado dentro del lugar con una pequeña y morena mano, apretando con fuerza su muñeca. Mientras los pasos de Elisa eran concisos y seguros, él podía sentir que su respiración se entrecortaba al mirar a su alrededor. Todo Lucía tan conocido, pero distante, quizá era porque el ambiente había cambiado o quién cambió fue él. Mientras más pasos daba, la tensión se extendía como una ola de calor imparable que recorría su cuerpo, haciendo que su chaleco negro empezara a estorbar. Podía sentir la saliva acumularse en la punta de su lengua, así que tragó grueso rápidamente haciendo que su nuez de Adán se moviera. Sus nervios acabarían con él si no hacía algo para calmarse.
—veo que pintaron las paredes y cambiaron algunas cosas de su posición.—logró decir al ver que habían llegado a un pequeño pero elegante sofá verde, no fue necesario que ella lo invitara a sentarse así que simplemente dejó que su cuerpo caiga en él.
Su espalda dolía por todo el tiempo que estuvo parado, pero realmente no era de mucha importancia, sólo tomaría una pastilla al llegar a casa.
—hemos cambiado algunas cosas en estos últimos años, no nos has visitado desde hace mucho.—los ojos avellanados de Elisa miraron las verdosas orbes del hombre y a través de sus ojos se podía ver la tristeza que sentía.
—nunca tuve tiempo, formé una familia, me casé y realmente me concentré en no perder eso también.
Los ojos del hombre no estaban fijos en ella por mucho tiempo, claro que había notado el cambio rotundo que tuvo, su energía estaba intacta pero su físico ya casi no era el mismo. No pequeño piercing se visualizaba en el ala derecha de su nariz y su cuerpo había subido de peso, se veía realmente bien. Pero Elisa no era el centro de su atención. Una pequeña pero llamativa foto estaba encima del mostrador, justo al lado de la caja registradora.
—puras excusas, no has venido desde que se fue. Pero tienes que entender que era lo mejor para él, Kill. Aún hacemos algunos eventos en su honor, deberías venir al próximo.—ella inclinó su mano y acarició con suavidad el codo del hombre tratando de calmarlo, no era tonta. Podía notar que él miraba el portarretrato sin ningún tipo de pudor.
—No lo haré. ¿Crees que estoy aquí porque he perdonado a Phineas? Él se largó y me dejó acá, solo y agonizando. Lloré por noches enteras anhelando que regresara. ¡Pero nunca va a volver!—exclamó subiendo su tono de voz. Una adolescente que estaba a su lado agarrando un robot de juguete lo dejó caer asustada, pero ellos ni se inmutaron.
—Deberías entender que él ya no regresará, es lo mejor para ti. Sé que aún te duele, ¡a todos nos duele!—Movió sus manos señalando todo el lugar.—este lugar ya no es lo mismo sin ustedes.
—lo estoy empezando a soltar, ¿sabes? Estoy siendo feliz, tan feliz como mis recuerdos me lo permiten. Pero hay veces en las que no puedo conciliar el sueño por el dolor que estos mismos me provocan.—gotas saladas empezaron a bajar por las marcas violáceas de sus ojerosos ojos, acuarela.
—lo entiendo perfectamente, cariño. A veces me pasa lo mismo… la muerte de mi hermano nos ha afectado a todos de manera diferente. Mi madre ya casi no habla conmigo y parece que su luz se ha apagado.—hizo una mueca con sus labios regordetes y subió una de sus manos hasta las mejillas mojadas del castaño.
—quiero que regrese. Necesito que lo haga, trato de hacerme creer a mi mismo que él está en un mejor lugar. ¿Pero y si ese sitio era estando conmigo? Sé que lo recordaré en cada vida que recorra y ¿sabes? Prometimos buscarnos en cada una de ellas. Así tenga que pasar milenios recorriendo campos, ciudades y mares buscando obtener una vez más su tacto.
English
He could see the reflection of his face through the clean window in front of him, he looked so pale that even the white of his skin could easily be compared to the peonies his mother had in the garden of his old home.
The bags under his eyes were so dark and prominent that his countenance looked deteriorated and sickly, all witness that he had not been going through the best time of his life even though he was quite a young man. Tiny snowdrops fell on the reddened button of his profiled nose. The atmosphere of Christmas could be felt in the air, around the street you could see parents running between the stores looking for last minute gifts for their children, something he was supposed to be doing. He knew he was not only in front of that toy store by mere chance. Looking at his skeletal self in that glass was a cheap excuse to simply contemplate the warm interior of the place. He didn't dare to go inside no matter how much he psyched himself to do so, he couldn't find the willpower to cross the small space that separated the street from the candy-shaped tiles where he once spent his entire afternoons with a laughing smile between words and promises.
Her body remained motionless for minutes on end, but her mind was flying, she seemed to be swimming in a lagoon of memories that she wanted to cling to, just like a newborn to its mother's breast. A small, but very soft whisper was what managed to bring him out of his mental reverie.
He knew that voice, he could not forget it so easily, so with the delicacy he possessed he turned around to face her, he had to lower his gaze a little to be able to observe that round face with cheeks that looked like a cartoon.
-Elisa... It's been so long... was the only thing she dared to say, her voice sounded raspy and listless, for that's how she felt.
-So long? Is that all you'll say, Kilian? after all that's happened! In short you don't change, come. Come in, my mother is not here but we can have some hot chocolate that I brought from home- exclaimed the ojimiel letting out a little scream accompanied by a childish jump.
In a few seconds he was already walking inside the place with a small, dark-haired hand, squeezing his wrist tightly. As Elisa's steps were terse and sure, he could feel his breath catch as he looked around. Everything looked so familiar, but distant, maybe it was because the atmosphere had changed or who changed was him.
The more steps he took, the more the tension spread like a wave of unstoppable heat coursing through his body, making his black vest start to get in the way. He could feel saliva pooling on the tip of his tongue, so he swallowed thickly quickly making his Adam's apple twitch. His nerves would finish him off if he didn't do something to calm down.
-I see they painted the walls and changed a few things about his position,-he managed to say as he saw they had arrived at a small but elegant green couch, it wasn't necessary for her to invite him to sit so he just let his body fall into it.
His back ached from all the time he had been standing, but it really wasn't of much importance, he would just take a pill when he got home.
-we've changed a few things these past few years, you haven't visited us in a long time, Elisa's hazel eyes looked into the man's greenish orbs and through her eyes you could see the sadness she felt.
-I never had time, I raised a family, got married and really concentrated on not losing that too.
The man's eyes were not fixed on her for long, of course he had noticed the resounding change she had, her energy was intact but her physique was hardly the same. No small piercing was visualized on the right wing of her nose and her body had gained weight, she looked really good. But Elisa was not the center of her attention. A small but striking photo was on top of the counter, right next to the cash register.
-Pure excuses, you haven't been here since she left. But you have to understand it was the best thing for him, Kill. We still do some events in his honor, you should come to the next one.-she bent her hand and gently caressed the man's elbow trying to calm him down, she was no fool. She could tell he was looking at the picture frame without any modesty.
-I won't. You think I'm here because I've forgiven Phineas? He took off and left me here, alone and in agony. I cried for nights longing for him to come back. But he's never coming back!-he exclaimed, raising his voice. A teenage girl next to him clutching a toy robot dropped him in fright, but they didn't even flinch.
-You should understand that he's not coming back, it's the best thing for you. I know it still hurts, it hurts us all, she waved her hands pointing all over the place, "This place is not the same without you.
-I'm starting to let go, you know? I'm being happy, as happy as my memories will let me be. But there are times when I can't sleep because of the pain they cause me.-salty drops began to trickle down the violet marks in his watercolor eyes.
-I totally understand, honey. I feel the same way sometimes...my brother's death has affected us all differently. My mother hardly speaks to me anymore, and it seems her light has gone out-she pouted her plump lips and brought one of her hands up to the chestnut's wet cheeks.
-I want him to come back. I need him to, I try to make myself believe he's in a better place. But what if that place was being with me? I know I'll remember him in every life I go through and you know, we promised to look for each other in every one of them. Even if I have to spend millennia roaming fields, cities and seas looking for his touch once again.