Los andares de la abuela
No sé cuánto tiempo estuve dormido, pero me fui despertando poco a poco, pude oír a mi abuela: su voz lenta atravesó el patio, se fue perdiendo entre el sopor de la tarde y el terreno largo sembrado de quinchoncho.
—¿Estás ahí Javier? No sé te olvide que las animas en pena andan por estos lados.
Seguí escondido para jugarle una broma. Sus pasos eran imperceptibles, como si no se afincaran a la tierra, luego se agachó junto al árbol de merecure, donde una cruz de madera descansaba, en un pequeño velador encendió una vela.
—¡Javier! aquí descansa tu abuelo, no su cuerpo, sino su alma, aquí lo trajimos un día muy húmedo, después de la última noche.
La luz fue creciendo, estirándose como una hoja larga. Ella dejó escapar una oración.
Yo miraba a todos lados para ver si llegaba alguien más, pero solo llegó un frío que me fue agarrando los huesos, no podía moverme, menos cuando vi la luz convertirse en una puerta por dónde empezaron a salir unas figuras transparentes y se fueron elevando como un enjambre de luciérnagas hasta una plataforma de madera que mi tío había construido en el árbol para esconder todo lo que no quería compartir.
Luego, aquellos seres de luz, bajaron una escalera de cuerdas. No podía creer lo que veía, mi abuela comenzó a trepar mientras el viento la mecía con suavidad.
Salí corriendo pensando que mi abuela se podía caer, ella me miró y con una sonrisa me dijo:
—¡Javier, estás aquí! ¡muchacho travieso, no sé por qué te gusta estar solo en este monte!
Luego todo se hizo oscuro y mi abuela desapareció. Me fregaba los ojos y solo había un vacío. Salté como un conejo entre la hierba, me fui hasta la casa, quería esconderme en mi cuarto, entré por la parte de atrás, oía muchas voces, algunas reían y hablaban duro. Era la familia que venía a reunirse para acompañar a mi mamá con los ajetreos de cuidar a mi abuela que estaba enferma. Aprovechaban para contar historias de miedo y así pasar el rato entretenidos.
Me detuve en el cuarto de la abuela, abrí la puerta con cuidado, un olor a cera quemada me envolvió. En un pequeño santuario una luz agonizaba.
En la penumbra, acostada, mi abuela me miraba:
—Javier, te estaba esperando.
—¡Abuela!... no te has ido.
—Hijo, ya estoy sobre la escalera, solo tengo que subir.
—Abuela y ¿la luz?
—Tú eres mi luz hijo, ya todo está listo para partir. —Sonrió.
Agarré otra vela, la encendí y volvió la luz en el santuario. Los cabellos de la abuela empezaron a flotar como cuando mis hermanas peinaban su cabellera en una especie de ritual y en un mar de palabras ella contaba su historia cuando conoció a mi abuelo y cómo hizo para ganar su amor.
Mis hermanas parecían navegar entre olas de cabellos y las peinetas iban despejando para que las trenzas terminarán en una mirada dulce.
Toda la familia ahora era una tormenta de lágrimas y gemidos, algunos gritos acompañados y otros, ventisca de aire caliente.
Yo estaba extasiado viendo cómo la abuela subía la escalera del árbol como cualquier niña traviesa acompañada que aquellos seres de luz. Al llegar a lo alto un estallido de luz hizo que todo desapareciera y la luna se quedó mirando esa lluvia de cometas.
Por eso vengo y estoy cerca del árbol y cuando llega la noche, enciendo dos velitas, una para cada cruz, ahí veo como las luces se unen y van creciendo, yo espero que aparezca esa ventana de luz y mi abuela me invite para pueda seguir jugando a los fantasmas entre las matas de cambures y pueda volver a oír su voz
—Javier, estás ahí como siempre, jugando a las escondidas.
Espero en silencio, pendiente de que caiga esa escalera desde lo alto.
Grandma's walks
I don't know how long I was asleep, but I woke up little by little, I could hear my grandmother: her slow voice crossed the patio, it was lost in the afternoon slumber and the long land planted with quinchoncho.
-Are you there, Javier? Don't forget that the animas en pena hang around these parts.
I kept hiding to play a joke on him. His steps were imperceptible, as if they were not grounded to the earth, then he crouched down next to the merecure tree, where a wooden cross rested, in a small candleholder he lit a candle.
-Javier! Here rests your grandfather, not his body, but his soul, we brought him here one very wet day, after the last night.
The light grew, stretching like a long leaf. She let out a prayer.
I looked all around to see if someone else was coming, but only a cold came that was grabbing my bones, I could not move, less when I saw the light become a door through which transparent figures began to emerge and rose like a swarm of fireflies to a wooden platform that my uncle had built in the tree to hide everything I did not want to share.
Then those beings of light descended a rope ladder. I couldn't believe my eyes, my grandmother began to climb as the wind gently swayed her.
I ran out thinking that my grandmother could fall, she looked at me and with a smile she said:
-Javier, you are here! you naughty boy, I don't know why you like to be alone on this hill!
Then everything became dark and my grandmother disappeared. I scrubbed my eyes and there was only emptiness. I jumped like a rabbit in the grass, I went all the way to the house, I wanted to hide in my room, I entered through the back, I heard many voices, some were laughing and talking loudly. It was the family that came to meet to accompany my mom with the hustle and bustle of taking care of my grandmother who was sick. They took the opportunity to tell scary stories to entertain themselves.
I stopped at grandma's room, opened the door carefully, a smell of burning wax enveloped me. In a small sanctuary a light was agonizing.
In the half-light, lying down, my grandmother looked at me:
-Javier, I was waiting for you.
-Grandma!... you haven't left.
-Son, I'm already on the stairs, I just have to go up.
-Grandma and the light?
-You are my light, son, everything is ready to go. -He smiled.
I took another candle, lit it and the light came back in the sanctuary. Grandma's hair began to float as when my sisters combed her hair in a kind of ritual and in a sea of words she told her story of when she met my grandfather and how she won his love.
My sisters seemed to sail through waves of hair and the combs were clearing so that the braids would end in a sweet look.
The whole family was now a storm of tears and moans, some accompanied screams and others, blizzards of hot air.
I was ecstatic watching grandma climb the tree ladder like any naughty little girl accompanied by those beings of light. When she reached the top a burst of light made everything disappear and the moon stood watching that rain of comets.
That's why I come and stand near the tree and when night comes I light two candles, one for each cross, there I see how the lights come together and grow, I hope that the window of light appears and my grandmother invites me so I can continue playing ghosts among the cambur trees and I can hear her voice again.
-Javier, you are there as always, playing hide and seek.
I wait in silence, waiting for that ladder to fall from above.
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