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Esta carta es lo único que puedo ofrecerte, mamá, y por eso me siento culpable. Aun aquí, mientras aprovecho las precarias horas libres de mi trabajo para escribir estas líneas, me arrepiento de no estar junto a ti para abrazarte y decirte lo mucho que te amo. No quería alejarme de ti, pero tú misma insististe; querías que dejara atrás la guerra y el dolor, y que fuera feliz en un mundo de verdaderas oportunidades. ¿Por qué te hice caso? ¿Por qué no entendías que yo era feliz mientras estuviera contigo? Solo dijiste:
“Deja a esta vieja y sé feliz allá afuera, allá donde la libertad es para todos.”
Quería traerte conmigo, pero tú te negaste; la excusa fue tu vejez… ¿qué vejes si hasta pareces más joven que yo? ahora que lo pienso, mamá, eres la mujer más fuerte del mundo. ¿Cómo hacías para cargar tres sacos de trigo cuando yo solo cargaba uno? Te los montabas sobre la cabeza y caminabas como si estuvieses levantando algodón, mientras yo jadeaba y paraba la caminata para descansar del peso sobre mi molo.
Y tú decías:
“Vamos hijo, no te rindas, tú eres más fuerte y joven que yo.”
Y en el invierno… ¿Cómo lograbas dormir con tanto frío? Me cubrías con tu manta, aun sabiendo que tú la necesitabas más que yo. Siempre me cuidaste con lo poco que tenías, y más que eso, me empujaste a dejar la guerra que apareció temiblemente en el suelo de nuestro país. Preparaste una maleta con todos nuestros recuerdos, y me ayudaste a escapar antes de que el batallón de reclutamiento tocara nuestra puerta. No pude abrazarte lo suficiente, y tus lágrimas se multiplicaron en mis ojos.
Y tú dijiste:
“Nunca olvides a esta vieja que tanto te quiere.”
Imagen original de 28703|| Tomada de Pixabay
Esa frase me acompaña siempre, mamá, ¿cómo olvidarte si toda mi vida te la debo a ti? Sé que esta carta es insuficiente, y que realmente mereces los tesoros más hermosos del universo. Si pudiera te regalaría esa máquina de coser que tanto querías… ¿la recuerdas? la que vimos en la tienda del señor Boruslav. Reíste cuando te dije que si te la compraba ya no tendrías que amanecer remendando mi ropa, y argumentaste con toda seguridad:
“Nada de lo que hago por ti puede cansarme.”
Admito que decías la verdad; te la pasabas cantando aquellas noches de ropa malgastada y tejidos con aguja; una canción feliz, un lírica honesta. Era feliz porque lo hacías para mí, muy a pesar del trasnocho y el hambre que se prolongaba por la falta de pan. Todo estaba bien mientras yo estuviera bien… ¿fue eso lo que te orilló a sacarme del país? No importa, porque ahora seré yo el que te sacará de esa miseria. Aun me falta mucho, pero no me rindo mamá… ¡no me rendiré hasta tenerte conmigo!
Ayer me gané unas monedas extras por cargar tres sacos de cemento en mi lomo, ¡así como tú hacías con el trigo! Los muchachos dicen que, a pesar de mis catorce años, tengo un buen semblante para los trabajos duros. Hay un hombre que asegura que me parezco a su hijo, incluso me ha mostrado su fotografía; pero no es verdad, aquel joven es mucho más pálido y delgado que yo, ¡y yo no soy tan feo! Solo bromeo, aunque me parece curioso que todos ellos también vengan de nuestro país, incluso lloran mucho al igual que yo. Extrañan a sus familias como yo te extraño a ti, mamá…
¿Qué estarás haciendo ahora?
Imagen original de Foundry || Tomada de Pixabay
Seguramente estás tejiendo mi ropa en la mecedora, entonando las baladas que alguna vez cantantes para mí cuando me atacaba el insomnio. Amaba las cosquillas, y más si venían acompañadas de muecas chistosas. Yo fingía estar dormido solo para corroborar que no estuvieras realmente cansada, pero tú seguías cantando con la misma energía de siempre; una voz como la primavera naranja, como los duraznos esponjosos que crecían en el jardín de la señora Aleksandra…
¿Recuerdas cuando le robábamos los duraznos a esa vieja amargada?
A ella no le gustaba compartir; prefería que sus duraznos se pudrieran en la tierra antes que regalarlos a los que sí tenían intenciones de comerlos. Por fortuna tú eras muy alta, mamá, tan alta que tus brazos sobrepasaban la cerca para alcanzar el duraznero de aquella vieja tacaña. Los ladridos de su perro la ponían en alerta, pero nosotros éramos lo suficientemente veloces como para huir de sus maldiciones. Y tú le decías:
“¡Luego le pago los duraznos!”
Al llegar a casa preparabas ese almíbar espeso para rosearlo sobre los duraznos frescos, y nuestros estómagos resistían el hambre por el resto del día… oh mamá, ¿recuerdas cuando atrapábamos luciérnagas? Nuestra casa se inundaba de lucecitas amarillas; era como ver las estrellas en la tierra. Quizás ahora, mientras escribo esta carta, estás atrapando a esos pequeñitos insectos brillantes. O tal vez estás mirando por la ventana, acobijada en tu manta, pensando en mí…
Imagen original de Irasonja || Tomada de Pixabay
Acá es bonito mamá, pero no tan bonito como nuestra casa. La gente me mira con asco, dicen que vengo a robarles sus trabajos… pero no es verdad, yo solo quiero ahorrar algunas monedas para tenerte conmigo, y también para pagarle los duraznos a la señora Aleksandra, si es que no nos da una paliza primero. Ah, y disculpa mi letra torcida, mamá; ayer unos ladrillos cayeron sobre mis dedos y hoy amanecieron algo hinchados, pero no me duelen… como escribí antes: ¡Soy igual de fuerte que tú!
Esta carta, mamá, le he estado planificando por meses. El señor que dice que me parezco a su hijo me ha enseñado a leer y a escribir, y algo a lo que le dicen números. Sé que tú lees porque intentaste enseñarme más de una vez, pero yo prefería ayudarte a recoger trigo para el pan de la cena. La libertad es difícil, pero uno se acostumbra. ¿Sabías que los automóviles voladores sí existen? Mis amigos les dicen Drones, pero no sé… no parecen automóviles voladores de verdad.
Me han prometido que esta carta llegará hasta tus manos, mamá, y eso me alegra mucho. Todas las noches cuento con ansias las monedas que acumulo para nuestro reencuentro, y aunque todavía me faltan muchas, el sueño de volver a verte me ayuda a trabajar el doble. Te quiero mucho, mamá, siempre me sobrarán las palabras para agradecer tu cariño y tu amor…
Para ti, mamá, va esta carta: para que sepas que aun te recuerdo, y que cumpliré la promesa de jamás olvidarte.
Imagen original de OpenClipart-Vectors || Tomada de Pixabay
Se despide con cariño: el hijo que te extraña con todo el corazón…
Ante viento y marea, ante la tormenta y la tempestad, una madre siempre buscará la felicidad de sus hijos…
Este relato va dedicado a todas las madres luchadoras e incansables del mundo; para todas ustedes: ¡Feliz día!
¡Gracias por Leer!
English
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This letter is the only thing I can offer you, Mom, and for that I feel guilty. Even here, while I take advantage of the precarious free hours of my work to write these lines, I regret not being with you to hug you and tell you how much I love you. I didn't want to get away from you, but you yourself insisted; you wanted me to leave war and pain behind, and be happy in a world of real opportunity. Why did I listen to you? Why didn't you understand that I was happy as long as I was with you? you just said:
"Leave this old woman and be happy out there, where freedom is for everyone."
I wanted to bring you with me, but you refused; the excuse was your old age… why do you get old if you even look younger than me? Now that I think about it, mom, you are the strongest woman in the world. How did you manage to carry three sacks of wheat when I only carried one? You put them on your head and walked as if you were picking cotton, while I panted and stopped walking to rest the weight on my molo.
And you said:
"Come on son, don't give up, you are stronger and younger than me."
And in the winter… How did you manage to sleep so cold? You covered me with your blanket, even knowing that you needed it more than me. You always took care of me with the little you had, and more than that, you pushed me to leave the war that fearfully appeared on the soil of our country. You packed a suitcase with all our memories, and helped me escape before the recruiting battalion knocked on our door. I couldn't hold you close enough, and your tears welled up in my eyes.
And you said:
"Never forget this old lady who loves you so much."
Original image from 28703|| Taken from Pixabay
That phrase always accompanies me, mom, how can I forget you if I owe my whole life to you? I know that this letter is insufficient, and that you truly deserve the most beautiful treasures in the universe. If I could, I would give you that sewing machine that you loved so much... do you remember it? the one we saw in Mr. Boruslav's shop. You laughed when I told you that if I bought it for you, you would no longer have to wake up mending my clothes, and you argued with complete certainty:
"Nothing I do for you can tire me."
I admit you were telling the truth; you spent your time singing those nights of wasted clothes and needlework; a happy song, an honest lyric. I was happy because you did it for me, in spite of the late night and the hunger that lasted due to the lack of bread. Everything was fine as long as I was fine… was that what made you take me out of the country? It doesn't matter, because now I'll be the one to put you out of that misery. I still have a long way to go, but I'm not giving up mom... I won't give up until I have you with me!
Yesterday I earned a few extra coins for carrying three sacks of cement on my back, just like you did with wheat! The boys say that, despite my fourteen years, I have a good countenance for hard work. There is a man who assures me that I look like his son, he has even shown me his photograph; but it is not true, that young man is much paler and thinner than me, and I am not so ugly! I'm just kidding, although I find it curious that all of them also come from our country, they even cry a lot just like me. They miss their families like I miss you, mom...
What will you be doing now?
Foundry original image || Taken from Pixabay
Surely you are knitting my clothes in the rocking chair, singing the ballads you once sang for me when insomnia attacked me. He loved tickles, and even more so if they were accompanied by funny faces. I pretended to be asleep just to make sure you weren't really tired, but you kept singing with the same energy as always; a voice like the orange spring, like the fluffy peaches that grew in Mrs. Aleksandra's garden...
Do you remember when we used to steal the peaches from that bitter old lady?
She didn't like to share; she preferred her peaches to rot in the ground rather than give them away to those who did intend to eat them. Fortunately, you were very tall, Mom, so tall that your arms reached over the fence to reach that stingy old woman's peach tree. The barking of her dog put her on alert, but we were fast enough to run away from her curses. And you told him:
"Then I'll pay for the peaches!"
When we got home you would prepare that thick syrup to sprinkle on fresh peaches, and our stomachs resisted hunger for the rest of the day… oh mom, remember when we used to catch fireflies? Our house was flooded with little yellow lights; it was like seeing the stars on earth. Perhaps now, as I write this letter, you are catching those little shiny bugs. Or maybe you're looking out the window, wrapped in your blanket, thinking of me...
Irasonja's original image || Taken from Pixabay
It's nice here mom, but not as nice as our house. People look at me with disgust, they say I'm here to steal their jobs... but it's not true, I just want to save some coins to have you with me, and also to pay Mrs. Aleksandra for the peaches, if she doesn't beat us up first . Oh, and excuse my crooked handwriting, Mom; Yesterday some bricks fell on my fingers and today they woke up a little swollen, but they don't hurt... as I wrote before: I'm just as strong as you!
This letter, mom, I've been planning for months. The man who says I look like his son has taught me to read and write, and something they call numbers. I know you read because you tried to teach me more than once, but I preferred to help you pick wheat for dinner bread. Freedom is difficult, but one gets used to it. Did you know that flying cars do exist? My friends call them Drones, but I don't know… they don't look like real flying cars.
I have been promised that this letter will reach your hands, Mom, and that makes me very happy. Every night I look forward to the coins I accumulate for our reunion, and although I still have many to go, the dream of seeing you again helps me work twice as hard. I love you very much, mom, I will always have enough words to thank you for your affection and your love...
For you, mom, this letter goes: so you know that I still remember you, and that I will keep the promise of never forgetting you.
Original image from OpenClipart-Vectors || Taken from Pixabay
He says goodbye with love: the son who misses you with all his heart...
Before wind and tide, before storm and tempest, a mother will always seek the happiness of her children...
This story is dedicated to all the fighting and tireless mothers in the world; To all of you: Happy day!
