Hola amigos, que tal 👋 espero que bien, en la tarde de ayer tuve una pequeña caminata les cuento 😉.
Después de regresar de mi trabajo, mi hermana Lismel, nuestra perrita Canela y yo fuimos hacia la casa de la veterinaria.
Al salir nos tomamos una selfie que capturaba nuestra emoción antes de comenzar la travesía 😁.
A medida que avanzábamos, Lismel tomó la iniciativa de cargar a Canela, dándome la oportunidad de capturar esos primeros momentos del viaje.
La perrita, con ojos curiosos y orejas alerta, disfrutaba del paseo y de la atención de mi hermana, aunque a veces se ponía un poco incómoda.
El camino por dónde pasamos se extendía más allá de nuestro vecindario, explorando caminos que no transitamos a menudo por lo que decidí mostrárselos para está ocasión.
En las primeras fotografías se puede apreciar el trayecto del camino que tomamos, además podemos ver qué estaba un poco nublado ⛅, en una de las imágenes destacaba una antigua iglesia a la orilla del camino, con su arquitectura peculiar.
Continuamos nuestro recorrido, y la próxima parada visual fue un puente que cruzaba el arroyo Galiano, estás aguas son turbias y desafortunadamente están contaminadas por desechos domésticos, así que no son para nada, un buen lugar para refrescar.
Después nos dirigimos hacia un pequeño terreno que en mi infancia solíamos utilizar como campo de juegos mis amigos y yo.
Pasar por aquí me llena de nostalgia, recordando esos días de juegos de pelota y fútbol con mis amigos. Sin embargo, la alegría se ve empañada al ver que el terreno ahora está plagado de basura desde hace tiempo.
A medida que avanzábamos, el paisaje urbano se transformaba, mostrándonos una sucesión de árboles, casas y calles, recordándome por ejemplo cuando venía a comprarme un Papalote o Cometa, como seguro ustedes lo conocen.
Finalmente, llegamos a casa de los veterinarios, asi que pedimos el último turno y aprovechamos la espera para tomar algunas fotos.
Este no era un viaje rutinario; en una de mis anteriores publicaciones ya les hable sobre Canela en este lugar, pero bueno para los que no sepan estábamos aquí para vacunar a nuestra mascota contra posibles parásitos, asegurándonos de que tenga una vida saludable y plena.
La espera tomo un poco más de 40 min, pero al entrar a la consulta veterinaria fue rápida, la inyectaron y le echaron algo contra las garrapatas.
Con nuestra misión cumplida, emprendimos el regreso a casa, llevándonos con nosotros no solo a una perrita sana, sino también recuerdos de un viaje lleno de contrastes, desde la belleza de una antigua iglesias hasta la triste realidad de un terreno de juegos convertido en vertedero 😕.
Este viaje a la veterinaria se convirtió en más que una tarea de rutina. Nos recordó la importancia de apreciar nuestro entorno, de cuidar no solo a nuestras mascotas sino también el lugar que llamamos hogar.
Fue un recordatorio de que cada paso que damos, incluso aquellos dirigidos a la clínica veterinaria, puede convertirse en una oportunidad para reflexionar sobre nuestro impacto en el mundo que nos rodea.
Sin más amigos me despido hasta otra ocasión, nos vemos 😉✌️.
Captura de pantalla en la apk Osmand
🇪🇸 TRADUCCIÓN 🇺🇲
Hello friends, how are you? 👋 I hope well. Yesterday afternoon, I had a little walk, let me tell you 😉.
After returning from work, my sister Lismel, our dog Canela, and I went to the veterinarian's house. Before starting our journey, we took a selfie capturing our excitement 😁.
As we progressed, Lismel took the initiative to carry Canela, giving me the opportunity to capture those early moments of the trip.
The little dog, with curious eyes and alert ears, enjoyed the walk and my sister's attention, although she got a bit uncomfortable at times. The path we took extended beyond our neighborhood, exploring less-trodden paths that I decided to show them for this occasion.
In the early photos, you can see the path we took, and it was a bit cloudy ⛅. One image highlighted an old church on the roadside with its peculiar architecture.
We continued our journey, and the next visual stop was a bridge over the Galiano stream. Unfortunately, these waters are turbid and contaminated by household waste, so not a good place to refresh.
We then headed to a small field where my friends and I used to play in my childhood. Passing through here fills me with nostalgia, remembering those days of ball and soccer games. However, the joy is tainted by seeing the field now filled with trash.
As we progressed, the urban landscape transformed, showing a succession of trees, houses, and streets, reminiscent of the times I used to come here to buy a kite, as you may know it.
Finally, we arrived at the veterinarians' house, so we took the last appointment and used the waiting time to take some photos.
This was not a routine trip; in a previous post, I talked about Canela in this place. For those who don't know, we were here to vaccinate our pet against possible parasites, ensuring she has a healthy and fulfilling life.
The wait took a little over 40 minutes, but entering the veterinary consultation was quick. She was injected, and something was applied against ticks.
With our mission accomplished, we headed back home, taking with us not only a healthy dog but also memories of a journey full of contrasts, from the beauty of an old church to the sad reality of a playground turned into a landfill 😕.
This trip to the veterinarian became more than a routine task. It reminded us of the importance of appreciating our surroundings, caring not only for our pets but also for the place we call home. It was a reminder that every step we take, even those directed to the veterinary clinic, can become an opportunity to reflect on our impact
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