El silencio de la isla: Parte II [ES/EN]

in #hive-1324102 years ago

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Eilis Garvey | Unsplash


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El silencio de la isla: Parte II

Su mano parecía temblar al mismo ritmo que las gotas de sudor resbalaban por su rostro. Fue entonces que observó la mirada del propietario; una mirada perversa y llena de malicia que en cualquier momento demostraría sus verdaderas intenciones.

Por la mente de Leonardo pasaban muchas cosas mientras sentía la presión de firmar sobre ese documento. Si firmaba, ¿que consecuencias podría tener? ¿Y si no lo hacía?

Mientras esas preguntas pasaban por su mente, el propietario intentaba inquietar aún más el ambiente para conseguir esa firma. El perro ladraba sin cesar, escurriéndose una espesa baba por su hocico, como si de un perro rabioso se tratase.

Las cadenas que sostenían a ese perro parecían desprenderse, como cuando uno sabe que algo no está demasiado firme. Los ruidos de las cadenas y ese furioso ladrido aceleró la decisión de Leonardo, y sin siquiera leer, firmó ese acuerdo.

El propietario esbozaba un rostro de placer, y si no tuviera las manos ocupadas, seguro que se las estaría frotando de manera frenética. En ese momento en que pactaron el acuerdo, un hombre se asomó por una puerta entreabierta interrumpiendo pero aliviando el clima.

—Señor, hay algo que le puede llegar a interesar. —Mencionó uno de los mayordomos del lugar, quien quería que lo siguieran.

En ese preciso momento Leonardo quedó solo en esa habitación. Miró hacia su alrededor y notó unos cuadros bastante peculiares colgados de las paredes empapeladas de un color vino tinto.

El cuadro principal mostraba a un hombre de túnica oscura portando en su mano derecha una espada ensangrentada que ya había dejado debajo un gran charco de sangre. También divisó en esa pintura una cabeza desprendida de un cuerpo que aún permanecía en las brasas de un fogón. La pintura intentaba transmitir un sentimiento heroico, pero solo se veía pura calamidad.

Las demás pinturas no eran menos desalentadoras, pues rodeaban la habitación y cada una tenía dibujado un hombre con un atuendo diferente, pero en todas se veía una escena macabra, donde el color rojo era el que más resaltaba de todos; fuego y sangre.

Luego de unos breves minutos de estar observando esas pinturas inquietantes, él regresó con su perro, notando que Leonardo estaba viendo con una expresión de preocupación las pinturas de la pared.

—Veo que has estado disfrutando del arte familiar, ¿verdad? —Dijo el propietario mostrando una sonrisa de picardía.

Por la mente de Leonardo pasaban muchas cosas, preguntas que necesitarían respuestas y que de alguna manera, hallarlas sería un suicidio especulando que habría detrás de ello.

¿Qué habrá querido decir con "arte familiar"? Leonardo pensó que era un hombre solo, que no tenía familia y que todo lo que tiene lo había heredado. ¿De qué familia se trataba?

En ese momento en que pensaba sobre aquellas preguntas, el propietario agitó el vaso en el que flotaba el hielo sobre su whisky y le recomendó a Leonardo que vaya a descansar a su habitación, que por cierto, ya estaba lista para ser usada.

Una joven mujer de ojos claros como el cielo llegó y lo dirigió a su habitación. Leonardo no tardó en notar sus heridas, siendo la que parecía más importante aquella que rodeaba el fino cuello de la mujer. Los pasillos eran bastante largos, propios de una mansión inmensa que recorrer. Pero también era mayor el tiempo que había que soportar hasta llegar allí.

En ese recorrido había una pintura muy distinta a las demás. Ésta denotaba algo de paz, en donde se podía ver la estatua de un ángel mirando hacia un horizonte verde en conjunto con la inmensidad de sus cielos.

Simplemente con caminar unos pasos podía sentirse la pesadez del ambiente. Y cuando llegó a la mitad del último pasillo, vislumbró por una de las ventanas que daba a uno de los patios varios sujetos arrastrando un cuerpo hacia una fosa común mientras la lluvia caía sobre ellos. Los relámpagos solo hacían que la situación sea mucho más terrible.

El mayor y más espantoso detalle. En cada destello de esa tormenta se podían ver varias fosas más que se perdían entre la penumbra. Uno de los sujetos, el más grande de cuerpo totalmente robusto, aquél que portaba entre sus manos una pala con la que habría cavado esa fosa, lo miró fijamente como expresando que el próximo sería él.

Apresuró sus pasos casi chocándose con la mujer y entró a la habitación. Ésta no era para nada placentera, incluso podía notarse que antes pudo haber sido usada para otro tipo de propósitos. Manchas sobre las almohadas y el colchón. Paredes desgastadas de donde podía olerse un horrible hedor. Definitivamente nadie en su sano juicio querría estar allí.

Leonardo comenzaba a pensar sobre Erika. Quizás podrían haber afrontado la situación de otra manera y no poniéndose en esa posición de lejanía sin respuestas.

¿Y si jamás podría escapar de allí? ¿Y si algún día irían por ella? Esas eran solo algunas de las preguntas que se acumulaban y parecía que era hora de tomar una decisión antes de que acabasen con su vida o con la de alguien más.

A la mañana siguiente Leonardo despertó con una mano sobre su rostro impidiendo que gritara. Su cuerpo se estremeció y sus ojos quedaron abiertos por completo, sintiendo el pavor y la incertidumbre de no saber de quién se trataba y qué harían con él.


CONTINUARÁ...


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The silence of the island: Part II

His hand seemed to tremble at the same rhythm as beads of sweat slid down his face. It was then that he noticed the owner's look; a perverse look full of malice that at any moment would show his true intentions.

Many things were going through Leonardo's mind as he felt the pressure to sign that document. If he signed, what would be the consequences, and if he didn't?

While those questions were going through his mind, the owner was trying to stir up the atmosphere even more to get that signature. The dog barked incessantly, thick drool dripping from its muzzle, as if it were a rabid dog.

The chains holding the dog seemed to come loose, as when you know something is not too firm. The noises of the chains and that furious barking accelerated Leonardo's decision, and without even reading, he signed that agreement.

The owner's face was one of pleasure, and if he didn't have his hands full, he would surely be rubbing them frantically. Just as they made the agreement, a man peeked through a half-open door, interrupting but lightening the mood.

-Sir, there is something you might be interested in. -Said one of the butlers of the place, who wanted to be followed.

At that precise moment Leonardo was left alone in that room. He looked around and noticed some rather peculiar paintings hanging on the red wine-colored papered walls.

The main painting showed a dark-robed man holding in his right hand a bloody sword that had already left a large pool of blood underneath. He also spotted in that painting a head detached from a body that still remained in the embers of a hearth. The painting tried to convey a heroic sentiment, but only pure calamity was visible.

The other paintings were no less discouraging, as they surrounded the room and each one had a man with a different attire, but all of them showed a macabre scene, where the red color was the one that stood out the most; fire and blood.

After a few brief minutes of observing those disturbing paintings, he returned with his dog, noticing that Leonardo was looking at the paintings on the wall with a worried expression.

-I see you've been enjoying the family art, haven't you? -said the owner with a mischievous smile.

There were many things going through Leonardo's mind, questions that would need answers and somehow finding them would be suicidal speculating what would be behind it.

What did he mean by "family art"? Leonardo thought that he was a man alone, that he had no family and that he had inherited everything he had. Which family was it?

At that moment when he was thinking about those questions, the owner shook the glass in which the ice was floating on his whiskey and recommended Leonardo to go and rest in his room, which, by the way, was already ready to be used.

A young woman with eyes as clear as the sky arrived and directed him to his room. Leonardo did not take long to notice his wounds, the one that seemed most important being the one around the woman's slender neck. The corridors were quite long, typical of a huge mansion to walk through. But it was also longer than the time it took to get there.

In this tour there was a painting very different from the others. It denoted something peaceful, where you could see the statue of an angel looking towards a green horizon in conjunction with the immensity of its skies.

Just by walking a few steps you could feel the heaviness of the atmosphere. And when he reached the middle of the last corridor, he glimpsed through one of the windows overlooking one of the courtyards several subjects dragging a body towards a mass grave while the rain fell on them. The lightning only made the situation much more terrible.

The greatest and most gruesome detail. In every flash of that storm, several more pits could be seen, lost in the gloom. One of the subjects, the largest one with a totally robust body, the one who carried in his hands a shovel with which he would have dug that pit, stared at him as if expressing that the next one would be him.

He hurried his steps almost colliding with the woman and entered the room. The room was not at all pleasant, it was even noticeable that it could have been used for other purposes before. Stains on the pillows and mattress. Worn walls from which a horrible stench could be smelled. Definitely no one in their right mind would want to be there.

Leonardo was beginning to think about Erika. Maybe they could have dealt with the situation differently and not put themselves in that position of remoteness with no answers.

What if she could never escape from there? What if one day they would come for her? Those were just some of the questions that were piling up and it seemed like it was time to make a decision before they ended her life or anyone else's.

The next morning Leonardo woke up with a hand over his face preventing him from screaming. His body shuddered and his eyes were wide open, feeling the dread and uncertainty of not knowing who it was and what it would do with him.


TO BE CONTINUED...

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Puedes leer la primera parte aquí: El silencio de la isla | Parte I

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This text has been translated with the help of DeepL.

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¿En qué se habrá metido Leonardo? Muy interesante esta segunda parte, la estaba esperando, pero no había tenido oportunidad de leerla. Estaré pendiente de la próxima entrega. Saludos.

Muchas gracias por tu lectura. La siguiente entrega será la final, por lo que será bastante intensa, ya reuniendo los elementos que le darán ese toque de última instancia. Saludos.


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