Martha veía el cristal de la ventana y rememoraba los tiempos en los que la casa era un salón de juegos, risas y felicidad. Tiempos en los que cada día podía sonreír y agradecer a Dios por la dicha de tener una familia. Un marido amoroso y detallista. Unos niños estudiosos y alegres. Tiempos lejanos de una vida que irradiaba luz y que ahora solo despedía tristeza y melancolía.
Sentada en una perezosa en medio del patio, Martha veía aquella ventana rota y se hundía en un foso de tristes recuerdos. La asolaba la depresión. Ahora vivía sola. Y se pasaba las tardes grises de aquel verano torturándose con imágenes de un doloroso pasado. No le interesaba que estuviera lloviendo a cántaros se día. Muy pocas cosas ya tenían un significado en su existencia. Todo lo valioso le había sido arrebatado por el destino. Sostenía un vaso de vodka, que iba llenándose lentamente del agua que escurría del cielo gris. Las gotas de lluvia limpiaban su alma y la hacían sentir menos desdichada; menos culpable.
Suspiró y se llevó otro trago a la boca. Siempre se preguntaba qué hubiera pasado si ese lunes de invierno, ella hubiese reaccionado de otra forma. Si en vez de explotar por un tonto detalle, ella no hubiera soltado gritos y maldiciones. A veces, se intentaba justificar con que el trabajo la tenía estresada, pero en el fondo de su corazón sabía que eso era falso. Simplemente aquel día había despertado de mal humor y se había desquitado con su marido y sus hijos. Era una vedad muy simple y que provocaba un profundo pesar en ella.
Ahora podía notar esos detalles.
Si en vez de gritarles por haber roto un cristal y unos jarrones, se hubiera unido a ellos y jugado la guerra de bolas de nieve que se llevaba a cabo en el patio del hogar, nada malo habría ocurrido. Pero ella se había empecinado en culparles. Les exigió que repararan el daño hecho y que tenían que ir a comprar los adornos rotos ya mismo. Ella se negó rotundamente cuando su esposo se dispuso a ir a la tienda de antigüedades él solo. Creyó, equivocadamente, que para que los niños aprendieran a ser responsables, debían de acompañarlo. Los tres se montaron en la camioneta y partieron mientras ella los miraba, aun molesta, desde el umbral de la puerta. La tienda de antigüedades estaba a diez minutos, pero ellos no regresaban. Pasó media hora y empezó a preocuparse. Pasó una hora y comenzaba a oscurecerse. No dejaba de mirar a cada rato la calle esperanzada en volver a ver las luces de los faros de la camioneta, pero no había rastro de ellos.
Cuando por fin se decidió a salir a buscarlos, escuchó que tocaban el timbre y bajó corriendo desde su habitación aliviada. Pero al ver el rostro de Tom, el alguacil del pueblo, supo que no traía buenas noticias y al escuchar lo que tenía que decirle cayó de rodillas, sin fuerzas, en el suelo.
Martha observaba el agujero en el cristal y sabía que aquella pequeña perforación era infinitamente más grande en su corazón y que su alma al igual que aquel frágil cristal jamás podría volver ser el mismo.
#freewritehouse #pic1000 #contest #pictureprompt #creative-writing #innerblocks
Foto suministrada por @Freewritehouse tomada de Pixabay
Martha would look at the window pane and remember the times when the house was a room of games, laughter and happiness. Times when every day she could smile and thank God for the joy of having a family. A loving and caring husband. Children who were studious and joyful. Distant times of a life that radiated light and now only gave off sadness and melancholy.
Sitting on a lazy chair in the middle of the yard, Martha saw that broken window and sank into a pit of sad memories. She was plagued by depression. Now she lived alone. And she spent the gray afternoons of that summer torturing herself with images of a painful past. She didn't care that it was pouring rain that day. Very few things had any meaning in her existence anymore. Everything precious had been taken away from her by fate. She held a glass of vodka, which was slowly filling up with water dripping from the gray sky. The raindrops cleansed her soul and made her feel less wretched; less guilty.
She sighed and took another swig to her mouth. She always wondered what would have happened if on that winter Monday, she had reacted differently. If instead of exploding over a silly detail, she hadn't let out screams and curses. Sometimes she tried to justify herself by saying that work was stressing her out, but deep in her heart she knew that was false. She had simply woken up that day in a bad mood and had taken it out on her husband and children. It was a simple truth and one that provoked deep regret in her.
Now she could notice those details.
If instead of yelling at them for breaking glass and vases, she had joined them and played the snowball fight in the backyard, nothing bad would have happened. But she had stubbornly blamed them. She demanded that they repair the damage done and that they had to go buy the broken ornaments right away. She flatly refused when her husband set out to go to the antique store by himself. He believed, mistakenly, that in order for the children to learn responsibility, they had to accompany him. The three of them got into the van and drove off as she watched them, still annoyed, from the doorway. The antique store was ten minutes away, but they did not return. Half an hour passed and she began to worry. An hour passed and it was starting to get dark. She kept looking up and down the street hoping to see the headlights of the van again, but there was no sign of them.
When she finally decided to go out to look for them, she heard the doorbell ring and ran downstairs from her room relieved. But when she saw the face of Tom, the town sheriff, she knew he did not bring good news, and when she heard what he had to tell her, she fell to her knees, limp, on the floor.
Martha looked at the hole in the glass and knew that the small puncture was infinitely bigger in her heart and that her soul, like the fragile glass, could never be the same again.
#freewritehouse #pic1000 #contest #pictureprompt #creative-writing #innerblocks
Photo provided by @Freewritehouse taken from Pixabay
Translated with www.DeepL.com/Translator
Firma creada en CANVA