El doctor entra a la habitación donde los familiares del paciente se encuentran reunidos y llorando. Mira a Elijah y Susan, con unos ojos apagados. No le gusta la noticia que tiene que darles. Pero debe cumplir con su deber. Son los reglamentos del hospital.
—Lamento comunicarles que la Junta ya ha decidido y el resultado no es favorable.
Elijah lo mira con rencor. Sabe que detrás de esa apariencia circunspecta y esa bata blanca impoluta, se esconde otro doctor que ha votado en contra de mantener a su hermano conectado a la máquina. Susan, también cree lo mismo, pero sujeta suavemente el brazo de su hermano.
—Entendemos lo que nos quiere decir, Doctor—le dice al médico con una voz llena de tristeza, pero acostumbrada ya a este tipo de vejámenes. — ¿Nos puede dar unos minutos para despedirnos de él?
El galeno asiente y se retira.
—Lo sentimos mucho, hermanito—le susurra Susana al cuerpo, que ha estado en coma durante dos semanas, por el cual han rezado noche y día. Le acaricia el ensortijado cabello reseco y le propina un afectuoso beso en la frente.
Ella siente que ya no tiene fuerzas para seguir aguantando esta situación, las rodillas le tiemblan y Elijah la sujeta para que no caiga. Quieren irse con la frente en alto. Quieren irse y recordar a su hermano durmiendo ese largo sueño y no sin la chispa de vida extinta. Quieren irse sin darles el gusto a esos doctores de verlos llorar por otro hombre de color que no les importa lo más mínimo. Quieren al menos presumir de una dignidad que las leyes y la sociedad se han encargado de menguar cada día durante tantos años. Quieren que los doctores, los mismos que han votado que su hermano sea desconectado porque necesitan el equipo de respiración asistida para una familia blanca, vean que ellos también son seres humanos.
Al salir, ven a los médicos reunidos fingiendo un pesar que les es tan falso como el juramento hipocrático que años atrás juraron cumplir. Ven a los blancos con ese aire altivo y egoísta propio de los acaudalados que siguen segregando racialmente en Alabama. Ven a las enfermeras y estas les devuelven una mirada de desprecio.
No se han alejado mucho cuando escuchan un grito. Al girar, ven que algunos médicos han entrado a la habitación que poco antes habían desocupado.
—¡Ha despertado!—grita Susana emocionada. Por fin su querido hermano ha despertado de ese largo sueño en Alabama.
Invito a @cethzalez a participar en este certamen (https://peakd.com/hive-192096/@topfivefamily/anunciando-los-ganadores-del-concurso-observa-piensa-escribe-iniciando-el-nuevo-09-04-2022-hasta-el-16-04-2022) organizado por @topfivefamilly
Firma creada con CANVA