Nohemí
Necesito hablar de algo que me está quemado, el arma le comenta Nohemí a su taza de café que destila vapor color bronce oscuro, esta situación donde se metió mi hijo Mario José.No me complace para nada solo por estar en la honda de la gente chévere todavía lo escucho, déjame vivir mi vida.
Ahora el estar lejos del y no poder disfrutar de esta taza de café en su compañía es un dolor que me camina por todo el cuerpo, dejando huellas todos los días más profundas.
Nunca para de estar en mi mente esos maltratos, gritos e insultos que estoy segura de que vive mi hijo día a día en ese mundo, si porque ese es otro mundo, el mundo militar, como lo hace llamar él, un mundo de machos de verdad.
Presente tengo como si fuera hoy ese día que lo entregamos en las manos de ese comandante, tal cual nos entregan una bandeja de carne fresca que nos recibió con una carcajada ja, ja, ja!... sarcásticamente.
Bienvenido al servicio militar, da los primeros pasos en esta tierra de hombres con mente amplia de servir a su patria.
Si de hombres dominados por los pensamientos de sus superiores donde pensar diferente es un delito pagado muy caro, oh dígame ese día de la visita esos 3 meses que espere para poder ver sus ojos otra vez.
Tengo marcada en mi memoria tal cual como marcaron con un cincel esa piedra que decía “Cuando el clarín de la patria llama, hasta el llanto de la madre calla, Simón Bolívar.
Calla mi llanto, nunca callará que no manifieste mi dolor, no quiere decir que no lo sienta, Mario José, tu patria, no te llamo, tú te buscaste por estar con esa mala junta y no hacer caso a los consejos.
Ahora no sufres tú solo, sino toda tu familia, con solo saber que te puedo ver, no cuando yo quiera, sino cuando se pueda, hijo mío, solo le pido a dios que esta angustia termine pronto y puedas ser un hombre libre de toda manipulación y de verdad valores en amor de tu madre.