Para sacarme de mis conocimientos básicos y empíricos de música, que tenía a mis veintitantos años, ya activo con el grupo Los Cañoneros, recurrí a Gerry Weil, pues con él estudiaban todos los músicos que yo conocía.
Siempre me gusta hacer la analogía, que así como mi padre (Humberto Orsini) fue el maestro de teatro de varias generaciones de venezolanos que se dedicaron a ese oficio; lo mismo pasaba con Gerry en el campo de la música. Durante muchos años era imposible conseguir a un músico en Caracas, que no hubiera estudiado con él.
Aparte de darme todos los conocimientos para poder dedicarme a ser arreglista y desarrollar mi carrera como músico, fue él quien me convención de que me metiera en la tecnología y como sabía que ambos compartíamos la pasión por las computadoras de Apple, me convención para hacer negocio por el programa Digital Performer, que fue el primer estudio Midi profesional para Mac y desde allí entré en ese mundo.
Por supuesto, él se convirtió en mi mentor en ese campo y allí teníamos conversaciones telefónicas hasta altas horas de la noche resolviendo las trabas que se presentaban.
Lo que nunca logró convencerme fue que me dedicara al piano, a pesar de mucho insistir.
Ya es un lugar común decir que Gerry era más venezolano que la arepa, a pesar de su acento austríaco que nunca se pudo quitar. Parte de su venezolanidad está plasmada en la discografía que dejó, llena de merengues venezolanos y de paisajes de nuestra tierra.
Aunque su pasión mayor siempre fue el jazz, también nos enseñó a todos que la música no tiene límites y que no hay que ponerse frenos. Pero además Gerry no se limitaba a ser un profesor de música, era un profesor de vida, sobre todo predicando con el ejemplo.
A sus 85 años, alzó el vuelo para convertirse ahora en una leyenda y deja una infinidad de hijos musicales, que al seguir haciendo música, le estaremos rindiendo un homenaje eterno.
¡Buen viaje, Maestro!
To take me beyond my basic and empirical knowledge of music, which I had in my early twenties, already active with the group Los Cañoneros, I turned to Gerry Weil, as all the musicians I knew studied with him.
I always like to make the analogy that just as my father (Humberto Orsini) was the theater teacher for several generations of Venezuelans who dedicated themselves to that craft; the same was true for Gerry in the field of music. For many years, it was impossible to find a musician in Caracas who had not studied with him.
Aside from giving me all the knowledge to dedicate myself to being an arranger and developing my career as a musician, he was the one who convinced me to get into technology, and since he knew we both shared a passion for Apple computers, he persuaded me to do business with the Digital Performer program, which was the first professional MIDI studio for Mac, and from there, I entered that world.
Of course, he became my mentor in that field, and we had late-night phone conversations resolving the hurdles that arose.
What he never managed to convince me of was to dedicate myself to the piano, despite his persistent efforts.
It's a common saying that Gerry was more Venezuelan than arepas, despite his Austrian accent that he could never shake off. Part of his Venezuelan identity is reflected in the discography he left behind, filled with Venezuelan merengues and landscapes of our land.
Although his greatest passion was always jazz, he also taught us all that music has no limits and that there is no need to put on the brakes. But Gerry was not just a teacher of music, he was a teacher of life, especially by leading by example.
At the age of 85, he took flight to become a legend and leaves behind an infinite number of musical children, who by continuing to make music, will pay him an eternal tribute.
Safe travels, Maestro!
El Mensaje - Gerry Weil Feat. Apache
El Mensaje - Gerry Weil Feat. Apache
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By @ylich