En el noroeste de Manhattan existió una historia que cambio a toda mi familia.
Éramos la típica familia “perfecta”, hijo deportista, hija inteligente, madre ama de casa, padre empresario, todas unas personas correctas. Nunca generábamos ni un mal pensamiento en las calles.
Claudia Murray, era nuestra vecina nueva, había huido de una situación difícil de México y se acobijo aquí, sola y sin hijos, su familia había muerto en frontera y ella se encontraba triste. Pasaron meses para que ella saliera de su luto en casa, y apenas comenzaba a familiarizarse con el resto del mundo.
Mi madre como era la que más permanecía en casa, la convidaba a quedarse allá un par de horas para hacerse mutua compañía, pues mamá se quedaba sola en casa hasta que saliéramos del colegio, le iba bien una nueva amiga. Habían días en los que se quedaba a cenar, pasaban horas charlando en la sala, hasta que se hizo costumbre la presencia de ella en nuestro hogar.
La vida sonaba como aves a través de la ventana, después de un año nos volvimos todos inseparables. Hasta el día en el que consiguió pareja, Sergio Smith amigo de mi padre. Aparentemente el hombre la había visto en nuestra casa, así que convenció a mi padre de que se la presentara, y aunque a él no le parecía la idea accedió tiempo después.
No había pasado mucho tiempo cuando ya había acaparado la agenda de nuestra vecina, dejo de venir seguido y comenzó a ser distante. Empeoro el día en el que Sergio le propuso llevarla a su casa para “formalizar” su relación y llegar hasta un altar.
Lo ocurrido después no facilito las cosas, aunque accedió a irse pidió quedarse un mes más para despedirse, pues él vivía casi al otro lado del país. Pasaban los días y aunque seguía viviendo a nuestro lado, ella ya casi no iba a la casa como antes, no quería hacerse costumbre de nuevo, volvió al encierro donde ya nadie la veía. A pocos días de irse. Mi madre decidió hacer algo por ella, una cena de despedida.
Mi madre tenía todo planeado, solo faltaba la presencia de ella en nuestra cena. Se habló poco, lo cual era impresionante habían días en los que ni se callaban tan solo un poco, ella solo estaba ahí comiendo, algo la molestaba pero no lo menciono en ningún momento. Esa noche acabo y ella se fue, todos nos despedimos melancólicos, pero sabíamos que sería feliz.
Paso un mes de esa cena cuando fue reportada la desaparición de Claudia Murray, nadie sabía cuándo había sido la última vez que había sido vista. La policía llego y comenzó desmantelar nuestra casa. El oficial Johnson nos advirtió de una demanda hecha por un conocido de nosotros, sobre el secuestro y el posible homicidio de Claudia Murray, donde la persona aseguraba que nosotros estábamos implicados. Mi papá se indignó por lo que el oficial decía, todos decidimos investigar por nuestra cuenta, y saber quién era la persona que buscaba inculparnos por su desaparición.
In northwest Manhattan there was a story that changed my entire family.
We were the typical “perfect” family, sporty son, intelligent daughter, housewife mother, businessman father, all correct people. We never generated a bad thought in the streets.
Claudia Murray, was our new neighbor, she had fled from a difficult situation in Mexico and took shelter here, alone and without children, her family had died on the border and she was sad. It took months for her to come out of her mourning at home, and she was just beginning to get acquainted with the rest of the world.
My mother, as she was the one who stayed at home the most, invited her to stay there for a couple of hours to keep each other company, because mom stayed home alone until we left school, she was doing well with a new friend. There were days when she stayed for dinner, they spent hours chatting in her living room, until her presence in our home became customary.
Life sounded like birds through the window, after a year we all became inseparable. Until the day he found a partner, Sergio Smith, a friend of my father. Apparently the man had seen her at our house, so he convinced my father to introduce her to him, and although he didn't like the idea, he agreed some time later.
It hadn't been long before he had already monopolized our neighbor's agenda, he stopped coming often and began to be distant. It got worse the day Sergio proposed to take her to her house to “formalize” her relationship and get to an altar.
What happened later did not make things any easier, although she agreed to leave, she asked to stay another month to say goodbye to her, since he lived almost on the other side of the country. The days passed and although she continued to live by our side, she hardly went home like she used to, she did not want to become a habit again, she returned to the confinement where no one saw her anymore. A few days after she left. My mother decided to do something for her, a farewell dinner for her.
My mother had everything planned, the only thing missing was her presence at our dinner. Little was said, which was impressive, there were days when they didn't even shut up for a bit, she was just there eating, something bothered her but she didn't mention it at any time. That night ended and she left, we all said goodbye sadly, but we knew she would be happy.
A month passed from that dinner when Claudia Murray was reported missing, no one knew when the last time she had been seen. The police arrived and began to dismantle our house. Officer Johnson warned us of a lawsuit made by an acquaintance of ours, about the kidnapping and possible murder of Claudia Murray, where the person claimed that we were involved. My dad was outraged by what the officer said, we all decided to investigate on our own, and find out who was the person who was trying to frame us for her disappearance.
Contenido: Original de @zpnohad
Imagen: Obtenida en Pixabay Editada en canva.
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