Quinto aniversario
I
Caminando por Rivadavia y Nazca,
en la ciudad de Buenos Aires,
planeta Tierra,
universo 312, exactamente;
dimensión de los seres
que denotan el hábito de planificar
(hay otros que se dejan llevar,
simplemente:
son permanentes y espontáneos),
ahora las sensaciones se confunden.
Antes,
soliendo dialogar con estos últimos,
mi orientación fluía, certera.
—Toda vez que el amor llame a tu puerta,
pídele que se defina a sí mismo
en lugar de abrirle pronto,
porque si de cualquier modo procura entrar,
habrá exhibido su mayor secreto:
habrá revelado qué es.
Sin embargo,
él no acostumbra golpear puertas:
actúa con impronta sutil.
—¿Entonces?
—Solo recíbelo,
en el instante infinito en que se descubra;
acéptalo,
inmóvil y constante;
imperceptiblemente,
con fugacidad cíclica.
II
Si detengo la marcha,
un árbol rociará sobre mí
sus semillas primaverales
(que contienen la esencia molecular
de tres o cuatro galaxias lejanas).
De acelerar el paso,
probablemente aquel abejorro
se sentirá intimidado
y querrá hacer uso de su aguijón descartable,
si lo posee;
o pisaré la señalada baldosa suelta
desencadenando una serie de acontecimientos
que quizás no deban ocurrir.
—Todo está bien así—
le decía yo,
a ella,
ansiosa,
intempestiva.
III
—Recordemos esa noche mágica:
adentro, nosotros, colisionando
como dos electrones
de un único átomo.
Además,
en el interior de cada uno,
habita otro mundo,
que deseábamos mezclar.
»Mientras afuera
los árboles lloraban su polen
(en caso de que lo tengan)
al viento.
Y aún más allá,
cierta estrella
se quejaba de su soledad
emitiendo una luz encandilante
cuando, imagino,
ese astro de devenir distinguido
se le acerca
y comparten sus fuegos.
¿Coincidencia?
¿O destino?
Fifth anniversary
I
Walking along Rivadavia and Nazca,
in the city of Buenos Aires,
planet Earth,
universe 312, exactly;
dimension of beings
that denote the habit of planning
(there are others who let themselves go,
simply:
they are permanent and spontaneous),
now the sensations are confused.
Before,
I used to dialogue with the latter,
my orientation flowed, certain.
“Whenever love comes knocking at your door,
ask it to define itself
instead of opening it early,
because if in any way it tries to enter,
it will have exhibited its greatest secret:
it will have revealed what it is.
However,
he is not in the habit of knocking on doors:
he acts with subtle imprinting.”
“So?”
“Just receive it,
in the infinite instant in which it is discovered;
accept it,
motionless and constant;
imperceptibly,
with cyclic fleetingness.”
II
If I stop the march,
a tree will sprinkle on me
its spring seeds
(containing the molecular essence
of three or four distant galaxies).
If I quicken my pace,
that bumblebee will probably
will feel intimidated
and will want to make use of its disposable stinger,
if he has one;
or I'll step on the designated loose tile
triggering a series of events
that perhaps should not occur.
“It's all right like this,”
I said to her,
to her,
anxious,
intemperate.
III
“Let's remember that magical night:
inside, us, colliding
like two electrons
of a single atom.
Moreover,
inside each one of us,
dwells another world,
which we wished to blend.
“While outside
the trees wept their pollen
(in case they have any)
to the wind.
And still further on,
a certain star
complained of its loneliness
emitting a dazzling light
when, I imagine,
that star of distinguished becoming
approaches it
and they share their fires.”
Coincidence?
Or destiny?
Fotografía / Photograph:
Publicación / Publication: pxhere.com
Licencia / License: De dominio público, CC0 / Public domain, CC0
Traducción / Translation: DeepL.com